CONVOCATORIA POLÍTICA

CONVOCATORIA POLÍTICA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/354-

Es incuestionable que en el escenario nacional se han hecho presentes con gran fuerza en los últimos meses dos factores importantes: un incremento de las luchas obreras y una acentuación de la crisis política que afecta a todos los partidos patronales –incluido, en primer lugar, el peronismo. Es decir que, mientras, por un lado, ha crecido el protagonismo de los trabajadores, se desarrolla, por el otro lado, un vacío político real o potencial de las fuerzas dirigentes de la burguesía.

Qué hacer

El asunto es: ¿cómo aprovechamos esta situación en beneficio del campo popular y de los explotados?

El derrumbe de la gestión política capitalista es evidente en la Ciudad; lo puso en evidencia, lamentablemente, una masacre humana. Pero el fondo de lo ocurrido es muy simple: el afán de lucro capitalista no conoce barreras y menos las de un Estado que trabaja a su servicio. La ‘flexibilidad’ es una ley que se aplica en todos los órdenes, no sólo el laboral: ‘flexibilizan’ todas las condiciones de explotación, incluidas las del espacio y las del ambiente. La ‘recuperación económica’, que una visión simplista podría caracterizar como un factor de amortiguación de antagonismos sociales, ha acentuado la movilización de la clase capitalista en pos de ganancias más altas y la resistencia y el ascenso de los trabajadores contra los viejos y nuevos atropellos.

El colapso del gobierno de Ibarra no lo produjo, sin embargo, Cromañón, pues ese colapso es el final del largo proceso de agonía del (falso) progresismo de contenido capitalista. Pero como en su momento este ‘progresismo’ fue una salida para el derrumbe de la corrupción peronista-menemista, el fracaso de Ibarra ha dejado abierta una suerte de vacío de poder. Los intentos de la derecha para llenar ese vacío han fracasado, como lo demuestra la división del bloque macrista en la Legislatura. Ahora, los legisladores que aspiran a convertirse en políticos salen a socorrer a Ibarra y le prestan colaboración para que llegue por lo menos hasta octubre. Desde el primer día de la masacre se puso en marcha el recauchutaje del poder capitalista en la Ciudad, con la intervención del kirchno-duhaldista J.J. Alvarez.

¿Qué respuesta, entonces, damos a las masas que viven de su trabajo frente a este espectáculo de corruptela e incapacidad de gobierno y de gestión de esta élite de medio pelo que está a cargo del Estado capitalista? Es en la capacidad de enfrentar este desafío que se juega el proyecto que podría encarnar las ansias y reivindicaciones de los trabajadores, no las tertulias académicas que aún siguen deshojando al socialismo como una ‘utopía’.

Porque en lo que atañe a las propias masas, ellas no han demorado en dar su propia respuesta. La huelga indefinida de los obreros de Metrovías y, antes, la ocupación de edificios de los telefónicos, ha sido una indicación de cómo una parte al menos de la base del pueblo aprovecha la crisis en la cúpula política de la patronal.

Una crisis política de conjunto

El panorama merece apreciarse por entero, porque lo de la Capital no es un hecho aislado. La intervención de Santiago del Estero se retira restaurando a lo peor de la vieja política, luego de haber vendido como mercadería genuina el verso de que había sido designada para democratizar la provincia; pero las masas santiagueñas continúan levantiscas y pronto harán sonar el escarmiento a los financieros y latifundistas que manejan la provincia. En La Rioja, el viejo alcahueterío menemista se desgarra y descuartiza, y se desintegra el conjunto del aparato estatal, mientras el incorruptible gobierno nacional, en lugar de transformar el feudo, se lanza como carroña para reclutar a los desertores que hasta ayer comían de la mano de la vieja familia. En Catamarca, el bipartidismo se partió en cuatro, acosado por denuncias de corrupción con el agua y la minería, y con las exenciones impositivas a los nuevos latifundistas de los olivares.

El centro de la crisis política lo ocupa, naturalmente, la provincia de Buenos Aires, donde las divisiones del duhaldismo y los enfrentamientos con el kirchnerismo han paralizado constitucionalmente al gobierno, mientras el pueblo de la provincia carece de agua, de pan, los geriátricos se incendian y hay puebladas en varios municipios contra la corruptela y el robo de las intendencias. Que esta crisis va a desembocar en un nuevo acuerdo, o sea entre Kirchner y Duhalde, simplemente muestra el carácter irrevocablemente corrupto del kirchnerismo –y no solamente por los negociados aéreos, aeroportuarios, aduaneros y quizá de drogas que mostró el reciente contrabando de cocaína.

¿No es claro que un nuevo acuerdo mafioso en la provincia, lejos de estabilizar el poder político, nos dará nuevas armas para denunciarlo ante el pueblo, despertar la indignación del mismo pueblo y poner fin a semejante clase de gobiernos? Tenemos frente a nosotros una cuestión de poder.

Por último tenemos el canje, que se ha transformado en el negociado de los negociados, porque en lugar de una ‘quita’ el gobierno nacional y popular ha arreglado ¡un sobreprecio! debido a que la nueva deuda pública se ajusta en función de la inflación y debido a la apreciación del peso, lo cual la aumenta en dólares. Los diarios financieros no vacilan en titular sus primeras páginas con promesas de “ganancias del 20% en cuatro meses”. Será el pueblo el que pagará la factura de esta nueva deuda externa, que nunca sabremos a cuanto asciende, porque se mueve con la inflación y el tipo de cambio. Kirchner y Lavagna han puesto simplemente en pie las bases de una nueva bancarrota.

La masacre de Cromañón ha llevado a nuevos sectores del pueblo a la lucha y ha acentuado la desilusión con el ‘progresismo’. La crisis de poder en la Ciudad no va a durar toda la vida y el kirchnerismo ya está movilizado para capitalizarla en su beneficio. Mientras Ibarra se vuelve cadáver, el cadáver del peronismo porteño intenta salir del sepulcro. Mientras el gobierno patronal se moviliza para apagar el fuego y quedarse con el vuelto, ¿qué deberíamos plantear desde el campo de los que luchan para darle una vía de salida propia a los trabajadores?

Período de transición

La crisis política de conjunto que se manifiesta a lo largo y ancho del país no va a provocar todavía el colapso del Estado, ni tampoco un nuevo Argentinazo todavía, porque para que esto ocurra el kirchnerismo deberá agotar antes los recursos políticos y económicos que está usando frente a la crisis, en primer lugar la demagogia. Pero esta crisis tiende, sí, hacia dos alternativas: a una mayor atomización política (que simplemente reflejará la crisis de todos los partidos, peronistas y radicales, centroizquierdistas y centroderechistas y también de la izquierda) o a una reconfiguración política y por lo tanto a una perspectiva de polarización entre el gobierno ‘nacional y popular’, de un lado, que buscará copar todos los resortes del poder, y la izquierda y los movimientos de lucha, del otro, en la medida que ofrezcan un polo político propio. La tentativa de amalgamar a la izquierda con el centroizquierda (este último totalmente patronal), en base a cálculos electorales equivale a estrangular a la izquierda para salvar a un ‘progresismo’ que ha batido el record de fracasos.

En función de aprovechar esta nueva situación política llamamos a los partidos y organizaciones de izquierda y a los movimientos de lucha a un frente político-combativo con el objetivo de polarizar con el peronismo duhaldo-kirchnerista y presentar un polo alternativo a la experiencia pretendidamente ‘nacional y popular’. Es a partir de aquí que la intervención en las luchas populares cotidianas puede tener lugar desde una perspectiva de salida política. En la crisis actual de la Ciudad, gran parte de la izquierda y los luchadores ha coincidido en promover la caída del gobierno de Ibarra-Telerman y transferir el poder a una Constituyente. Todo el mundo ha coincidido, asimismo, en enfrentar el plebiscito.

Es obvio para todos que la confrontación política mayor está prevista para las elecciones de octubre. Para armar las candidaturas para la confrontación política electoral la mejor vía es una elección interna en la que puedan participar partidos y grupos de la izquierda y todos los movimientos de lucha, sin discriminación. La elección interna servirá para dirimir democráticamente las candidaturas y será un factor de movilización política. La elección interna es una vía hoy para superar el faccionalismo y la atomización en el campo de los luchadores.

Convocatoria común

Esta propuesta es oportuna para todos los distritos del país, pero puede experimentarse de inmediato en la Ciudad de Buenos Aires. La crisis en la Ciudad ha desarrollado la tensión política más que en cualquier otro lado.

¿Electoralismo? Para la elección de las armas hay que saber reconocer los terrenos en que se plantean las luchas; el de octubre es uno de los más importantes de ellos, porque además servirá de referencia, orientación o guía para los nuevos sectores populares que se irán incorporando a la lucha.

A la oportunidad la pintan calva. La oportunidad de armar un frente de izquierda y luchadores con capacidad de polarizar es la consecuencia de toda la lucha precedente, de la resistencia del pueblo a la fuerza destructiva del capital, de la asimilación de las experiencias vividas –es, en definitiva, un producto del Argentinazo y de la rebelión popular.

Llamamos a organizar una elección interna de la izquierda y los movimientos de lucha y a discutir el programa de esa elección. Entendemos que la coincidencia en las consignas Fuera el gobierno de Ibarra, Asamblea Constituyente soberana –en función de la alternativa socialista– es una base que ya existe para poner manos a la obra.