DEL BALLOTAGE CONTRA MACRI AL PACTO CON MAURICIO

DEL BALLOTAGE CONTRA MACRI AL PACTO CON MAURICIO

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/7275-

El gobierno no tiene más remedio que presentar a la abrumadora victoria de Macri como el resultado de “un giro a la derecha del electorado porteño”, una caracterización que no se la cree ni la editorialista de derechas del Wall Street Journal (25/6). Es que esta definición le sirve perfectamente para disimular el hecho político principal, que es el derrumbe del gobierno. Lo mismo ocurrió en Tierra del Fuego, donde acabó ganando el caballo que venía corriendo por el fondo, pero esta vez de cuño centroizquierdista.

Cuando hablamos de derrumbe, nos referimos en primer lugar a la gestión social, que es francamente calamitosa: desde la crisis habitacional, la energética, la inflación hasta la seguridad ciudadana. Macri no es más que la contracara del estrepitoso fracaso del progresismo, que gestionó la ciudad al servicio del capital financiero y de sus propios punteros.

En segundo lugar, nos referimos al derrumbe político: el kirchnerismo no fue capaz de resolver las peleas entre sus camarillas, incluso las fogoneó como nadie. Esto no sólo ocurrió en la Capital, entre Filmus y Telerman, sino que es lo que pasa también en Córdoba o en Santa Fe. Entre los De Vido y los Fernández y Santamaría se ha desplegado una vergonzosa pelea de camarillas por el control de los negociados oficiales. Los escándalos de Skanska y de Greco; la entrega a Repsol y los negociados en el sur con Pan American le han quitado toda autoridad a este gobierno para representar una alternativa de ‘izquierda’ a la arremetida del macrismo.

Kirchner ‘trabajó’ para Macri desde el primer día de la campaña electoral, porque en el ‘esquema’ del oficialismo era necesario crear un adversario de ‘centroderecha’ y, de paso, disminuir el alcance de la candidatura de Lavagna. Después de hacer lo imposible para favorecer a la derecha, los kirchneristas pretenden descargar la culpa de la victoria de Macri sobre el electorado de la ciudad ‘privilegiada’. Los kirchneristas no sólo se fueron matando entre ellos, por aquello de que mi peor enemigo es el que está más cerca, sino que en toda la campaña electoral asumieron la agenda política del macrismo. No hay que olvidar que para Kirchner la función de la primera vuelta no era derrotar al derechista sino liquidar a Telerman para poder pasar a la segunda vuelta. Pero en la recta final, la paliza que recibió Filmus fue mayor que la que le propinaron al pelado en la primera. Porque cuando se descuenta la abstención electoral y los votos en blanco y nulos, se ve que Filmus se llevó menos de la mitad de los votos de Telerman, y aún menos si consideramos los votos de la izquierda.

Nada demuestra mejor el cuadro de derrumbe gubernamental que la urgencia con que se tramitó la entrevista de Kirchner con el, ahora de nuevo, Mauricio. No tiene precedentes que una elección local haya creado una crisis de poder que exige el adelantamiento del traspaso del mando. Porque lo que Kirchner y Macri están negociando, por encima de la cabeza del ‘licenciado’, es precisamente eso. Macri exige garantías, en especial de que no va a tener dificultades presupuestarias, ni que le vayan a poner piedras en el camino. Que, a cambio, Kirchner quiera obtener la neutralidad de Macri para las elecciones nacionales es discutible, porque no está en las manos de Macri asegurarlo. Si prosiguen la crisis energética, la inflación y la descomposición de algunos aparatos del Estado, Macri deberá desempeñar algún rol en nombre de defender la gobernabilidad.

Para hablar de una tendencia derechista del electorado hace falta más que una elección aislada y algo más que una elección local. Las tendencias electorales a nivel internacional se caracterizan por la volatilidad —una expresión de las convulsiones cada vez mayores de las crisis de los regímenes políticos. El volumen de votos que recibió Macri tiene por definición un carácter contradictorio y demuestra la confusión social y política de su electorado. El propio Macri deberá introducir una delimitación en ese electorado si quiere ejercer funciones de gobierno coherentes. Cuando ello ocurra, saltará por los aires el conglomerado que lo votó el domingo pasado.

Nada ilustra mejor la excepcionalidad que reviste la crisis política argentina que el hecho del escalonamiento electoral que se ha armado hasta octubre, porque demuestra la inseguridad con que opera el régimen político. Pareciera que busca que lo escruten a cada paso y necesita que los votos delimiten el espacio confuso que lo rodea o que definan una relación de fuerzas que es incapaz de consolidar a pesar de toda la restauración económica.

La situación en su conjunto es típicamente transicional. Por eso llamamos a los trabajadores que encabezan las luchas en curso y se empeñan en construir organizaciones de clase combativas, a intervenir activamente en la crisis política participando en la construcción de una alternativa obrera y socialista.