ABAJO LAS EXPULSIONES EN EL PT

ABAJO LAS EXPULSIONES EN EL PT

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/58601-

La dirección del Partido de los Trabajadores de Brasil ha comenzado una serie de procedimientos para expulsar a un grupo de legisladores de la llamada izquierda del partido, al cual acusa de no acatar la orientación oficial, en especial con relación al proyecto de ley que liquida derechos previsionales de los trabajadores, establece impuestos a los jubilados del sector público y da los primeros pasos para privatizar el conjunto del sistema. La reforma jubilatoria es una vieja aspiración de la burguesía, que pretende con esto aumentar el superávit fiscal para pagar la deuda externa y subsidiar a costo cero la formación de nuevo capital.

La tentativa de expulsión ha creado, en primer lugar, un escándalo nacional, porque ha servido para darle más proyección al abandono del programa por parte del gobierno de Lula. La fidelidad de los disidentes a ese programa se ha convertido en el acta de acusación contra ellos. Se ha creado la curiosa situación de que para ser reconocido como afiliado del PT es necesario violar su programa. En el “mejor” estilo estalinista, la dirección oficial se encuentra incluso negociando la posibilidad de que los disidentes “abjuren” de sus posiciones o al menos hagan mutis por el foro por un tiempo. Una tentativa de este tipo se está realizando con la corriente Democracia Socialista, afiliada al SU de la IV Internacional, para evitar la exclusión de la senadora de esta tendencia, Heloisa Helena. DS, claro, tiene un ministro en el gabinete, nada menos que en la cartera de Desarrollo Agrario. Algunos diputados disidentes han insinuado que votarían exclusivamente contra el articulado de la ley que grava los montos jubilatorios, o sea que podrían dar su voto al proyecto en general. Algo parecido a lo que han hecho algunos de estos diputados al votar a favor de la enmienda constitucional que habilita la autonomía del Banco Central, mientras declaraban que votarían en contra del proyecto de ley que consagre esa autonomía en la práctica.

El bloque parlamentario del PT, de todos modos, ya ha separado a los disidentes de las responsabilidades que tenían asignadas en las comisiones legislativas. Por si todo esto fuera poco, el presidente del PT, José Dirceu, acaba de plantearles a todos los partidos que forman la coalición de gobierno que deben expulsar de sus respectivas filas a los diputados que no acaten la decisión de votar favorablemente la reforma previsional. El Partido Popular, de la derecha militar, se dio el lujo de rechazar la exigencia en nombre de los principios de la democracia.

La repercusión de la crisis del PT obedece también a que se conjuga con una acentuación de las pendencias entre las fracciones que apoyan al oficialismo. Otro elemento fundamental es que han surgido las primeras manifestaciones del fracaso de la política de “ajuste” económico, con un derrumbe de la producción industrial y un imparable aumento de la desocupación. La valorización del real mientras se desvaloriza el dólar deberá aumentar las dificultades de las exportaciones brasileñas. En resumen, se conjugan la descomposición del PT con las evidencias de una crisis potencial de gobierno.

Las amenazas contra los diputados disidentes han provocado muestras de solidaridad dentro y fuera de Brasil. Que las expulsiones tengan que ver con la privatización de las jubilaciones ha acentuado el movimiento de apoyo, porque en numerosos países (Francia, Alemania, Italia, España, incluso Brasil) los trabajadores se encuentran resistiendo medidas similares mediante grandes huelgas y manifestaciones.

Lo que debe resultar claro, sin embargo, es que la oposición a la expulsión de los disidentes no puede fundamentarse en cuestiones estatutarias, por respetables que éstas sean. No es este punto tampoco lo que va a decidir el desenlace de la crisis del PT, sino su contenido político; el PT no es un partido revolucionario ni tampoco realmente independiente de la burguesía, de modo que solidarizarse con aquellos que no quieren ser expulsados del PT implica, para quienes defienden posiciones revolucionarias, una cierta contradicción. El asunto es en nombre de qué política se defiende el reclamo de los acusados de seguir perteneciendo a su partido. La solidaridad contra la expulsión, al margen de un planteo político de conjunto, se limitaría a una defensa del statu quo, o sea la defensa del gobierno burgués que encabeza Lula. El choque que lleva al planteo de las expulsiones supera los límites estatutarios del PT porque tienen que ver con conquistas fundamentales de la clase obrera. Este choque importa solamente por la vinculación con una lucha más general y está condicionado por esta lucha general.

La cuestión es ésta: la defensa de esas conquistas pasa por exigir la ruptura de Lula y del PT con la burguesía y con el imperialismo; o sea que pasa por exigir la expulsión del gobierno de los ministros y funcionarios capitalistas y por la convocatoria a congresos de bases de las organizaciones obreras y campesinas para que ellas definan el programa de un gobierno realmente independiente del capital. Sorprende, por esto, que algunas organizaciones de izquierda reclamen que los diputados disidentes rompan con el PT para formar un partido nuevo, que declaradamente sería una versión original del PT, no un partido revolucionario, sin máculas de traiciones. Esto sería lo que quiere, precisamente, la dirección petista oficial. La consigna estratégica del período, o sea la ruptura del PT con la burguesía y la formación de un verdadero gobierno obrero y campesino, sería simplemente ignorada.

Los miembros del Partido Obrero participamos de la campaña de firmas y actividades que se está desarrollando contra las expulsiones del PT de los legisladores que defienden las conquistas jubilatorias de los trabajadores en Brasil, en nombre de una política que exige la ruptura del PT con la burguesía, la expulsión de los ministros y funcionarios capitalistas del gobierno de Lula y la formación de un gobierno de las organizaciones obreras y campesinas.