SI SE QUEDA IBARRA VIENE SCIOLI
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/3351-
Numerosos periodistas han hecho circular el acuerdo al que habría llegado Ibarra con Kirchner para salvar su puesto como intendente de la Ciudad. Para conseguir los votos de los kirchneristas de la Sala Juzgadora, Ibarra aceptó trabajar con el puntero Santamaría, del Suterh, y con Alberto Fernández para asegurar que la sucesión de la jefatura porteña pase a Scioli en 2007. A Ibarra le tocaría ‘pelear’ un lugar en el Senado, mientras que Alberto Fernández se enrocaría a Diputados, quizás para convertirse en jefe del bloque kirchnerista o en presidente de la cámara.
Ideológica y socialmente, Scioli es del ‘palo’ de Macri y de Duhalde. De modo que el ‘macrismo’ acabaría quedándose con el gobierno local, no si la Legislatura echa a Ibarra sino al revés, si lo absuelve. El golpe que Ibarra le atribuye a Macri es el que pretende dar el propio Ibarra. Según los diarios, Scioli aseguraría al gobierno una mayoría electoral en la capital debido a que su ‘perfil’, contrario al ‘progresismo’ de Bielsa, atraería al electorado ‘independiente’. De paso, claro, Kirchner podría ir a la reelección con otro compañero como vicepresidente.
Es claro, sin embargo, que si este operativo fracasara e Ibarra pierde sus derechos por diez años, el recambio es Telerman, precisamente el patrón de los capitalistas del espectáculo, responsables de todas las violaciones de las normas correspondientes, incluido Cromañón. Pero incluso en este caso la sucesión sería para Scioli, claro que repartiendo de otro modo las parcelas de poder dentro del kirchnerismo. En una u otra variante la masacre de Cromañón se presenta como una lucha sucia por espacios de poder —muy lejos de la pretensión de hacer respetar el ‘estado de derecho’.
Es contra el conjunto de estos intereses que hay que pelear; echar a Ibarra debería ser un paso para ir contra el conjunto del régimen de aprovechadores que gobierna la Ciudad. La Ciudad es un organismo social de explotación, aprovechamiento, lucro, acaparamiento y especulación, que debe ser reorganizada sobre nuevas bases sociales.
Por último, en todo el ‘vaudeville’ del ‘juicio político’ Ibarra ha hecho gala de una gran miseria personal, aunque aplaudido por la mayor parte de la jauría mediática que recibe la publicidad oficial. La línea de defensa de este hombre ha sido todo el tiempo la de atribuir la responsabilidad a los escalones inferiores. Cuando, por fin, la movilización logra sentar en el banquillo al ladrón de guante blanco, el ‘progresismo’ culpa a los ladrones de gallinas. Los defensores de Ibarra olvidan que se trata de un fugitivo político que sobrevivió a las jornadas de 2001 a pesar de haber sido cómplice del gobierno de De la Rúa hasta el final. Ibarra es el único gobernante local que renegoció una deuda, la Ciudad, sin quitas y que incluso comprometió el ajuste de la deuda en pesos a los montos de la recaudación tributaria. En consecuencia, las AFJPs, el Banco Francés y la banca Morgan vieron acrecentar en un 200% sus derechos de cobranza contra los vecinos de la Ciudad.
A Ibarra lo apoyan los arribistas del ‘progresismo’, que no tienen otra ambición que hacerse acreedores a una migaja del presupuesto.