EL VICE DE HELOÍSA HELENA HACE LAS VALIJAS

EL VICE DE HELOÍSA HELENA HACE LAS VALIJAS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/5526-

César Benjamín, quien fuera el candidato a vicepresidente por el PSOL, y aún más que eso, el redactor de su programa de gobierno, no esperó el transcurso del segundo turno de las elecciones brasileñas para decirle adiós a su formación política (Jornal do Brasil, 24/10). La renuncia, que según el susodicho no es tal (“porque nunca milité en el PSOL”, dice ahora, “solamente firme la afiliación para ayudar a la campaña de legalización”), ha puesto de manifiesto una fulminante crisis política, que a todas luces amenaza con poner fin a esta aventura política.

Benjamín expone en su decisión una montaña de agravios reprimidos, al punto que acusa a los dirigentes del PSOL de “pequeños burócratas truculentos”. Esta injuria es altamente pedagógica, porque el PSOL se presentó siempre como una superación de lo que calificaba como prácticas burocráticas y autoritarias (y por qué no?, sectarias) de las organizaciones revolucionarias. La “truculencia” a la que alude Bejamín ahora, no solamente probaría lo contrario sino que además de tener los visos de ajustarse a la realidad de lo ocurrido en el PSOL, describe a un personaje, que es él mismo realmente ‘truculento’. Es así que relata que para “ayudar a Helena de diversas maneras” escribió “un documento programático de unas 60 páginas”, lo cual no deja de ser un acto de usurpación política viniendo de un francotirador que se afilió al partido ‘para ayudar’, aunque luego lo premiaran con la candidatura a vicepresidente. Sin embargo, cuando después de cuarenta días de debates del documento (“en los cuales no participé”, dice, ¡“porque estaba en otras actividades”!) se le quisieron hacer modificaciones que calificó de inaceptables, decidió que fuera publicado exclusivamente con su firma. Es así que ahora nos venimos a enterar que el programa del PSOL fue la obra intransferible de un individuo, pero que no impidió que la candidata a presidente, Heloísa Helena, repitiera luego con toda escrupulosidad, sin importarle el bochorno que provocaban las preguntas y críticas que le propinaban los periodistas. El programa en cuestión era de neto corte capitalista y de una claro compromiso con los acreedores internacionales de Brasil, puesto que giraba, en esencia, en reducir tasas de interés e impuestos, pagar la deuda externa y mantener la estructura agraria existente. Por si esto fuera poco, el mentado programa se contradecía en varios puntos con otro programa, el que fuera elaborado por el PSOL con el PSTU y el PCB, para formar lo que se llamo “un frente de izquierda”. La campaña electoral, sin embargo, fue determinada por el programa y la política del francotirador, mientras la izquierda hacía actos de protesta contra lo que consideraba un desvío del verdadero programa.

Del oportunismo al desbande

La novela de Benjamín no es, sin embargo, lo que detonó la crisis que por ahora sólo muestra su superficie (o su lado superficial). De todos modos no deja de ser ilustrativa, porque describe el ‘ambiente’ interno del PSOL, tanto el intelectual como el humano, en especial para la catarata de intelectuales que lo apoyaron desde el mundo entero gracias a un trabajo de ‘lobby’ del llamado Secretariado Unificado de la IV Internacional — el mismo que cuatro años antes había hecho lo mismo a favor de Lula, incluso después que éste pusiera su firma de garantía en los acuerdos que el entonces presidente Henrique Cardoso había suscripto con el FMI.

Lo que detonó la crisis fue la posición de “neutralidad” que la Ejecutiva del PSOL adoptó para el segundo turno entre Lula y Alckmin. La expresión conveniente para este caso debería ser la de ‘re-neutralidad’, porque se oponía a un llamado al voto por cualquiera de esos dos candidatos y al mismo tiempo se oponía a un voto de repudio hacia ellos. O sea, ni por Alckmin, ni por Lula, ni por el voto en blanco. La Ejecutiva le dio a esta resolución el carácter de “proibitiva” (en portugués), lo cual equivale a una amenaza de expulsión para quien sostuviera una posición diferente. Como dicen los franceses: “el cerrojo cerrado” — y la ‘horizontalidad’ al diablo.

La resolución desató la ‘bagunça’. Los partidos del frente de izquierda se dividieron: el PSTU llamó al voto en blanco o nulo; el PCB “recomendó el apoyo crítico a Lula”. Dentro del PSOL, los trotskistas del MES y de la CST aplaudieron a rabiar. Dos de los tres diputados electos por el PSOL se opusieron; el carioca Chico Alencar atacó una “neutralidad sosa” y el paulista Ivan Valente llamó al “voto crítico” a Lula. Lo mismo plantearon dirigentes de importancia como Chico de Oliveira. Todos criticaron, naturalmente, una decisión ‘bajada desde arriba’. Hasta los ‘lobbystas’ del SU le dieron una patada a la dirección encabezada por Heloísa: “Vou votar em Lula no segundo turno”, exclamó el franco-brasileño Michael Lowy. En definitiva, después de tantas vueltas, de tantas rupturas y de tantas reuniones, una mayoría de los ‘barones’ del PSOL le dio el apoyo al gobierno de los banqueros internacionales que encabeza Lula, y que promete para el segundo mandato formar un gabinete con una mayoría de partidos tradicionales de la patronal. No hace falta decir que el ‘truculento’ Benjamín forma parte de esta legión y que ha sido eso lo que lo motivó a producir un escándalo político contra su propio partido en medio de la campaña para el segundo turno.

Esta es la ‘construcción política’ que ofrece el ‘movimientismo’.