NO LLORES POR MÍ, ARGENTINA

NO LLORES POR MÍ, ARGENTINA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/51354-

Para los funcionarios fondomonetaristas que manejan la economía argentina, todo está perfectamente bien. Pero esta opinión no solamente es equivocada; se trata, por sobre todo, de un delito. La desinformación oficial simplemente apunta a que los pequeños ahorristas no tomen sus precauciones hasta que no quede nada para llevarse.

Para lo que resta del año, la industria automotriz ha virtualmente cerrado. A diferencia de 1995, esta vez la crisis industrial no necesitó que primero se produzca la crisis bancaria. Pero si se tiene en cuenta que los autos lideraron todo el ‘crecimiento’ de la producción en 1997, las consecuencias de los cierres y suspensiones son claras. La industria automotriz no ‘mueve’ solamente el valor de lo que produce; como es la que más está vinculada al crédito al consumo, a las redes de ventas y a la financiación bursátil, su parate deberá detener un movimiento comercial y financiero muchas veces superior al valor de su producción. Las inversiones en autopartes han quedado congeladas y, al menos según Ambito Financiero (17/11), ”los efectos más fuertes se verán en seis meses”.

El gobierno y los ‘empresarios’ fingen, por otro lado, que el sistema financiero está incólume, cuando se ha parado la renovación de las líneas internacionales de crédito y Argentina tiene que amortizar 20 mil millones de dólares en 1998. La crisis se nota en la suba de las tasas de interés, que no son mayores porque el Banco Central está subsidiando a los bancos con préstamos a seis meses (El Economista, 14/11). Todo esto significa que los créditos al comercio y a la producción se desacelerarán o caerán.

El gobierno se jacta, claro, de que los depósitos en los bancos suben en lugar de bajar, como ocurrió en 1995. Pero es significativo que crezcan los colocados en dólares y bajen los que están en pesos, y que también estén subiendo los depósitos a treinta días y bajen los de plazos más largos. De cualquier manera, el aumento de los depósitos en los bancos no lo realiza el público, sino las AFJP, que les sacan compulsivamente 400 millones de dólares a los trabajadores todos los meses. Las AFJP están retirando el dinero de la Bolsa y llevándolo a los bancos, de modo que el incremento de los depósitos está empeorando el patrimonio que los bancos tienen en acciones y títulos públicos. En 1995 todavía no actuaban las AFJP. Ha sido publicado en todos los diarios, sin embargo, que la caída bursátil ha provocado pérdidas a los aportistas a las AFJP por más de 400 millones de dólares. En definitiva, el laburante banca todo y es para esto que se concibió la jubilación privada.

No contento con todo esto, el FMI exige aumento de impuestos, incluso si hay recesión, para garantizar el pago de la deuda externa. Es decir que se agravará la crisis industrial y bancaria. La demora en firmar el acuerdo con el Fondo es una medida de la hondura de la crisis, ya que éste exige una firma bi-partidaria en la aplicación de este enésimo ajuste.