LOZANO CONTRA LOS SALARIOS

LOZANO CONTRA LOS SALARIOS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/10621-

No se va a encontrar en toda la prensa argentina una posición más anti-obrera frente al salario mínimo (y frente a los salarios en general) que la que expuso Claudio Lozano en Crítica (28/7).  Ni siquiera las patronales han llegado a su extremo en lo que es una condena a la miseria permanente de la clase obrera.

Lozano habla nada menos que “del salario mínimo necesario para la Argentina”, no del que resultaría del actual estado de las relaciones de fuerza entre el capital y el trabajo, o de la política criminal de la burocracia sindical.

Ese salario ‘necesario’ debe estar referido, según Lozano, a la canasta familiar. Pero presenta esa ‘referencia’ de un modo muy particular y especialmente muy perverso. Según Lozano, el salario mínimo “DEBIERA” ser, teniendo en cuenta “relaciones históricas NORMALES”, el 60% del salario promedio, el cual a su turno “DEBIERA” ser el 80% de la canasta familiar. En definitiva, el salario mínimo “DEBIERA” ser el 48% de la canasta familiar, siempre de acuerdo con “RELACIONES HISTÓRICAS NORMALES”. Como la canasta familiar cuesta 3.275 pesos, el mínimo “DEBIERA SER” 1.572 pesos. Es lo que propuso, en efecto, la CTA en la Comisión de Salario Mínimo, para luego abstenerse en el acuerdo final que estableció los 1.200 pesos. O sea que la clase obrera de Argentina se encuentra a 372 pesos de distancia de una situación NORMAL. Con el mismo criterio de NORMALIDAD, el salario promedio “DEBIERA UBICARSE” en 2.620 pesos. Como el salario promedio (de los trabajadores en blanco) se encuentra entre los 2.200 y los 2.400 pesos, la NORMALIDAD es aquí incluso mayor.

¿Quién puede razonar de este modo sino un teórico del capital, es decir un teórico anti-obrero? ¿De dónde saca Lozano que en una época de incrementos colosales de la productividad del trabajo el salario promedio deba ser inferior al costo de la canasta familiar y el mínimo lindar con la canasta de pobreza? Esta es la teoría del capital, no de la clase obrera. En el mismo artículo, Lozano niega que un aumento de salarios deba provocar inflación con un razonamiento que, aunque es teóricamente incoherente, se da de patadas con su salario mínimo de pobreza. Dice que “con un PBI un 36% más alto que el de 2001… hay margen y necesidad de avanzar en nuevos incrementos”. Si esto es así, ¿por qué Lozano calcula los salarios normnales por debajo de la canasta familiar? Pero más allá de esto, ¿de dónde saca Lozano cuál debe ser el salario normal de los trabajadores, si no es partiendo del mantenimiento del régimen económico actual y de la política de la burocracia sindical? Con otras direcciones sindicales y con otras políticas, ¿los salarios serían los mismos que los actuales? Si en 2007 las empresas que cotizan en la Bolsa obtuvieron los beneficios más altos de la historia, ¿por qué el salario debiera  seguir un patrón de relaciones normales, o sea anteriores, precedentes, viejas? Lozano le asigna al proletariado el objetivo histórico de vivir con el 80% del costo de la canasta familiar. ¿Esta es la vida que merece ser vivida, incluso haciendo abstracción de la miseria que representa la relación de explotación fabril, la precariedad de las viviendas y del transporte y la destrucción del medio ambiente?

(El impacto de un aumento de salarios sobre los precios no tiene nada que ver con el tamaño del PBI - como lo vincula Lozano-  sino que está condicionado al proceso monetario, a las decisiones de inversión y al comercio internacional, entre otros factores).

El salario mínimo debiera ser igual al costo de la canasta familiar, y fuera de este mínimo no debería  tener techo, del mismo modo que no lo tiene el desarrollo de la civilización en general. El capital se pone un limite a sí mismo como régimen social, y tiende a desaparecer por medio de crisis gigantescas y revoluciones; no es, en cuanto tal, un límite absoluto a los salarios, los que dependen de la lucha de clases y no de abstracciones interesadas. La igualación del mínimo con el costo de la canasta familiar (lo cual plantea el derecho al trabajo), como plantea el Partido Obrero, tiene que ver con el derecho de cualquier explotado a garantizar su reproducción social en una sociedad explotadora. Lozano releva a los explotadores de esta obligación histórica; para él, la obligación (pero tampoco de los explotadores sino de los poderes públicos, o sea pagado por los contribuyentes) debe tener un carácter asistencial, o sea parasitario desde un punto de vista productivo y miserable desde un punto de vista humano. El nivel teórico de Lozano no puede sobrepasar la práctica de la CTA, ATE o Ctera, que tienen a sus trabajadores por debajo del salario promedio, y que tampoco gozan de plenos derechos sociales porque están en negro.

Este mismo Lozano que ha decretado la normalidad del salario inferior al costo de la canasta familiar, es el que ha estado apoyando a la Comisión de Enlace de la soja, y lo sigue haciendo, para bajar las retenciones móviles y ‘segmentar’ a favor de lo que llama chacareros. En este terreno, lo ‘debiera’ y lo ‘normal’ se cotizan para arriba, como ocurre ahora mismo en el mercado internacional.