LA “GRAN REAGAN”, LA “GRAN THATCHER”, LA “GRAN MENEM” - ¿LA “GRAN MACRI”?

LA “GRAN REAGAN”, LA “GRAN THATCHER”, LA “GRAN MENEM” - ¿LA “GRAN MACRI”?

En 1980, Donald Reagan derrotó al decaído gobierno de Carter con gran solvencia electoral. Apenas subió desató un gran ‘shock’ financiero: llevó la tasa de interés al 22% anual para doblegar una inflación de dos dígitos, algo inusual en los llamados países desarrollados. Las consecuencias se manifestaron enseguida en una recesión extraordinaria. En esas condiciones críticas, que minaban la base social del nuevo gobierno, los controladores aéreos de Estados Unidos lanzaron una huelga que amenazaba paralizar el tráfico en todo el país. Reagan los enfrentó con una advertencia de militarización, mientras presionaba a la burocracia sindical y negociaba con ella el levantamiento de la huelga. La derrota de la huelga de los controladores aéreos inauguró en USA el llamado período neo-liberal. En esto coinciden todos los historiadores casi sin excepción.

Thatcher

En Gran Bretaña, en ese mismo período, el gobierno de Thatcher, que había asumido en 1979, se encontraba en un peligroso impasse, que sus rivales en el partido Conservador estaban aprovechando para preparar su reemplazo. En abril de 1982, la dictadura de Argentina ocupó las Islas Malvinas. El momento no se podía presentar en apariencia más oportuno, en primer lugar porque la flota británica se encontraba dispersa en distintos puertos del planeta y el presupuesto del 82 preveía el inicio de una reducción considerable. En segundo lugar, el gobierno de Reagan había insinuado a Galtieri que Estados Unidos mediaría para conseguir una transición que devolvería la soberanía del archipiélago a Argentina en forma condicionada. Thatcher no aceptó este planteo ni de parte de Reagan ni de parte de su propio canciller. Reunió a la flota en Londres e hizo ‘lobby’ a favor de Gran Bretaña en Estados Unidos. Jugó el todo por el todo. La victoria sobre Argentina le dio un vigor político que no había esperado.

Cuando ¡sólo dos años más tarde! enfrentó una huelga indefinida extraordinaria de los obreros del carbón, respondió de la misma manera: ninguna transacción, todo o nada. La “gran Thatcher” se jugó dos veces. La clase obrera británica pago caro su apoyo a la guerra colonial en el Atlántico sur. El conflicto duró ¡un año! y terminó con la derrota sin condiciones de la gran huelga minera.

Al final Thatcher cayó, varios años más tarde, como consecuencia de un impuesto de valor fijo que pretendió imponer a todos los ciudadanos de Gran Bretaña y de la devaluación de la libra.

Menem

Los dos primeros años del gobierno fueron un infierno en lo económico y en lo político. Tuvo dos hiperinflaciones y un conato de crisis tipo 2001, que paralizó el comercio y el sistema monetario (diciembre 1990). En estas condiciones hizo la de Reagan y la de Thatcher, cuando enfrentó la huelga petrolera (por privatización de YPF y despidos); la ferroviaria (despidos masivos) y la telefónica (con grandes ocupaciones de edificios). Se plantó con la consigna “ramal que para, ramal que cierra”. Todo o nada - lo acompañaron tres burocracias: la petrolera (Supe) de Ibañez; la ferroviaria de Pedraza; la telefónica de Guillán. Los dos últimos, como Ongaro en Gráficos, habían pertenecido a la “izquierda peronista”.

La derrota de estas grandes huelgas le dieron al gobierno de Menem un respiro hasta la llegada de la crisis del ‘tequila’, de México, al que Clinton tuvo que rescatar con u$s 50 mil millones de los fondos reservados de Estados Unidos. Al cabo de dos años de crisis, el gobierno menemista había logrado privatizar casi todo el patrimonio público a precios de remate, y luego liquidar el sistema previsional con el apoyo de la burocracia de los sindicatos más el partido comunista representado por Credicoop y su Afjp Previsol.

Este período concluyó con el abandono del apoyo a la “convertibilidad”, por parte del FMI y de la gran burguesía nacional, y el levantamiento popular de 2001. El Partido Obrero advirtió acerca de este desarrollo desde noviembre de 2000. En marzo de 2001 dimos nuestro veredicto definitivo: la caída de Alianza

¿La gran Macri?

Comparado con estos tres antecedentes, lo de Macri ha sido hasta ahora un camino de rosas, porque logró que el Congreso dominado por las tres ramas del PJ más la pléyade de centroizquierdistas le votara el récord de cien leyes (incluida la confiscación histórica de los jubilados con liquidaciones de haberes mal hechas) mientras se ejecutaba un endeudamiento internacional sin precedentes y se producían tarifazos sin anestesia ni ‘sintonía fina’.

Macri logró el apoyo de la burocracia de los sindicatos sin excepción, porque incluso el convenio docente de 2016 significó la pérdida de varios puntos del salario. Salvo algunos ‘ruidazos’, el tarifazo siguió su rumbo, al punto de que es hoy es el primer responsable de la inflación. En Vaca Muerta impuso una fuerte precariedad laboral, lo mismo ahora en la industria automotriz. Enfrentó la lucha de los compañeros del Ingenio El Tabacal - de nuevo con el apoyo de la burocracia sindical. Mientras Página 12 se consolaba anunciando que Macri se había visto obligado a bajar el porcentaje del tarifazo, lo cierto es que la política de tarifazos se imponía – con ‘menos’ prisa, pero sin pausa.

Ahora, frente a los paros nacionales del magisterio, luchas en distintas provincias y la gran huelga docente en la provincia de Buenos Aires, Macri se ha parado en un todo o nada con el convenio docente y quiere convertir a la gobernadora en “la ‘damita’ de hierro” contra Suteba. Es lo que le ‘aconseja’ que haga su Rasputín - el ecuatoriano Durán. Lo apoya en esta cruzada la inmensa mayoría de gobernadores peronistas (y no peronistas), que no quieren saber nada con un convenio nacional que le ponga un al piso al aumento de los salarios.

La burocracia de Ctera ha resignado hace mucho la función de discutir el convenio nacional, como es deber de todo sindicato. Lo ha convertido en un residuo para el piso. Bajo una apariencia contradictoria (porque ha declarado un paro para el 6 de abril), la burocracia de la CGT sigue apoyando al gobierno con un ‘paro dominguero’. Lo que preocupa a la burocracia y a todo el Estado, es que los trabajadores invadan las calles de las principales ciudades del país, y en especial la Plaza de Mayo. A esto obedece el paro de UTA - dejar sin movilidad a los manifestantes y poner presión sobre el transporte periférico para que no saque sus unidades. La burocracia de UTA es una de las que más apuesta a negocios con el macrismo.

Los medios de comunicación son bien conscientes de que el gobierno ha decidido, hasta nuevo aviso, jugar la ‘gran Macri’. Es lo que vino haciendo, por otra parte, todo el año pasado a modo de ensayo, para obtener la sanción de las leyes. Esa orientación de los ataques feroces que lanzan contra la huelga docente, que algún ‘comunicador’ calificó hasta como método nazi. Al mismo tiempo desconfían del éxito o eficacia del método ultimatista del gobierno.

Entretanto el gobierno está tejiendo ‘asociaciones ilícitas’ con la ‘oposición’ para abrir una vía de salida. Supone que podría repetir lo que ocurrió en el caso de la llamada ‘ley antidespidos’ o como en el de ‘ganancias’. Ha vetado la expropiación del Bauen sin que el parlamento que la votó por unanimidad abra el pico. Se ha difundido la realización de una reunión no anunciada de Vidal y el Chino Navarro - confirmada por declaraciones posteriores del Chino a favor de ‘calmar’ las cosas. Guillermo Moreno ha dado, hace tiempo, su apoyo a la política apaciguadora de la CGT, porque de lo que se trata - ha dicho - es asegurar las elecciones. Héctor Recalde se acaba de pronunciar en los mismos términos. El FpV está dividido; el pejotismo, dentro del FpV, está también dividido; el kirchnerismo, dentro del justicialismo, se encuentra dividido; y el cristinismo, dentro del kirchnerismo, también está dividido. El Frente Renovador atraviesa una situación más difícil aún, porque es probable que no sepa siquiera que está dividido. La ‘oposición’ no ofrece una opción de recambio, y toda la burguesía es consciente de que no reúne condiciones para gobernar.

El gobierno asienta la expectativa de imponer la ‘gran Macri’ en que el descontento popular no alcance un carácter de masas mucho más amplio, y en el apoyo que le dan el capital internacional y las grandes corporaciones nacionales. La expectativa de la burguesía es que un éxito de la ‘gran Macri’ frente a los docentes, amplíe sus posibilidades de acción en el campo del déficit fiscal y de tarifazos, y en el ataque al sistema previsional, y en los resultados de las elecciones de octubre. No hay una ruptura de la burguesía con el gobierno - lo acaban de ratificar Ratazzi de Fiat, Mindlin de Pampa Energía, Fintech con la compra de Telecom, Fox News con el ingreso al mercado audiovisual o Techint con el anuncio de que amplía inversiones en Vaca Muerta y los especuladores de toda laya que siguen comprando Lebacs.

Es decir que no hay un cambio de orientación general o estratégica en la burguesía en lo que se refiere a defender la continuidad del gobierno. Es una orientación que sigue desde 2011/13, cuando la victoria bonarense de Massa bloqueó la posibilidad de reelección de CFK.

Hay, por cierto, una división, de cierta data, acerca de la necesidad de incorporar al gobierno a otros sectores, incluso a aliados excluidos - de la UCR. Los asesores del macrismo no advierten, sin embargo, cuál pueda ser el beneficio de cooptar elementos aislados de un espacio político fragmentado. Condicionada por el desarrollo de la crisis internacional (The Economist anuncia un “gran despegue”; Bloomberg machaca, por el contrario, en la inminencia de un derrumbe financiero en China; otros alertan acerca de una pendiente de caída del mercado de deuda pública de EEUU; Brasil asiste a una gran movilización popular contra un gobierno acechado por sentencias de cárcel), la gestión macrista y el conjunto de la ‘oposición’ enfrentan un panorama que puede devenir, incluso rápidamente, en impasse e inmovilismo. A término, esto puede forzar a la burguesía a operar un nuevo cambio de frente – no por ahora.

En esta caracterización de conjunto hay que poner el tema de los desfalcos de la ‘famiglia’ Macri en el contexto de la política que defiende la buguesía. Recordemos que Menem no cayó por las denuncias de corrupción ni por la valija de la familia Yoma, ni por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia, ni por el sabotaje a la fábrica de armas de Río Tercero, ni por la valija con drogas de su secretaria, Amira Yoma – porque su gobierno estaba rematando el patrimonio público en beneficio de los grandes capitales. Prensa Obrera de aquellos años lo explicó con toda claridad. De La Rua fue lapidado, más tarde, por una coima con la tarjeta Banelco, por la simple razón de que el FMI y la burguesía argentina quería voltear la convertibilidad - ¡que dos años antes había recibido un apoyo electoral contra el devaluacionista Duhalde! A Macri, el Correo le bajó ‘la imagen’, pero sigue siendo el pollo del capital.

Desafíos

La semana comienza con la prosecución de la huelga bonaerense de maestros y profesores, sigue lo que será una Gran Marcha Educativa y culmina con lo que será la movilización enorme del 24 de marzo. Enseguida tendrá lugar el paro nacional del 6 de abril. Ambas jornadas se encuentran atravesadas por la crisis política y la tentativa de golpe macrista (de la ‘oposición’ y de la burocracia sindical) contra el movimiento obrero por medio de la ‘gran Macri-Vidal’ contra los docentes. El gobierno había intentado adelantar esta política en el verano frente a la gran lucha del Conicet, pero fracasó en gran parte, como consecuencia de la gran determinación de los becarios y técnicos – una determinación que se volvería a ver enseguida con la ocupación de Agr-Clarin. En un momento de características especiales, todas las tendencias políticas, sin excepción, se hallan compelidas a definir sus políticas de conjunto.

Los acontecimientos de este primer trimestre constituyen el esbozo de una tendencia general que pondrá de manifiesto el límite insuperable de la gestión macrista y el elevado agotamiento de las opciones ‘opositoras’ que la apoyan. Como ya había ocurrido con Menem – de la pseudo estabilidad del 1 a1 a la mayor crisis de la historia desde los años noventa del siglo XIX. Fuimos los primeros en desarrollar esta caracterización, a seis días de la asunción de Macri, en el Pic Nic anual del PO.

Estamos en un escenario, aunque potencialmente, claro, más rico aún que el de “que se vayan todos”, porque se ha desarrollado desde entonces en la clase obrera y la juventud una avanzada revolucionaria de carácter político. No es suficiente con destacar el carácter objetivo de la crisis que se desarrolla en el subsuelo de la estructura social y en la vida cotidiana, sino poner el acento, especialmente, en el desarrollo de los elementos subjetivos en la clase obrera – por eso es tan necesario elevar la calidad de la delimitación política en la izquierda. Asistimos, en cierto modo, a un ensayo parcial que tenderá a convertirse en general. Esto reclama una caracterización de conjunto de la situación política actual, y así poder determinar un plan de acción.

Los despidos y cierres de empresas crecerán, y por lo tanto la actualidad de la ocupación de lugares de trabajo y de las estatizaciones. Se instala en la agenda la formación de coordinadoras fabriles, como ya ha ocurrido en la historia de la clase obrera de Argentina. En los próximos meses se juegan las paritarias - es necesaria desde ya una política que le saque a la burocracia el monopolio de la negociación colectiva (asambleas, plenarios de base, petitorios votados). Ante el carácter integral del ajuste - el propósito de reestructurar en forma regresiva las relaciones laborales y sociales -, se plantea una acción conjunta de los sindicatos frente a las patronales y el Estado. Al ataque del capital se debe oponer un plan de reorganización socialista de la clase obrera.

Hay que someter a una crítica de fondo el método de los paros generales aislados y domingueros de las burocracias, que sirven para mantener atada a la clase obrera a una burocracia cooptada por el capital. No alcanza con que las organizaciones combativas los hagamos “activos”, dentro de nuestras posibilidades de acción, y que de reclamemos un “plan de lucha”. Es necesario desarrollar la tendencia desde abajo hacia la huelga general - la “huelga de masas” -, por medio de la agitación, de la conquista de delegados e internas, de coordinadoras de esos delegados y esas internas. La “huelga de masas” debe ser un objetivo estratégico. Debe haber una política de frente único. Es necesario valorizar la experiencia del Sutna, porque el clasismo logró conquistar la dirección del sindicato y los cuerpos de delegados, no solamente por un trabajo en las fábricas del Neumático, sino por una consecuente acción de frente único de la Lista Negra en toda la zona norte del conurbano y más allá también.

Toda lucha reivindicativa no debe estar disociada de las crisis que se desarrollan a nivel de la política económica y en el Estado y sus partidos. La tentativa de “una gran Macri” con los docentes tiene lugar en un cuadro de fragmentación excepcional de los partidos del sistema. A Massa, la confusión reinante le ha privado de la palabra. La propaganda y la agitación acerca de esta crisis deben tener un carácter sistemático, independiente de las consignas de acción de cada coyuntura. Debe denunciar todo el alcance regresivo y contrarrevolucionario del programa de gobierno. A la estrategia del capital, el Estado y su personal político, es necesario oponer un programa de medidas transicionales socialistas. En esto es necesaria una plataforma concreta: deuda pública, bancos, comercio exterior, energía y petróleo.

Que las circunstancias no sean todavía revolucionarias o prerrevolucionarias no significa, en primer lugar, que no vayamos en esa dirección; que la experiencia y las ilusiones en el parlamentarismo y la democracia, que funcionan como una máquina de engaño y de opresión, no se hayan agotado, tampoco significa que el hartazgo popular no crezca. Sin embargo, y por sobre todo, nada de esto significa que el planteo de poder esté fuera de lugar o sea prematuro señalarlo como perspectiva de la crisis en desarrollo - sino exactamente al revés, deber ser explicado en forma intensa, para que sirva de herramienta en cada etapa de la lucha. El impasse histórico de Argentina y América Latina es abrumador para todas las clases oprimidas e incluso para quienes buscan ocupar un lugar en la burguesía. Chávez, Correa y Evo Morales, especialmente, explotaron esta realidad histórica mejor que nadie, en tiempos recientes, dieron vuelta los sistemas políticos precedentes en tiempo récord - y fracasaron por la incapacidad de la burguesía y por la incapacidad del Estado con el cual pretendían suplantar a esa burguesía en forma provisional. Al gobierno de Macri y de la ‘coalición a la carta’ oponemos un gobierno de trabajadores. Trazamos de este modo una perspectiva de acción a los viejos y nuevos activistas de la clase obrera.

Este método de conjunto debe ser aplicado en la determinación de la política electoral por parte del Frente de Izquierda y de todos los sectores combativos que lo observan con mayor o menor atención e interés. La lucha electoral es parte de una lucha de conjunto y siempre debe servir al desarrollo de una conciencia socialista revolucionaria.

Buena (aunque paciente) lectura 19 de marzo