BALANCE POLÍTICO DE UN GRAN 24 DE MARZO
“Estamos en temporada alta”, opinó ayer un alcahuete que oficia de periodista, para referirse a la serie de movilizaciones que comenzaron los docentes y tuvo una expresión enorme en la conmemoración del 24 de Marzo. Expresaba de este modo la expectativa del oficialismo de obtener un reflujo acentuado de las luchas luego del paro del 6 de abril que convoca la CGT Carlos Acuña, el burócrata de estacioneros y triunviro cegetista se expresó en la misma onda cuando atribuyó al paro nacional el objetivo de “desahogar” el movimiento obrero. Es con esta apreciación de conjunto que el dúo Macri-Vidal (ahora en minifalda) se ha jugado a la derrota de la huelga de maestros y profesores. Es en este contexto en que las burocracias de Comercio y la Uocra han firmado convenios colectivos de acuerdo al tope oficial.
La caracterización oficial pone de manifiesto el desafío que enfrentan las luchas en curso - el de su dirección. Para el gobierno y parte de los grandes medios, esa dirección está representada por el kirchnerismo y su consigna “vamos a volver” – la cual, sin embargo, no tiene puesta la fecha para ese retorno. La multitud que movilizó ayer demuestra los límites de esta posibilidad y la certeza que llevaría a los trabajadores a un callejón sin salida.
Es que a pesar de que protagonizaron una concentración popular opositora, la movilización masiva de los K tuvo un fuerte carácter estatal por la participación del aparato de intendentes y punteros del PJ o el FpV, que colaboran con el gobierno de Macri. El choque entre Carlotto y Bonafini fue, desde el punto de vista político, otra manifestación de la división que surca al kirchnerismo acerca de si Cristina de Kirchner debe presentarse como candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. CFK misma dijo, no hace mucho, que ella no está para desempeñar ‘una función opositora’. Todavía no revisó esta posición. La mayoría de quienes ocuparon el lujoso palco levantado en Plaza de Mayo, opina, en efecto que – al menos por ahora – es necesario “abrir otra etapa”. Es la posición de numerosos intendentes y de los movimientos sociales papales – encabezados por Pérsico y el Chino Navarro.
El sector kirchnerista que lideró la marcha de ayer milita en el campo de los “aliados a la carta” que han colaborado con el macrismo desde el día en que asumió. El palco K de ayer NO criticó el paro dominguero de la burocracia de la CGT, ni llamó a hacerlo activo, y menos frente al acercamiento de Baradel al gobierno para poner fin a la huelga docente. En contraste con la oposición política consecuente que se agrupó en la enorme movilización del Encuentro de Memoria, Verdad y Justicia, la del kirchnerismo fue semi-oficialista. Cualquier balance político serio de este 24M, debe poner el acento en esta demarcación.
Dos días antes al 24, el diario de Víctor Santa María – Página 12 -, el vocero del kirchnerismo, anunció “la búsqueda de un frente plural”, para la Ciudad de Buenos Aires, con la participación de Bergoglio (el ex lilito Gustavo Vera), la CTA (Lozano) e incluso Alberto Fernández, que no renunció aún a su condición de massista, a pesar de fue a visitar a Milagro Sala. Este “frente plural’, ¿está dispuesto a acompañar en el distrito porteño la candidatura de CFK en el bonaerense? Si la respuesta es negativa, la movida de Página 12 equivale a un llamado para que la expresidenta deje pasar el turno de octubre próximo. El llamado “a volver”, en fecha indefinida, aleja a los punteros del FpV de un acompañamiento a CFK.
Mi posición, como rival político socialista del nacionalismo burgués o del populismo capitalista, es que CFK tiene que presentarse a pelear las elecciones como candidata a senadora. Si se considera una líder del movimiento nacional y popular, no debe hurtar el cuerpo. Los militantes de la IV Internacional queremos darle una batalla política, con la expectativa de acelerar la evolución de los activistas de la clase obrera y la juventud. Perón abandono el poder sin lucha, en 1955, y luego se encerró en una proscripción de 18 años; el intento de retorno de 1964 fue una farsa. Volvió cuando la ola de levantamientos populares, a partir del Cordobazo, lo colocó como último recurso, para el imperialismo y las fuerzas armadas, para contener la victoria de esas movilizaciones prerrevolucionarias.
José Martí, por un lado, y Fidel Castro, en otra etapa, habían hecho lo contrario: volvieron Cuba en forma clandestina para liderar la segunda guerra de la Independencia, uno, y la Revolución Cubana, el otro.
La izquierda obrera y socialista reclama que CFK “vuelva”, porque queremos dar una batalla franca, delimitar posiciones y acelerar el proceso de una dirección consecuente de la clase obrera y los trabajadores de Argentina.