ENTRE EL ‘GRADUALISMO’ Y EL RODRIGAZO

ENTRE EL ‘GRADUALISMO’ Y EL RODRIGAZO

Hay que reabrir las paritarias YA

El relieve que los grandes medios otorgaron a la declaración de las grandes patronales que reclamaba meterle con todo a los tarifazos, con impuestos confiscatorios incluidos, no atenuó ni un poquito la corrida cambiaria contra el peso el miércoles 2 – que llevó el dólar a 21.50 pesos en la punta de venta minorista. Los llamados empresarios arremetieron contra la ‘demagogia’ y el ‘electoralismo’ que atribuían a los ‘opositores’, pero no se animaron a poner la firma colectiva al reclamo de un veto, por parte del Ejecutivo, contra lo que el Congreso pudiera votar para amortiguar, siquiera simbólicamente, el cronograma y el tamaño de los tarifazos.

Corrida

Aunque el manifiesto patronal fue firmado hasta por la DAIA, la entidad que centraliza a las instituciones de la comunidad judía y que representa, por sobre todo, al sionismo, enseguida quedó en evidencia que no cuenta con respaldo mayoritario de la UIA. Acevedo, el titular de Acindar, se desdijo en las horas siguientes, con la admisión de que la suba de tarifas afectaba en forma considerable los costos industriales, sin molestarse en agregar el golpe que significa para la actividad económica la desmesurada tasa de interés que pretende imponer el Banco Central. Entre costos imparables y un dólar fijo, la posibilidad de exportar con ganancia, se hace cuesta arriba. La corrida del miércoles estaba cantada por la caída acentuada de las acciones de las compañías de Argentina, en la Bolsa de Nueva York, el día anterior, 1 de Mayo, que el Estado responsable por la masacre de los mártires de Chicago, prohíbe celebrar, con la complicidad de la burocracia sindical norteamericana. Las más golpeadas fueron las energéticas y los bancos – unas ligadas a los tarifazos, las otras a las Lebac. Al día siguiente cayeron aún más – entre el 5 y 6%. El descenso afecta a empresas que reciben subsidios descomunales del Estado, que les paga precios preferenciales al petróleo y el gas. El Banco Central, al final de todo, no pudo detener la corrida ni con la venta de u$s 500, que se suman a los casi u$s5 mil millones de la semana precedente.

Crisis de afuera y de adentro

Los opinadores del oficialismo han intentado subestimar la devaluación, caracterizando que es un fenómeno internacional, y por lo tanto ‘externo’. En este caso tendrían que explicar por qué se afanan en contenerla. Estos factores ‘externos’ ya han sido suficientes en el pasado para voltear regímenes políticos que han hecho de la deuda externa la palanca de su política económica. Con un déficit comercial con el exterior de u$s12 mil millones, previsto para el año en curso, que se va a u$s32 mil millones con los pagos de servicios e intereses, la devaluación que se busca contener resulta una fatalidad. La devaluación, sin embargo, dispararía más allá de lo previsto el nivel de los tarifazos, porque el nuevo régimen de los servicios ha sido dolarizado. La devaluación del real brasileño, alrededor de un 10%, complica todavía más el comercio exterior de Argentina. Al lado de la dislocación cambiaria internacional, lo que está ocurriendo obedece al agotamiento del método de las Lebac, que funciona como financiamiento del Estado a través del Banco Central. La obra pública se financia, por esta vía, a tasas de interés usuraria, recargando el gasto fiscal como no lo hace ningún otro rubro del Presupuesto. Es el negociado del capital financiero que representa el gobierno de Macri. La deuda acumulada por el Banco es de más de u$s60 mil millones – a tasas exorbitantes, del orden de los 15 a 20 mil millones de dólares al año. Los inversores en Lebac, principalmente los bancos, están convirtiendo sus ganancias monumentales en dólares.

Gradualismo-Rodrigazo

Es en estas condiciones que Cavallo le ha propuesto a Macri dejar que el dinero-Lebac se vaya al dólar, para que una devaluación contenga la “corida” cambiaria, por un lado, y ‘corrija’ el déficit comercial con el exterior, por el otro. O sea renunciar al ‘gradualismo’ por el rodrigazo. Para reequilibrar ese ajuste catastrófico propone que el Banco Central venda al mercado los títulos del Tesoro que tiene en su poder, de aproximadamente u$s70 mil millones, lo que aumentaría las reservas internacionales sin la necesidad emitir pesos como ha ocurrido hasta ahora. La transición del ‘gradualismo’ al rodrigazo sería recorrida por medio de un feriado cambiario y bancario especial, durante el cual también se terminaría por arreglar el conjunto de los tarifazos. Es este desenlace violento lo que procuran evitar el massismo y el pejotismo y algunos emigrados de última hora del macrismo (Emilio Monzó, un sector de la UCR y la CC), con un nuevo esquema de aumentos de tarifas, que rescate los tarifazos en el tiempo. Se trata de evitar una crisis política mayor. El escenario que emerge de estas alternativas contrapuestas, es una división política real en la burguesía local.

Paritarias, crisis política

La combustión de tarifazos con devaluación es sencillamente explosiva para salarios y jubilaciones. Hay que reabrir todas las paritarias, que como pocas veces antes han muerto antes de pagar el primer salario. El planteo debe ser apoyado por un paro activo nacional. La emergencia va a mostrar la realidad del cacareo de Moyano y las CTA de los últimos días, pero conmocionará al conjunto del sindicalismo de cualquier manera. La campaña por la reapertura de paritarias y paro nacional comienza ya. Es evidente que esta conmoción de la economía plantea otra en el campo político. En trazos gruesos, el gobierno deberá optar por una coalición más amplia o, alternativamente, por gobernar por medio de vetos y por decreto. Según algunos mentideros, el publicista del macrismo, Durán Barba, habría caracterizado la alternativa del veto como un suicidio electoral. Precisamente por esto, el tiempo ha empezado a escasear, porque a fin de año la cuestión electoral asomará sus narices definitivamente.

Programa del 1° de Mayo

En el campo de la clase obrera se presenta también un desafío político monumental. En la tribuna del 1 de Mayo el Frente de Izquierda llamó a un paro activo nacional y a un Congreso Obrero de las organizaciones clasistas para ganar a la clase obrera a un frente único de clase contra el gobierno y las patronales y por un Congreso de Bases de las Centrales sindicales y los sindicatos. También se planteó la salida a los grandes problemas nacionales que la burguesía agrava al extremo, con el pretexto de que es la única clase capaz de solucionarlos. Nacionalización sin indemnización de la banca, el comercio exterior y los recursos energéticos, bajo el control y la gestión de los trabajadores, y el no pago de una deuda definitivamente usuraria, cancelada decenas de veces, que no para de crecer. Establecimiento inmediato de un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar y el 82% para las jubilaciones.

Manos a la obra.