FMI: UNA 'SUSPENSIÓN' PARA PAGAR MÁS

FMI: UNA 'SUSPENSIÓN' PARA PAGAR MÁS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/61366-

Para un país acostumbrado a la esta­fa política, no deja de sorprender que el gobierno haya suspendido el acuerdo con el FMI para mejor continuar con él. No solamente esto. Como consecuencia de la ‘suspensión’ Kirchner y La­vagna se han comprometido a pagar los vencimientos de capital con el FMI hasta fines de año, un dinero que en el acuerdo suspendido no se pagaba sino que se refinanciaba. Como consecuencia de la ‘sus­pensión’, entonces, Argentina pagará al Fondo más de dos mil millones de dólares hasta fin de año, que pueden llegar a ser más si se incorporan los pagos al BID y al Banco Mundial. A la luz de todo esto, se en­tiende el porqué del acuerdo Kirchner-Duhalde y del fin de la llamada ‘transversalidad’: es que ese acuerdo es el sostén políti­co y el sostén legislativo de los nuevos acuerdos que se están negociando con la banca internacional.

Deuda en crisis

La postergación por parte del FMI de la revisión del acuerdo con la Argentina y la suspensión posterior de ese mismo acuerdo por parte de Argentina, vuelven a poner de manifiesto la inviabilidad del pago de la deuda externa. Asimismo, dejan al desnudo el fracaso de la política de Kirchner y La­vagna, la cual ha pretendido conciliar el desarrollo nacional con la sumisión al capi­tal financiero internacional. Ahora no sola­mente deben dejar de lado el acuerdo con el FMI. por incumplible, sino encima pagarle en efectivo.

A la crisis con el FMI han concurrido una variedad de factores. De un lado la de­cisión de varios gobiernos de no apoyar la continuidad del acuerdo debido a) estanca­miento de la negociación con los acreedores privados y con las empresas privatizadas que manejan los servicios en la Argentina. Es el caso de Alemania, Italia, Gran Breta­ña y Japón. A esto hay que sumar la pre­sión de Siemens sobre el gobierno alemán por el contrato para los DNI y la presión de los ingleses por el conflicto comercial en el Atlántico Sur. En medio de varias quiebras industriales y del para te económico en Eu­ropa, varios gobiernos sufren la presión de sus bancos para que la Argentina pague la deuda privada.

Otro factor es la presión de los bancos norteamericanos para que el FMI refinan- cie sus créditos con la Argentina, para que Argentina pueda aumentar la oferta de pa­go a los acreedores privados. Los voceros del Citibank han reiterado en los últimos días su posición contraria a que el FMI sea considerado acreedor privilegiado. El FMI, por su lado, ha dejado en claro que preten­de disminuir su nivel de créditos a la Ar­gentina; la promesa de Lavagna de cance­lar los vencimientos con el FMI está total­mente conforme con este propósito.

Hay que dejar registrado, de todos mo­dos, que algunos banqueros suponen que el FMI va a usar el dinero de los pagos que haga la Argentina para financiar el pago ‘cash’ de dos mil millones de dólares que los acreedores privados reclaman para firmar una renegociación de la deuda.

Operación rescate

En estas condiciones, la única forma de salvar las relaciones con el FMI era sus­pendiendo el acuerdo e, incluso, como lo propone Lavagna, hacerlo mediante un acuerdo escrito que suspenda el acuerdo. A partir de la suspensión, Lavagna puede mandar la propuesta de presupuesto para el 2005 al Congreso sin el riesgo de romper ningún acuerdo con la banca y las institu­ciones financieras internacionales. Pero, por sobre todo, gana tiempo para renego­ciar los contratos con las privatizadas y sa­car con esto la presión de los gobiernos eu­ropeos vinculados con ellas. Para ‘proteger’ a la ‘recuperación’ argentina, que favorece a los capitalistas, de las sacudidas que pro­voca la crisis de la deuda ha decidido pagar más de tres mil millones de dólares del bol­sillo de los trabajadores, porque a lo indica­do hay que sumar un pago ya efectuado de 700 millones de dólares, que el FMI ha de­cidido no devolver.

El Congreso, de mayoría duhaldista, avalará esta maniobra como consecuencia del acuerdo Kirchner-Duhalde. Los legisla­dores se encuentran discutiendo, precisa­mente, un proyecto que prorroga el poder delegado al Ejecutivo para la negociación de la deuda externa. El pacto Kirchner-Duhalde (y también los radicales) es, ante to­do, una operación económica, que radicales y duhaldistas se cobrarán a la hora de con­feccionar las listas para las elecciones del 2005.

La necesidad de salvar el acuerdo con el FMI mediante su suspensión pone de relie­ve la precariedad del conjunto de la políti­ca económica. Se trata de una operación de rescate, de un recurso último. La maniobra ocurre cuando la ‘recuperación’ comienza a dar señales de agotamiento. La inversión sigue ausente, apenas equivale al reempla­zo del equipo existente, y no podría reapa­recer cuando es claro que no habrá fin an­damiento internacional. El consumo está aplastado por la miseria. La pretensión de reactivarlo con aumentos miserables en la jubilación o el salario mínimo está conde­nada al fracaso. Una reversión de la ‘recu­peración’, sin embargo, significaría un co­lapso político para el gobierno.

Algunos seguidistas del gobierno dicen que la suspensión era necesaria porque el programa del FMI apunta a una revalua­ción del peso y a un nuevo endeudamiento público para pagar la deuda externa. Pero éste es el resultado de la política actual. ¡El año que viene habrá que tomar nueva deu­da pública para pagar parte de los 4.000 millones de dólares de la deuda post-defol! Un peso devaluado y el acaparamiento del ahorro interno por parte de la ‘burguesía nacional’ son, por cierto, muy beneficiosos para los exportadores, pero no alcanzan pa­ra salvar la ‘recuperación’. La propia burguesía nacional redama arreglar con los acreedores para poder conseguir préstamos internacionales. Ningún capitalista en el mundo hace plata solamente con su propio capital.

Caleta, Aceros Zapla, Tucumán

Mientras el gobierno y sus socios pro­curan disimular su impasse, los trabajado­res han obtenido importantes victorias, tanto reivindicativas como políticas. El triunfo de la ocupación petrolera en Caleta Olivia es un gol de media cancha: muestra, otra vez, que el camino del trabajo pasa por la acción compulsiva contra el capital. Los piqueteros de Caleta aprovecharon, lo supieran o no, la crisis del gobierno con el FMI es decir la necesidad de gobierno de atender prioritariamente su crisis internacional. También en Jujuy, los trabajadores de Palpalá están luchando contra una patronal apoyada por el gobierno de la provincia que a su vez es apoyado por la CTA y la CCC. La otra victoria es el Congreso de bases sindicales y piqueteras, en Tucumán, también saboteado por la CTA y la CCC un congreso que ha reforzado el plan de lucha en la provincia y mostrado el ca­mino de clase común de desocupados y ocupados.

En estas condiciones, es necesario refor­zar las luchas para ganar. Las luchas y las victorias reforzarán la cohesión de los tra­bajadores. No hay que olvidar nunca que la base de la recuperación capitalista es el hambre y la superexplotación. El asesor la­boral de la UIA acaba de señalar que nunca en la historia se produjo un ‘ajuste’ tan bru­tal del salario. Junto al reforzamiento de la clase obrera, por medio de la lucha y la or­ganización es necesario desarrollar la al­ternativa política de los trabajadores en ba­se a una categórica delimitación del nacionalismo de contenido capitalista.

O sea, una alternativa obrera y socialis­ta.