LA CRISIS POLÍTICA CRECE DE LA MANO DE LA REBELIÓN POPULAR

LA CRISIS POLÍTICA CRECE DE LA MANO DE LA REBELIÓN POPULAR

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/6968-

Sin ninguna duda. Cada daño de la multitud contra las instalaciones del lugar apuntaba concientemente contra un régimen de privatización ferroviaria que el gobierno protege con todo cuidado a pesar de su avanzado estado de descomposición, por la simple razón de que este régimen favorece al clan de capitalistas vinculados al poder y a los funcionarios afines —pero por sobre todo porque carece de otra alternativa. El grupo gobernante ha preferido aumentar los subsidios a un grupo parasitario de capitalistas y ha destinado millones de pesos para traer vagones y locomotoras usadas del exterior, en lugar de poner en marcha un plan de reestructuración y de modernización del sistema ferroviario. Ha beneficiado de este modo a sus ‘amigos’ españoles, que exportan material obsoleto, y a la ‘burguesía nacional’ que se encarga de repararlo. La incapacidad para hacer frente al descalabro de los ferrocarriles retrata todas las limitaciones del kirchnerismo, porque reestructurar el sistema ferroviario exige reunir un enorme fondo de capital, que solamente es posible sobre la base de fuertes impuestos a los grandes grupos capitalistas. Inversamente, no puede recurrir a una reestructuración piloteada por el capital privado, porque el costo tarifario que ella implica es incompatible con las condiciones sociales que rigen en Argentina. Queda claro, entonces, que el cacareado superávit fiscal y el crecimiento a ‘tasas chinas’ resultan irrelevantes (o agravantes) en manos de un régimen político incapaz de plantearse una tarea de transformación social.

Crisis de régimen

El amotinamiento en Constitución ilustra el conjunto de la crisis política actual, porque demuestra que el kirchnerismo no puede remontar el derrumbe del régimen social que, entre estallidos y bancarrotas, se ha ido profundizando a lo largo de décadas. Lo dicho para el sistema ferroviario vale para la salud, para la educación, para la vivienda y para la infraestructura económica en su conjunto. La incapacidad para remontar la pendiente de la descomposición social se manifiesta en que la recuperación económica ha aumentado la polarización social e incluso acentuado la pauperización social con relación al período anterior a la última bancarrota —la de 2001/2. La tasa de explotación de la clase obrera por parte del capital, ha crecido en todos los países, con independencia de que se encuentren gobernados por tendencias nacionalistas. La propia tentativa de estos gobiernos de reforzar a la burguesía nacional se resuelve fundamentalmente en detrimento de la clase obrera —no del capital extranjero. Se da la paradoja, perfectamente coherente con la situación vista en su conjunto, de que la mejora en las condiciones económicas generales acicatea la rebelión popular.

Lo de Constitución es solamente una ilustración, porque en verdad hay un proceso de rebelión popular que se extiende por el país. Más allá de Santa Cruz, se renueva la lucha docente y de los estatales en Neuquén que apenas acaban de salir de la reciente huelga indefinida de los maestros. Formosa se encuentra en un estado de sublevación por reivindicaciones salariales. En Mendoza se incuba un estallido popular como resultado de la complicidad de la policía con una ola de inseguridad ciudadana, y con la decisión del gobernador, el radical K, Cobos, de reforzar el aparato represivo con elementos de la dictadura. Por el lado de las paritarias, a pesar del inestimable trabajo de bombero de Hugo Moyano y de la CGT, el subte, los telefónicos, los choferes, los aeronáuticos de Lan, los judiciales, los médicos porteños, los trabajadores de Radio Nacional y del Indec, los obreros de la carne (que están cortando rutas en Rosario), los obreros del neumático, los gráficos de Interpack y los trabajadores de los casinos flotantes, todos ellos se encuentran en pie de lucha. En todos los casos se trata de una lucha que tiene un fuerte carácter político, debido a que obliga a una clara confrontación con la burocracia sindical, empeñada en no arruinarle el ‘año electoral’ al Presidente.

Maniobras contra Santa Cruz

Mientras tanto, la madre de todas las luchas sigue furiosa. La larga semana que se ha tomado el interventor Peralta para armar una ‘propuesta’ para los trabajadores de Santa Cruz, está expresando que el gobierno sigue empeñado en no ceder ante los gremios en lucha. No es casual que haya largado una ofensiva judicial contra abogados que defienden a los trabajadores y que insista en tratar de armar una causa contra nuestro partido. Todo indica que Peralta ‘ofrecerá’ aumentar el básico, pero solamente en forma condicionada, o sea sujeto a negociaciones posteriores relativas a la grilla salarial, el presentismo y extorsionará sobre el pago de los días caídos, además de incluir la cláusula de ‘paz social’; a cambio del inmediato fin de la huelga. Se trata de una maniobra para desmovilizar a los sindicatos, y por sobre todo a los trabajadores, con la zanahoria de las paritarias que todavía no existen legalmente. Esto ocurre cuando se manifiesta con una intensidad creciente en Santa Cruz la tendencia de los trabajadores petroleros a tomar las cosas en sus manos por encima de la burocracia.

Pelea de buitres

La rebelión santacruceña ha puesto de manifiesto, asimismo, la crudeza (cuando no la ‘crueldad’) de la pelea interna en el oficialismo, porque es claro que Alicia Kirchner se apresuró a volver a sus pagos, después de muchos meses de ausencia, para revalidar su condición de candidata a gobernadora, mientras que sus rivales (De Vido, Peralta) la dejaron a la intemperie para arruinarle las esperanzas. El entramado de intereses de la camarilla kirchnerista es muy intenso, como lo demuestra el ‘lobby’ para que algún capitalista kirchnerista ingrese al capital de la filial argentina de Repsol. Como la suma es enorme y el negocio poco claro, dado el recule de Repsol en el tablero internacional y la inestabilidad petrolera en Argentina, hay que suponer que Kirchner debe haber dado fuertes garantías estatales para este negocio. A esta crisis en el área petrolera se agrega la de Techint con Venezuela, aunque no llegue a ser más que una ‘apretada’ de Chávez para que Techint ‘colabore’ con Kirchner en el caso Skanska. Sea como fuere ha quedado en entredicho la relación entre el gobierno y el principal represente de la ‘burguesía nacional’. Más allá de esto, la lucha de camarillas crece sin freno en un gobierno que Kirchner cree manejar a su antojo: la cabeza de Moreno debería empezar a rodar a corto plazo, esto si se cuentan los enemigos que ha reunido, pero por sobre todo por el completo fracaso de su tarea controladora. Son muchos los que piensan que la renuncia de Moreno provocaría una fractura más general en el oficialismo. Un anticipo de este final lo constituye la destitución del presidente de Enargas, Fulvio Madaro y de Néstor Ulloa, del Fideicomiso Nación, por sus vinculaciones con el caso Skanska. La entrega de estas cabezas del negociado de los gasoductos precipita el proceso político y plantea un nuevo reparto de cartas en la víspera del inicio de la campaña electoral de octubre.

En estas condiciones, una derrota del gobierno en la primera vuelta de las elecciones en la Ciudad sería el detonante de una crisis en regla. Por eso Kirchner y su mujer han salido con todo al ruedo y han reclutado a Aníbal Ibarra para que se juegue más en la campaña. Las elecciones porteñas van a reflejar, no importa cuán defectuosamente, las tendencias de la crisis política y el impacto de la rebelión popular de los últimos meses.

En la campaña electoral, sin embargo, ningún partido discute las disyuntivas estratégicas que plantea la situación política. En un marco de bronca popular ninguno quiere agitar las aguas políticamente —por eso se limitan a chicanas, en el caso de los partidos del régimen, o a planteamientos ajenos a los que tienen que ver con la lucha de clases, en el caso de la izquierda democratizante. La llamada ‘nueva’ izquierda ha seguido una clara línea de compromiso en las huelgas docentes, tanto en Santa Cruz como en Neuquén. En Santa Cruz ha gastado sus mejores energías en hacer ‘lobby’ ante el traidor Yasky y el Ministerio de Trabajo.

La semana que se inicia plantea el siguiente desafío: llevar a la victoria a los trabajadores que pelean por encima del tope salarial pactado por todas las burocracias con el gobierno. El Partido Obrero se pronuncia inequívocamente por la defensa a muerte de los reclamos que chocan con las exigencias oficiales, incluida la huelga indefinida y, según los casos, la ocupación de los lugares de trabajo. Mediante el apoyo a estas luchas estaremos desarrollando de la manera más eficaz posible la conciencia de que es necesario votar al Partido Obrero en las próximas elecciones en Río Negro, Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires. Una conquista legislativa del PO servirá como tribuna política de la rebelión popular y de la lucha de los trabajadores por construir una nueva dirección en todos los terrenos.