SALVAVIDAS DE PLOMO (II)

SALVAVIDAS DE PLOMO (II)

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/10689-

Jorge Altamira

Dicen que lo que abunda no daña pero por cierto se desvaloriza -  al menos en un régimen de mercado. Eso es lo que ha ocurrido con los comentarios que pulularon en la prensa argentina en relación a la presencia de Lula y Chávez, en especial del brasileño, en Buenos Aires. La mayor parte de los ‘analistas’ la vio o ‘leyó’ como un respaldo a la Presidenta después del conflicto con la patronal sojera y, ni qué decir, como una manifestación de la fortaleza de Brasil. Un boletín de ex servicios de la inteligencia norteamericana, Stratfor, hasta se atrevió a especular que si Argentina llegara a recaer en una crisis como la de 2001, el rescate correría esta vez por cuenta del capital brasileño, que la convertiría en su semicolonia. Sea como fuere, las vitaminas que trajo Lula no parecen haber surtido un gran efecto, porque apenas 24 horas después de su partida, Cristina Kirchner y Chávez tuvieron que anular un viaje a Tarija, Bolivia, también concebido para apoyar a otro con necesidades de fortalecimiento, Evo Morales. Hace menos de un mes el propio Lula había andado por el Altiplano en lo que se entendió como un respaldo a la ‘institucionalidad’ amenazada por los latifundistas del Oriente. Como en un castillo de naipes, los gobiernos de América del Sur se alinean para apoyarse unos a otros hasta que alguien se atreva a hacer la última postura. Nadie parece haberse dado cuenta de que la bancarrota capitalista mundial ha cancelado cualquier perspectiva para las economías sudamericanas.

Acabou a festa Que Lula haya venido a apoyar a los Kirchner de cara a la última crisis, raya sencillamente la estupidez cuando se tiene en cuenta que el gobierno de Lula es el campeón de la patria sojera. En lugar de retenciones, Lula le aplica subsidios, aunque es cierto que en parte para compensar la sobrevalorización del real. De todos modos, bajo los dos gobiernos de coalición que ha formado el PT, la burguesía sojera se ha expandido de un modo colosal, incluso a Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina. La ventaja que el conflicto agrario le produjo a Lula fue la suba del precio de la soja debido a la salida del mercado de la cosecha argentina. Después de haber gobernado durante dos períodos el estado Río Grande do Sul con la orden de impedir el uso de las semillas transgénicas, el gobierno de coalición del PT ha transformado al sur y al oeste de Brasil en un coto de Monsanto. Otra versión del apoyo brasileño a los Kirchner es la que sostiene que un Brasil fortalecido podría ayudar a una industrialización de Argentina. Hasta lo reconoció la Presidenta, en un gesto de autoflagelación, cuando comparó positivamente a ‘la clase dirigente’ vecina con la que se ensaña por nuestros pagos. Es cierto que Brasil tiene un Banco de Desarrollo que subsidia a la industria sin importarle violar las normas del Mercosur, y que Argentina vació el suyo a principios de los noventa bajo la presidencia del actual kirchnerista Martin Redrado, en beneficio de la ‘burguesía nacional’ que Kirchner se ha empeñado en re-re-reconstruir. Claro que el Banco brasileño es financiado con un impuesto del 0,5 por ciento a los salarios de los obreros brasileños, lo que permite recaudar más de 3.000 millones de dólares al año. Pero precisamente porque Brasil ha sido un campo muy lucrativo para el capital internacional, también ha sido objeto en el último quinquenio de un operativo financiero que ha endeudado en forma feroz a la industria y a la banca locales. Ahora es el momento de la resaca: en los últimos doce meses salieron de Brasil 100.000 millones de dólares (de Argentina 20.000 millones); “extranjeros retiraron un record de 4.800 millones de dólares de Brasil en julio” -  informa El Cronista (6/8). “Se acabó la fiesta: 2008 será un año flojo para el Bovespa”, decía dos días antes en relación a la Bolsa de Sao Paulo. “Brasil: Bolsa cayó 25% en dólares en dos meses” -  relató Ambito Financiero (4/8); si el ritmo se mantiene quedará reducida a un Merval (la penosa Bolsa porteña). El problema es que la demanda interna ha sido alimentada, desde 2003, por un ingreso extraordinario de fondos externos; con la salida de estos el país arriesga una crisis financiera y una fenomenal recesión. Una prueba del pánico que reina en las ‘serenas’ filas de las finanzas es que el Banco Central ha subido las tasas de interés de referencia a más del 15% para disuadir la salida de capitales. Brasil perdió el superávit de su cuenta corriente con el exterior: desde septiembre de 2007 a julio el déficit sumó 21.000 millones de dólares (El Cronista, 29/7).

Lula y Uribe La resaca no se limita a la burbuja financiera: la soja perdió un 23% en treinta días y el petróleo un 30%. En el caso de los combustibles, Brasil no solamente sale afectada por Petrobras y sus recientes descubrimientos, que implican un costo de cerca de 40 dólares el barril contra 5 a 10 dólares de los pozos en funcionamiento. Sale afectada por el negocio por el que más ha apostado en el último tiempo, de la mano de su amigo George Bush: los biocombustibles, cuya rentabilidad depende de un elevado precio del crudo. El ‘petista’ Lula no vino a Argentina a socorrer a nadie sino en el marco de esta crisis. Es esta crisis la que explica que Brasil hubiera roto el frente con Argentina, China e India para aceptar las propuestas de Bush y de la UE en las negociaciones comerciales internacionales, con el único objetivo de asegurarse un mercado de biocombustibles (a partir del azúcar) en Estados Unidos y, de un modo general, el acceso de sus exportaciones a esos mercados a expensas, precisamente, de la competencia de sus ex socios ‘emergentes’. Brasil, frente a la presente crisis mundial, sigue el derrotero de toda su historia: el acuerdo con Estados Unidos. A la luz de esto se entiende el interés especial que puso Lula en aproximar a Cristina Kirchner a los acuerdos que el primero acaba de firmar, nada menos que con Uribe y el peruano García, en materia militar, de inteligencia y de industria de defensa, o sea que Brasil se ha inscripto en el Plan Colombia (ver Marco Aurelio García, asesor de Lula, en Clarín, 3/8). El llamado acuerdo de Leticia es tanto más significativo cuanto que Uribe fue el único que se negó a firmar el tratado de defensa de América del Sur, hace unos meses, que fuera presentado como un jalón de la liberación nacional. Ahora es claro que forma parte de un acuerdo económico militar de reparto de mercados sureños con Bush. “A nadie escapa, y menos a Uribe, que Brasil busca unir a los sudamericanos pero también ampliar su área de influencia en países claramente identificados con Estados Unidos”, concluyó la enviada especial de Clarín a Bogotá (20/7). Con esto en vista no es difícil percibir la posición en que han quedado los bolivarianos y los nac. & pop. rioplatenses, que cifraban en Brasil una resistencia imbatible al imperialismo. Lejos de ello, Chávez acaba de extraditar a Colombia a un dirigentes de las Farc que se encontraba en Venezuela -  lo que no deja de ser sorprendente para quien reclamaba que se reconociera a la guerrilla como una fuerza beligerante.

Mercosur y después Todo esto significa que la visita de Lula constituye otro emplazamiento, esta vez internacional, para que el gobierno de Cristina Kirchner cambie de rumbo, y una señal clara de crisis en el Mercosur. No es casual que reemergieran las disputas por calzados y por harina de trigo, y por el creciente déficit comercial de Argentina con Brasil, a pesar de la relación monetaria favorable a Argentina. Paradójicamente, al diferenciarse de Brasil en la negociación comercial internacional, el gobierno kirchnerista defendió los intereses de la patronal agraria, que reclama un fuerte recorte de subsidios agrícolas de parte de la UE y de Estados Unidos. En definitiva, el gobierno ha quedado fuertemente aislado en el plano internacional cuando no ha resuelto ninguno de los problemas que dejó el conflicto agrario. La tentativa de reformar el sistema de exportación de cereales, supuestamente para evitar futuros fraudes con las declaraciones juradas, ha dislocado la comercialización porque las exportadoras han dejado de comprar -  lo cual tampoco les viene mal porque los precios internacionales están bajando. Para financiarse, el gobierno está pagando intereses usureros, en este caso a la propia Venezuela. No hace falta mayor imaginación para percibir que el oficialismo no tiene los recursos para sacar de la quiebra a Aerolíneas y que ha salido al rescate del grupo Marsans y de sus propios delitos dentro de la empresa con una fuerte dosis de aventura.

Nuestra alternativa El impasse del gobierno no puede ser más completo, pero según lo admite su vocero, Mariano Grondona, también el de la oposición (La Nación, 3/10). La patria sojera o la descubierta burguesía rural de Lozano no tienen la capacidad para forjar una alternativa de conjunto, y mucho menos en el marco de la bancarrota capitalista internacional. Sojeros y oficialistas se anulan en su impotencia recíproca. Valga esta advertencia para que comprendamos que se ha abierto una ruta profunda de crisis que tiene que ser sistemáticamente aprovechada por la fracción más activa de la clase obrera para desarrollar su propia alternativa a los dos frentes burgueses o patronales y a su Estado.