POR LA REFUNDACIÓN DE LA IVA INTERNACIONAL

POR LA REFUNDACIÓN DE LA IVA INTERNACIONAL

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/51383-

El capitalismo mundial se encuentra actualmente ante una extraordinaria impasse. Durante las últimas semanas, la generalización de la crisis financiera internacional ha destruido la idea de que el llamado ‘neoliberalismo’ sería capaz de resolver las contradicciones del capitalismo por un largo período histórico. El colapso de los Estados obreros (degenerados) de la ex Unión Soviética y Europa del Este inyectó una gran dosis de confianza en los capitalistas, lo que constituyó la base política del incontrolado proceso de especulación financiera de los últimos años. Los cada vez peores ‘crashes’ de los mercados de valores, la fuga de capitales y la crisis política derivada de esta situación, muestran claramente la base ilusoria de todo este proceso. En sólo una década, el ‘neoliberalismo victorioso’ ha agotado sus posibilidades y es incapaz de realizar sus promesas de un desarrollo capitalista progresivo y pacífico.

Esta crisis tiene su raíz en la naturaleza del capitalismo y su período de irreversible declinación histórica. Los mal llamados ”treinta gloriosos años”, en realidad, expandieron la base parasitaria del capital financiero y exacerbaron el desarrollo desigual de su sistema internacional, que ha conducido ya a dos guerras mundiales. En medio de esta crisis, el capital intentó escapar a sus contradicciones mortales por medio de la ‘globalización’. Esto condujo a la virtual eliminación de una serie de economías nacionales, desde entonces ligadas al dólar, la moneda de reserva internacional.

Las características típicas del capitalismo —exacerbado desarrollo desigual y opresión de los países atrasados— lo han llevado al paroxismo. La especulación y el endeudamiento monstruosos revelan la contradicción entre la posición dominante de los EE.UU. en el mundo y la economía mundial como tal. La crisis de superproducción agudiza la competencia internacional, provocando devaluaciones, una tras otra, que hacen explotar la ‘magia de la dolarización’. En el cuadro de la ‘globalización’, puede verse la clara tendencia a la fragmentación del mercado mundial, exacerbada por la rivalidad interimperialista.

La generalización de la crisis financiera revela la base puramente especulativa del proceso en curso. La devaluación de las monedas y capitales cuestiona los programas de privatización en los estados capitalistas, los países atrasados y los ex ‘países socialistas’. La crisis de las Bolsas y la fuga de capitales produjeron la pérdida de todo lo acumulado en años de privatizaciones y expoliación, en apenas unas horas. La perspectiva es una deflación económica y una depresión en el largo plazo. El colapso de la ‘pirámide’ albanesa fue sólo la primera señal del colapso de la pirámide de Wall Street.

El capitalismo mundial carece de una salida progresiva y estable, incluso en el corto plazo. Bajo presión, sólo puede descargar el peso de sus contradicciones sobre las espaldas de los trabajadores —a través de la desocupación, la ‘flexibilidad’ laboral, rebajas salariales y recortes de los servicios públicos y gastos sociales—, sin lograr encontrar una salida a su crisis por esta vía.

La descomposición capitalista pone de relieve la actualidad de la revolución proletaria mundial. Para la lucha de la clase obrera, el período de las soluciones parciales o de corto plazo pertenece al pasado. Sólo la acción internacional de las organizaciones obreras contra el desempleo y la superexplotación abre una perspectiva realista. La reorganización de la economía mundial sobre una nueva base social se plantea no sólo como una necesidad histórica, sino también como una necesidad inmediata.

 

II

 

La destrucción de los Estados obreros burocráticamente deformados, hipotéticamente podría permitir al imperialismo ir lejos en la estabilización de su sistema, a través de la completa restauración del capitalismo en estos países y su transformación en semicolonias superexplotadas. Pero para esto existen obstáculos insuperables, así como los hay para los otros elementos de una hipotética re-estabilización del imperialismo: ‘reestructuraciones’ en los países capitalistas avanzados, penetración neoliberal en las semicolonias, atenuación de las rivalidades interimperialistas a través de acuerdos globales sobre el libre flujo de bienes y capitales, y la explotación de los avances tecnológicos de los últimos 25 años.

El imperialismo querría completar el proceso de restauración capitalista, convirtiendo a los ex Estados obreros en semicolonias. Pero no tiene los medios económicos o político-militares para hacerlo, a excepción de los países más avanzados de Europa del Este.

Las viejas y nuevas elites de los antiguos estados obreros querrían completar el proceso de restauración capitalista, convirtiéndose ellas mismas en una oligarquía financiera a la cabeza de nuevos estados imperialistas.

La perspectiva para la ex Unión Soviética, Europa del Este, China y el resto de los antiguos Estados obreros es de una profundización de la crisis y el incremento de la resistencia obrera, a medida que continúa el proceso de restauración capitalista.

Mientras que pueden diferir las valoraciones acerca de cuán lejos ha ido el proceso de restauración capitalista en estos países, está claro que en muchos de ellos —ciertamente en la ex Unión Soviética y China— este proceso no puede ser completado pacíficamente. La concreción de las ambiciones tanto del imperialismo como de las clases capitalistas emergentes en estos países, requeriría el uso de la violencia en una escala terrible —dictaduras militares, fascismo, conflictos nacionales y guerra.

El imperialismo había esperado que la restauración capitalista en los ex Estados obreros pudiera ayudarlo a reestabilizar su sistema. Pero los regímenes stalinistas de estos Estados eran un importante elemento en el equilibrio establecido después de la segunda guerra mundial. Su destrucción ha tenido y tendrá un efecto profundamente desestabilizador en el capitalismo mundial.

 

III

 

Todo el período de ataques neoliberales en los 80 y 90 se ha cerrado con el total fracaso económico y político del neoliberalismo. Como resultado, una serie de gobiernos neoliberales de derecha ha caído, incluyendo al thatcherismo en Gran Bretaña, que inició internacionalmente la ofensiva neoliberal.

Todas las formas de dominación política del capital enfrentan una profunda crisis. Las antiguas formas burocráticas de mediación de las contradicciones entre capital y trabajo, a través de intermediarios reformistas y/o stalinistas, han colapsado. La bancarrota del stalinismo después de 1989 es irreversible. La socialdemocracia, por su parte, se está desintegrando políticamente, en la medida en que las bases materiales para las políticas keynesianas y las concesiones reformistas han sido destruidas por la crisis.

Como consecuencia de esta impasse histórica del capitalismo y de la incapacidad de las burocracias para cumplir su rol con los antiguos métodos, el capitalismo gira hacia nuevas formas de control político de las masas. La colaboración de clases es nuevamente vital para sus fines. Es movilizada en nuevas alianzas del tipo de los ‘frentes populares’, bajo la rúbrica diversionista de coalición de ‘centro-izquierda’.

El ‘centro-izquierda’ es muy diferente de los bloques políticos del mismo nombre en el período de posguerra. Entonces, sus maniobras estaban basadas en medidas keynesianas y concesiones. Ahora, no hay ningún keynesianismo o reformismo, sino las más brutales medidas del neoliberalismo, que deben ser impuestas a las masas por los gobiernos de sus propios representantes políticos.

Estos nuevos frentes populares de colaboración de clases tienen, además, otra diferencia cualitativa con los frentes populares del pasado. Entonces estaban conectados, en una forma u otra, con la burocracia stalinista de la URSS, y usurpaban el prestigio de la Revolución de Octubre para maniatar a la clase obrera al orden burgués y aplastar sus aspiraciones revolucionarias.

Luego de la caída del muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética y del giro abierto de las burocracias stalinistas hacia la restauración capitalista, los nuevos frentes populares de ‘centro-izquierda’ no sólo no tienen ninguna conexión o referencia con la Revolución de Octubre, sino que, por el contrario, organizan sus traiciones en nombre del ”fracaso de la Revolución de Octubre y del comunismo” y de ”la clausura del ciclo histórico abierto en 1917”, etc.

En este esfuerzo ideológico, tienen la ayuda directa no sólo del imperialismo y de las fuerzas burocrático-restauracionistas, sino además de los elementos desmoralizados de la antigua ‘extrema izquierda’ en el mundo capitalista, que se mueven rápidamente hacia la derecha.

La ‘democracia pura’, como una alternativa fraudulenta al famoso ‘fracaso del comunismo’, se convierte en el grito de unidad de la contrarrevolución. El objetivo de los promotores burgueses de la democracia no es un ideal democrático supra-clasista, sino paralizar a la clase obrera, debilitar la resistencia popular, imponer la contrarrevolución neoliberal contra las condiciones de vida y derechos sociales de las masas obreras.

El frente popular de hoy, en contradicción con el del pasado, es una agencia anticomunista ‘social-neoliberal’ abierta del imperialismo.

Así como el propio neoliberalismo ha fracasado en enfrentar la crisis económica, también los frentes populares de ‘centro-izquierda’ están condenados al fracaso. La cuestión crucial es si serán derrotados por la revolución socialista, o si fuerzas de extrema derecha de tipo fascista capitalizarán su bancarrota.

 

IV

 

Es urgente para la clase obrera internacional, en esta nueva situación mundial, armarse con una organización revolucionaria, una estrategia, un programa y una teoría en una escala mundial. El desafío en el umbral del milenio, en las nuevas condiciones históricas mundiales, sólo puede ser encarado por una Internacional obrera revolucionaria.

Una Internacional de esta clase sólo puede ser construida como continuación de la Revolución de Octubre y el Marxismo revolucionario. Es decir, sólo puede ser la Cuarta Internacional, incorporando todas las experiencias de este siglo.

En la lucha por superar el pasado en una dramática nueva situación mundial, llamamos a realizar una campaña internacional en todo el movimiento obrero mundial por una conferencia internacional para discutir la refundación inmediata de la Cuarta Internacional.

Un gran paso adelante en la lucha por la Internacional Obrera

Pasaron sólo ocho meses desde que el Partido Obrero propusiera a un conjunto de organizaciones trotskistas iniciar una campaña por la refundación inmediata de la IVª Internacional. En Génova, Italia, a mediados de marzo pasado, varias organizaciones y partidos hicieron suya esta moción. El acuerdo quedó plasmado en un breve documento de principios, que sostenía la defensa de la dictadura del proletariado, la caracterización de los frentes populares como instrumentos de la contrarrevolución, la necesidad de superar al llamado secretariado unificado de la IVª Internacional, el planteo de la revolución social en los ex estados obreros que sufren un proceso de restauración capitalista, y la necesidad de abordar la lucha de masas frente a la crisis mortal del capitalismo mediante un sistema de reivindicaciones transitorias.

La reunión de Génova tuvo el enorme acierto de desechar la formación de una nueva tendencia internacional, que sólo podría servir para una fragmentación mayor del confuso movimiento revolucionario y, lo que es peor, sustituir la lucha por la reconstrucción de la IVª Internacional por un bloque de inevitables características sectarias. Los participantes en la reunión de marzo señalaron el conjunto de factores que hacían actual y obligatoria la lucha por la refundación inmediata de la IVª Internacional, entre los que se destacaban el irrecuperable agotamiento del llamado SU y del método de formación de tendencias supuestamente opositoras y supuestamente internacionalistas, y el ingreso a una etapa de creación de situaciones revolucionarias, como consecuencia de la agudización extraordinaria de la crisis capitalista mundial y de la tendencia a la rebelión popular que ya se estaba manifestando en diferentes partes del mundo.

A principios de noviembre tuvo lugar una nueva reunión internacional, que se caracterizó por un conjunto de avances políticos. Por un lado, el partido obrero revolucionario de Grecia, que había asistido como observador a Génova, se incorporó decididamente a la campaña internacional, por un mandato expreso de su comité central. El POR de Grecia es una organización con fuerte implantación en el proletariado del país y con una tradición igualmente fuerte en la lucha de las masas de los últimos treinta años. Dentro del llamado movimiento trotskista, actuó largo tiempo en la corriente ”healista” (por el nombre de su máximo dirigente, el inglés Gerry Healy), con la cual rompió mucho antes de la completa desintegración de ésta. El POR tiene previsto para las próximas semanas la realización de su congreso nacional, que discutirá la plena incorporación del partido al movimiento por la refundación inmediata de la IVª Internacional.

El otro importante avance de la reunión consistió en la elaboración de una declaración sobre la situación mundial, que supera las limitaciones de los cinco puntos de Génova en lo que tiene que ver con la comprensión que ofrece del momento histórico actual. Un desarrollo más sistematizado y general de esta declaración constituiría una clara base programática para la discusión de una conferencia internacional que se proponga dar pasos decisivos en la refundación de la IVª Internacional.

El texto de esta declaración, que se publica en la presente edición de Prensa Obrera, debe ser objeto de un fuerte análisis y debate en las filas del Partido Obrero y de todos los activistas que se están planteando la lucha por la independencia política de los trabajadores. La construcción de un gran partido obrero en la Argentina es metodológicamente inseparable de la reconstrucción del partido de la clase obrera internacional.

Un tercer aspecto lo constituyó el progreso que se verificó en las posibilidades de una discusión y de una acción internacionales con la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), fundada hace cerca de quince años por Nahuel Moreno.

Los participantes de la reunión por la refundación de la IVª tomaron nota de un texto de 21 puntos que la LIT lanzó a fines del año pasado como base para una conferencia internacional. En el curso de la reunión se discutió la convocatoria de la LIT y se redactó una respuesta que detalla las principales divergencias con el documento y que expone también la política para refundar la IVª Internacional. Una delegación de tres miembros de la dirección de la LIT participó, invitada, a una fase de la reunión, durante la cual le fue volcado un análisis de los 21 puntos y se le hizo entrega de la respuesta correspondiente. Un dirigente de la LIT intervino para desarrollar las posiciones de su organización y valoró como positivo el método de los participantes. La delegación de la LIT entregó un documento para su conferencia, que tendría lugar en abril próximo, y prometió responder a la brevedad a la propuesta de participación que se les hizo en la reunión.

Las tres organizaciones que participaron en la reunión por parte de la Oposición Trotskista Internacional, no compartieron la totalidad de los términos de la respuesta a los 21 puntos y así se lo hicieron saber también a la LIT, a la cual, por esa razón, harían entrega a la brevedad de las aclaraciones correspondientes. La OTI lleva el nombre de ”oposición” porque actuó como tal en el SU y aún lo sigue haciendo en algunos países.

Todos los documentos a los que se ha hecho mención serán publicados en la revista En Defensa del Marxismo y, dentro de lo posible, se presentará una versión resumida en Prensa Obrera. La respuesta a la invitación que se formula en los 21 puntos de la LIT y los contactos para viabilizarla fueron una iniciativa del Partido Obrero de la Argentina.

En el curso de la reunión se volvieron a poner de manifiesto las divergencias entre la OTI y especialmente el PO, cuya clarificación podrá progresar en la medida que la OTI las vaya poniendo por escrito. Estas divergencias demuestran lo inadecuado de la propuesta de formar una tendencia internacional, que naturalmente habrían ahogado las grandes iniciativas que están en marcha.

Estas divergencias entre la OTI, de un lado, y el resto de las organizaciones, del otro, impidieron la aprobación de la respuesta a la carta que a todos los participantes del movimiento les enviara Lutte Ouvrière, la organización trotskista francesa, a mediados de mayo pasado. El texto de esa respuesta fue elaborado por los delegados del PO, luego de que se rechazara una propuesta de la comisión de trabajo respectiva. La decisión de no someter el texto a votación fue aprobada por unanimidad a propuesta del POR de Grecia, el cual dejó establecido, sin embargo, que el comité central de su organización había aprobado en términos generales la respuesta que escribiera Altamira en Prensa Obrera en junio pasado. El comité nacional del Partido Obrero deberá discutir el envío de la respuesta a LO, bajo su exclusiva responsabilidad.

Los avances que se han registrado en pocos meses en torno a un nuevo planteamiento político, la refundación inmediata de la IVª Internacional, aun entre organizaciones que tienen divergencias y tradiciones desiguales, revela la fuerza del planteo. La refundación inmediata de la IVª Internacional significa dos cosas fundamentales. Por un lado, establecer una línea demarcatoria definitiva con los planteos y las organizaciones democratizantes que se encubren con el ropaje del trotskismo o de la IVª Internacional; en algunos casos, el SU y otros, esta línea ya se encuentra definitivamente demarcada, en otros casos será necesario proceder a una discusión política. Por otro lado, significa plantearles a los luchadores de la clase obrera mundial la necesidad de organizar a la vanguardia en partido internacional sobre la base de un programa de salida a la descomposición capitalista, es decir, un programa de transformación socialista del régimen actual. El desarrollo desigual opera también dentro de la clase obrera y entre sus diferentes componentes nacionales, de modo que sólo la acción política internacional organizada permitirá una homogeneización y generalización de la lucha de clases, que son la condición para la victoria contra el capitalismo.