CHARLA: LA REVOLUCIÓN CUBANA Y LA IZQUIERDA // JORGE ALTAMIRA

publicado el 29 dic. 2016 Charla realizada en el local del Partido Obrero de Munro el 28/10/2016.

El tema de la Revolución Cubana y de Cuba lo hemos re-introducido con anterioridad al interés que suscitó como consecuencia del fallecimiento de Fidel. Lo integramos a nuestra caracterización de la quiebra generalizada de los llamados ‘regímenes bolivarianos’: Cristina Kirchner, [Hugo] Chávez, Lula [da Silva], etc. Frente a un sector de la sociedad que decía: ‘bueno, fracasó la izquierda, viene la derecha’, nosotros hicimos una evaluación diferente. Como esa llamada izquierda (entre comillas) había llegado al gobierno por el hundimiento de toda la derecha, por el hundimiento de [Carlos Saúl] Menem, [Fernando] de la Rúa, Fernando Henrique Cardoso, Carlos Andrés Pérez (el presidente que provocó una masacre en Venezuela en el año ‘89), nosotros caracterizamos que ‘el derrumbe de estos regímenes, abre un período inédito, que la izquierda tiene que saber interpretar, porque puede abrir el camino a la revolución socialista en América Latina’. Es singular. En lugar del ciclo repetido de ‘va, viene, va, viene, va, derecha, izquierda, derecha, izquierda’, dijimos: no. En primer lugar, fue el agotamiento de esa experiencia ‘neo-liberal’ (que ahora se re-postula) lo que dio lugar a la aparición todos estos gobiernos’, inclusive de personajes ignotos. Porque Hugo Chávez era un teniente coronel. ¿Cómo es que un teniente coronel se abre paso y se transforma en presidente de la república y es adorado por todo el mundo? La explicación es que es una respuesta al desbarranque de la derecha. Lo mismo, digamos, en el caso de Brasil. El país enfrentó la gran oportunidad de que gobierne un partido de los trabajadores, y ese partido de los trabajadores para ganar su derecho a gobernar pacta con el Fondo Monetario Internacional y pacta con la gran burguesía brasileña, y forma un gobierno de coalición con la gran burguesía brasileña. ¿Y por qué la burguesía brasileña pacta, y el FMI pacta, para que suba ese tipo de gobierno? Porque dicen, ‘Brasil está en el horno (Brasil se acercaba a una situación como la que nosotros vivimos en el 2001, de bancarrota, de movimientos sociales), tenemos que agarrar un Lula para contener la situación’. Como en Argentina no había un Lula -no había nadie-, el control pasó a manos del kirchnerismo. Pero les voy a contar una anécdota. Los voy a hacer cómplices -ya que me recibieron tan amablemente, de una anécdota: TN, en este programa ‘A dos voces’, una vez nos invitó a varios con el tema siguiente ‘¿Quién es el Lula de la Argentina?’, el tema era ‘quién va a ser el Lula de la Argentina’. Lógico, como programa periodístico, en 2003, era actual: Un obrero metalúrgico que venía de las zonas más miserables de Brasil se transformaba en el presidente de la nación más importante del continente, ‘¿quién va a ser esa persona en la República Argentina?’ No me acuerdo de todos los asistentes, pero una era: Hugo Moyano. Yo opiné que lo más parecido a un Lula en Argentina debía salir de la dirección del movimiento piquetero, que estaba luchando en ese momento. Otros, y el mismo Moyano, dieron distintas versiones. Al terminar la entrevista, sin embargo, cuando se apagan los monitores, Moyano se me acerca, y me dice al oído: ‘Yo no tengo capacidad para ser un Lula.’ (En octubre de 2010, Moyano iba a reclamarle a CFK “un presidente de los trabajadores). La confesión de Moyano estaba fuera de lugar, porque en ningún momento del programa yo había sostenido que ese liderazgo vendría de la burocracia sindical (Ya lo había refutado cincuenta años antes cuando se especulaba con “un Partido Obrero de Timoteo Vandor” – la figura máxima de la burocracia de entonces). La anécdota viene a cuento porque de algún modo, es el papel que viene a jugar el kirchnerismo, en ausencia de un liderazgo creíble en la clase obrera. Se transforma de menemista en ‘nacional y popular’. Cuando tienen que gobernar, luego del ‘argentinazo’, como si hubiera salido de una tómbola, dicen: para gobernar, ‘tenemos que adaptarnos a esta mentalidad insurreccional, revoltosa, rebelde’, que crearon los acontecimientos del 20 de diciembre y toda esa bancarrota financiera. Ahora asistimos a esta quiebra ‘nacional y popular’ (que estuvo precedida por varias quiebras anteriores, serias pero episódicas, o sea que no llegaron hasta el final). Esta quiebra general, podría abrirle a la izquierda una ruta del poder político. Es así que, muy tempranamente, advertimos que el gobierno de Macri no tenía los recursos económicos ni los recursos políticos para los propósitos que se estaba planteando. Que debía conseguirlos en una lucha contra la clase obrera. Lo dije hace exactamente 12 meses, en el cierre del Pícnic del Partido Obrero. (…) ¡Miren lo que ha quedado del gobierno del PT! Porque este gobierno que hay ahora, son todos tipos que gobernaron con Dilma Rousseff y con Lula; y la figura más importante de este gobierno fue la figura más importante del gobierno de Lula, que bajo el gobierno de Lula fue el presidente del Banco Central, y bajo el gobierno actual es el ministro de Economía ¿Y Cuba? El gobierno de Cuba apadrinó a todos estos regímenes. En segundo lugar, es un error de método y de perspectiva estudiar la crisis en América Latina sin introducir a Cuba, ¿Cómo interviene acá todo el proceso cubano? Eso motivó la inquietud de muchos compañeros a discutir la quiebra de estos procesos políticos en América Latina, y por lo tanto nuestras alternativas, con Cuba incluida’. Fidel Castro no había fallecido; y el problema no tenía que ver con una conmemoración relativa a la muerte del principal protagonista político, con seguridad, de América Latina en los últimos sesenta años; sino que tenía que ver con una cuestión acuciante del momento actual. Cuba tiene que ser integrada a este análisis porque Cuba tiene que ser integrada también a la intervención política del Partido Obrero y de la Cuarta Internacional en América Latina. Este es el punto fundamental. Insisto: No estamos reunidos acá, el Día de los Inocentes, para “hacer una disquisición de algunos aspectos teóricos”, lo que no estaría mal, y en el Partido Obrero se hacen muchas actividades de ese tipo. Sino para tratar un tema político de relevancia en su perspectiva.

Desarrollo combinado

Cuba es el último país de América Latina que protagoniza la guerra de la independencia contra el imperio español. Es decir, Cuba, desarrolla un movimiento nacional revolucionario para liberarse de España ya en la época de progreso fenomenal del imperialismo a nivel mundial y de guerras coloniales del imperialismo capitalista a nivel mundial. No tiene ya más nada que ver con las condiciones históricas del imperio español. Y en ese momento, todavía no se habían sacado a España de encima. Las guerras de la independencia cubana, son un cruce histórico. Se produce en un cruce de dos épocas: Los problemas que no se resolvieron de una, y la primera que enfrenta los problemas que plantea la nueva. Se plantean primero en Cuba, no en Argentina, no en Brasil. Es decir que el último queda primero. Se van los españoles e inmediatamente vienen los ‘marines’. Sin solución de continuidad, de colonia de España se transforman en colonia de Estados Unidos. La que también pasa a ser colonia de Estados Unidos es Puerto Rico. Cada vez que hablemos de Cuba -lo quiero decir ahora, y que no se lo olviden-, cada vez que hablemos de Cuba siempre pensemos en que Cuba y Puerto Rico son hermanos siameses. Como en las páginas policiales - “hermanos… que fueron separados… “. Puerto Rico queda como colonia de Estados Unidos, y Cuba no queda aparentemente como colonia de Estados Unidos por un subterfugio, porque las tropas norteamericanas se retiran de Cuba una vez que queda aprobada una cláusula de la Constitución cubana que autoriza a Estados Unidos a invadir y ocupar Cuba: La famosa Enmienda Platt. Entonces sigue siendo una colonia, constitucionalmente. Es decir que no consiguió la independencia a la que había intentado llegar tardíamente. El problema nacional en Cuba cobra una agudeza inusitada en América Latina porque no está resuelto todavía en los primeros años del siglo XX. Esto da lugar a una aguda consciencia nacional. A su hermano siamés se lo lleva un extranjero, que en la década del ‘30 lo va a convertir en Estado asociado de Estados Unidos. Es muy interesante: el hermano mayor -Cuba es la isla mayor de las Antillas, y Puerto Rico es la isla menor de las Antillas-, el hermano mayor, viendo lo que le pasa al hermano menor, dice, “si acá no lucho por la independencia total termino como mi hermanito”. Por eso, en el Partido Obrero, cuando planteamos ‘la unidad socialista de América Latina’, ponemos, ‘coma, incluido Puerto Rico’. Recién en el año ‘33, ‘34, se va a llegar a un acuerdo para suprimir la Enmienda Platt, ésta que permite a Estados Unidos intervenir en Cuba. ¿Pero por qué? Porque en el año ‘33 estalla una revolución como nunca se vio en América Latina -hasta esa época (…); sube un gobierno pequeño burgués anti-imperialista, nacionaliza los servicios públicos, establece la primera legislación laboral. El partido comunista intenta formar soviets (es el llamado ‘tercer período’, ultraizquierdista, de la Internacional stalinista, y declara al gobierno antiimperialista “enemigo principal)) y organizar grandes huelgas campesinas. El ejército se quiebra; y la fuerza armada queda en manos de los sargentos del ejército cubano. Siempre cito lo siguiente, porque es ilustrativo: El New York Times saca un artículo, cuando triunfa la revolución, y dice ‘la Casa de Gobierno de La Habana se parece al Palacio de Invierno en San Petersburgo en octubre de 1917’. En la historia de Cuba esto es fundamental, quiero decir, para los cubanos. En el resto de América Latina es relativamente desconocido. Es como consecuencia de esto que se saca la Enmienda Platt, (pero se mantiene ‘a perpetuidad’ la base de Guantánamo). Pero a este gobierno anti-imperialista que no es revolucionario, lo derrocan los sargentos, bajo el mando de [Fulgencio] Batista. (El rescate del Estado lo realiza el sector plebeyo de las fuerzas armadas – fenómeno interesante para cuando se discute la cuestión del armamento en la revolución o el papel de la llamada ‘juventud militar’). (…..). En resumen, la revolución que triunfa en 1959 es un crisol de procesos revolucionarios históricos. No es la expresión de una sola tendencia histórica. En estos procesos participa parte de la burguesía nacional y por sobre todo de la pequeña burguesía. La burguesía no participa, como es obvio, tomando las armas sino con distintas medidas, y yo cito en algún lugar que el monopolio de ron, Bacardi, apoya económicamente. Cuando se produce una lucha por la autonomía nacional, la burguesía que ha renunciado en los hechos a la autonomía nacional, se enfrenta a la situación siguiente: ‘¿De qué lado me pongo? Porque si me pongo del lado equivocado pierdo como en la guerra’. Por ejemplo, ‘si en una lucha nacional poderosa me coloco del lado del imperialismo, y la revolución triunfa, ¿cómo hago para volver? Entonces mejor me pongo del lado de los revolucionarios, y como soy una burguesía, voy a tratar de encaminarlos’, usando mis lazos financieros e internacionales (Trotsky decía que la burguesía recordaba “sus deberes nacionales).”).

El carácter de la revolución

En el periodo 57/59, todo un sector de la burguesía, no sólo cubana sino latinoamericana, presiona a favor de que Estados Unidos abandone el apoyo al gobierno de Batista y contemporice con la revolución. Cuando digo ‘un sector de la burguesía latinoamericana’ me refiero, y en esto quiero ser muy preciso, al presidente y el gobierno de Costa Rica, que fue protagonista él mismo de una revolución pequeño burguesa que destruyó al ejército y lo terminó sustituyendo por una guardia nacional que hace las veces de ejército. El otro que reclama a Estados Unidos que apoye la revolución cubana es (Rómulo Betancourt y su partido Acción Democrática), el líder más importante de Venezuela, en un momento muy significativo: La revolución cubana triunfa en enero de 1959, pero ¿qué había pasado un año antes? Un año antes del triunfo de la Revolución Cubana hay un levantamiento de masas, con participación de la Marina, principalmente, que derroca a la dictadura de Venezuela. El 23 de enero de 1958. ¿Cómo se llama el principal barrio ‘proletario, chavista, revolucionario de Caracas? Precisamente, 23 de Enero. ¿Se dan cuenta?, Cuba está acompañada por un proceso de crisis en América Latina. Son todos factores que presionan diciendo, bueno, lleguemos a un acomodamiento con esta revolución, y en cierto modo la burguesía, gran parte de la burguesía, acompaña a esta revolución, que se desarrolla en un período histórico donde las revoluciones nacionales no sólo se producen sino que se producen cada vez más, pero que como objetivo histórico están agotadas. ¿Qué quiere decir que están agotadas? Que se desarrollan en una época en que la sola revolución nacional no alcanza para asegurar la autonomía nacional. Porque si querés asegurar tu autonomía nacional tenés que dar golpes duros al imperialismo en su terreno de dominación económica. Ahora los capitalistas ya están desarrollados, y son fundamentalmente los capitalistas extranjeros. Si vos no resolvés la dominación de ese capital extranjero en tu nación, aunque hayas conquistado la independencia formal, aunque no esté más la Enmienda Platt, no tenés la autonomía nacional. Se cruzan tareas históricas. ¿Está claro eso?

Las revoluciones y sus partidos

Acá, quiero concluir con una idea: Las revoluciones son procesos históricos objetivos. Tengamos presente eso – no son solamente el producto de la voluntad de los revolucionarios Los revolucionarios le aportan a la revolución, a veces, la comprensión de la revolución y el camino de su victoria. Del mismo modo que un médico acompaña a una mujer en el momento del parto. Pero el médico no es responsable del embarazo ni de la evolución del niño en el vientre de la mujer. Es decir, que nosotros partimos, de los procesos objetivos históricos. Las sociedades llegan a un impasse y solamente zafan de ese impasse -con mayor o menor demora- a través de un proceso revolucionario. Los partidos revolucionarios, son los que entienden ese proceso; y hacen una preparación sistemática por medio de su programa. Una revolución puede derrocar al gobierno y tomar medidas muy importantes, como consecuencia de la misma revolución, sin que esté a la cabeza un partido revolucionario entrenado políticamente para conducir una revolución obrera. Esa necesidad histórica objetiva de una revolución puede ser encarnada por diferente tipo de fuerzas, que no pueden soslayar esa necesidad sin arruinarse políticamente. Lo que sí tiene que haber, sin embargo, es un partido revolucionario, que puede no ser obrero, puede pertenecer a otra clase social, pero que por su política, por su acción en el seno de las masas, merece el título de revolucionario. Eso fue el M26J y el Ejército Rebelde. Al mismo tiempo, esa dirección imprime su sello a la revolución que se ha desarrollado en la sociedad como una necesidad histórica objetiva. Este entrelazamiento se manifiesta en la modalidad de la victoria de la Revolución, que aunque triunfa al cabo de una lucha armada, no triunfa solamente ni fundamentalmente por esa lucha armada. Porque la guerrilla tiene mil miembros, y Batista un ejército bien pertrechado de cuarenta mil miembros. El régimen se quiebra por falta de sustento político, falta de sustento social, oposición de todas las clases de la sociedad, por la presión incesante de un Ejército Rebelde y por la habilidad estratégica de la dirección de ese Ejército. Esta revolución va a introducir, en el proceso de la revolución latinoamericana, una fase histórica nueva, debido a que en el curso de la confrontación con el imperialismo norteamericano que busca sabotearla, va a proceder a medidas revolucionarias que exceden el marco de una revolución puramente nacional. Efectivamente, termina expropiando todas las empresas imperialistas, a gran parte del capital nativo, y llega a desarrollar una reforma urbana y aspectos de una reforma agraria que ninguna otra revolución en América Latina realizó – y precisamente porque no las realizaron, terminaron fracasando como revoluciones. ¿Está claro?

El carácter de la Revolución Cubana

¿Qué actitud tenemos que tener frente a una revolución de este tipo? Apoyar la revolución. Hacer todo lo posible, como hicimos nosotros en distintas condiciones, para impulsar movilizaciones y luchas constantes en apoyo a la revolución y contra las agresiones norteamericanas. Además, quiero señalarlo -porque es históricamente objetivo y ustedes tienen la suerte de que ahora me acordé-, yo soy el fundador de la primera agrupación formalmente castrista en la república Argentina, porque en la facultad formamos una agrupación declaradamente castrista que se llamaba ‘Liberación’, por semejanza con el ‘Movimiento de Liberación 26 de Julio’, y éramos conocidos como los castristas. En nuestro corazón éramos todos trotskistas, ¿no es cierto?, pero como fundamos una agrupación que tenía por eje la defensa de la revolución cubana, la agrupación era considerada (bien considerada), digamos, por todo el mundo como una agrupación castrista, y defensora de la revolución cubana (cinco años antes de la fundación de lo que es hoy el Partido Obrero). Caracterizar un proceso histórico significa determinar la madurez que ese proceso histórico ha alcanzado en la historia real y efectiva de América Latina. Porque es una creación de las masas. ¿Qué interrogantes plantea la revolución cubana a partir de ese momento? No es una revolución proletaria. Es una revolución en la que participan todas las clases sociales bajo una dirección política de clase media. ¿Qué va a pasar ahora? ¿A dónde nos lleva una dirección de clase media – condicionada por una historia revolucionaria y por la presencia del imperialismo frene a sus costas - en una revolución apoyada por distintas clases sociales, donde la clase obrera como tal no se presenta como una clase políticamente autónoma? Es decir, que no se hace presente en el escenario con posiciones propias frente a las posiciones de otros. (…) En cambio, en las revoluciones modernas, hasta la Revolución China, la clase obrera tenía un partido político que intervenía frente a otros partidos políticos para decidir el rumbo de la revolución. En el caso de la revolución boliviana, lo hizo a través de los sindicatos. La Central Obrera de Bolivia es creada el día que la revolución boliviana del ‘52 derroca al gobierno burgués. Por eso, la Central Obrera Boliviana, como es producto de una revolución, se convierte a la vez en central sindical y soviet. Porque las revoluciones producen soviets -organismos políticos de la clase obrera-, pero los sindicatos vienen de períodos anteriores, de luchas por reformas. Acá la central obrera nace de una revolución, y tiende a confundirse con los soviets. ¡Otra expresión de combinación de procesos históricos diferentes! ¿Y cuál es la manifestación de que tiende a actuar como un soviet? Que los obreros que derrotan al ejército, y toman las armas del ejército, forman milicias obreras bajo la dirección de la Central Obrera Boliviana. En Cuba, en cambio, el proletariado no interviene como clase independiente, salvo en forma rudimentaria. No es, por lo tanto, una revolución proletaria. La dinámica de la Revolución no va a estar dictada por la clase obrera. El gobierno revolucionaria toma medidas anticapitalistas de alcance enorme, que suscitan conflictos y crisis internas, pero todavía no asegura que sea una revolución socialista. El que está interesado, históricamente, en que sea una revolución socialista es el proletariado, no los sectores emergentes de las clases medias. Se da un fenómeno peculiar. Y acá quiero que recojamos esto: Los únicos fenómenos normales son los peculiares. La historia no se presenta siguiendo un guion, como un director cuando hace una película – aunque ese guion de algún modo existe, pero tiene que ser descubierto por la lucha de clases en pugna. La historia es la más desleal de las figuras, porque trampea a los protagonistas todo el tiempo, y los obliga a modificar constantemente sus puntos de vista, a veces en forma muy radical, y otras veces en forma menor. Lenin, por ejemplo, luchó siempre por una revolución democrática en Rusia; y todo su partido era partidario de una revolución democrática. Los escritos de Lenin acerca de que no se confunda una revolución democrática con una revolución socialista, no sólo son abundantísimos -y prueban que luchaba por una revolución democrática-, sino que son brillantes, realmente brillantes. En lo personal, les digo, fueron los que más me costó entender; y creo que estoy empezando a entenderlo ahora. Brillantes y teóricamente correctos, del mismo modo que los de su maestro, Plejanov. Porque desentraña cuestiones fenomenales, que incluso conservan validez en los procesos ulteriores, que sin embargo se desvían de la revolución democrática. Bueno, este Lenin, que sostiene la revolución democrática, cuando estalla la revolución manda una carta diciendo, ojo al piojo: no vayan a hacer una revolución democrática, la revolución democrática se agotó, ha perdido vigencia, por su dinámica histórica es una revolución socialista. Acá hay que pegar un viraje; la historia no se presentó como la habíamos previsto, esto es singular, es peculiar, y escribe desde el extranjero para que su dirección, la dirección de su partido, no apoye al gobierno burgués que había surgido de la revolución (en febrero), cuando la dirección de ese partido ¡ya estaba apoyando a ese gobierno burgués!, siguiendo su propia tradición. Y cuando Lenin vuelve, y ya puede discutir francamente, los compañeros le dicen, pero, Lenin, decíamos lo contrario, y él les contesta de una forma maravillosa, les dice, así pensábamos los viejos bolcheviques, lo bolcheviques de antes; ahora hay que pensar de otra manera.

Lenin y los procesos transicionales

Lenin es genial en este sentido, al menos para mí, por su capacidad para enmendar los defectos de sus posiciones políticas en el momento decisivo. Esta es la razón por la que León Trotsky dice que sin Lenin nunca hubiera habido revolución. Acá entramos, entonces, en otra paradoja de esta charla, porque yo les dije a ustedes que las revoluciones son históricamente objetivas y ahora les digo que sin Lenin no hubiera triunfado… Es que hay una combinación dialéctica entre el proceso de embarazo y nacimiento, y la calidad de la atención que recibe la mujer durante el embarazo, la atención que recibe de su marido, el cariño con que es rodeada, y el médico que la atiende al final. Es la naturaleza y es la intervención. Eso hay que tenerlo también presente. Ustedes se dan cuenta que estamos tratando de desarrollar cosas con las que nos vamos a enfrentar en un proceso revolucionario del cual estoy convencido que todos ustedes van a ser protagonistas -en la medida en que sean militantes, y del Partido Obrero. En cierto modo, la experiencia de la revolución cubana, como antes había ocurrido con la revolución china, no representaba una novedad para los trotskistas, y era al mismo tiempo una completa novedad. Querer clasificar la revolución cubana en un esquema sin entender qué era lo novedoso y que era lo no novedoso, es naturalmente un error. ¿Qué era lo que no era novedoso? Que ya existía una experiencia de debates acerca de los gobiernos de transición, en los cuales la dirección de la revolución no había pasado a la clase obrera. En la revolución rusa se presentó esa novedad. Era el hecho de que había una organización obrera y los obreros estaban armados, pero la mayoría de esas organizaciones le había cedido el poder a la burguesía. Pero los obreros estaban armados y había problemas acuciantes que no se estaban resolviendo por parte de ese gobierno burgués. Uno era poner fin a la guerra. Que era en plena guerra mundial, Es decir, el pueblo quería la paz. Y el gobierno burgués, aliado a los gobiernos que estaban en la guerra, quería continuar la guerra. Y el otro problema era el problema de la tierra: No se había dictado ninguna medida que entregara la tierra a los campesinos. Entonces el movimiento revolucionario avanza, después de derrocar al zar, y en un momento determinado ejerce una presión extraordinaria en el conjunto del país, y Lenin le dice a los partidos reformistas que si echan a la burguesía y toman el poder, el partido bolchevique está dispuesto a apoyarlos, en el sentido de que está dispuesto a defenderlos de cualquier ataque que se les haga y a enfrentarlos por los procedimientos electorales constitucionales del sistema soviético. ¿Está claro o no? Si ustedes toman el poder, y se forma un gobierno de los soviets, por lo tanto un gobierno obrero, nosotros no vamos a entrar al gobierno, porque no estamos de acuerdo con la política de ustedes, pero lo vamos a defender frente a los ataques de los capitalistas y vamos a defender nuestras ideas en los soviets y ganar delegados y obreros, y cuando un día tengamos mayoría y bueno, ustedes serán la oposición y nosotros seremos el gobierno. Como pasa ahora en Argentina, gana uno, es el gobierno, pero, aplicado a un sistema soviético. La idea de Lenin es muy aguda, y él lo dice textualmente, ‘es la única oportunidad que tenemos de que la revolución sea pacífica’, ¿por qué?, ‘ya estamos armados, frente a nosotros no hay ejército, tenemos organizado el aparato estatal en los soviets, ¿qué tenemos que hacer? Click-clickclick [golpea con los nudillos en la mesa como si fuera una puerta], ¡adelante!, un tipo nos abre la puerta, y se le dice, señor, usted no es más gobierno, ahora gobernamos nosotros. ¿Quién se va a resistir?, no hay quién se resista, todos los partidos de izquierda están de acuerdo en formar un gobierno de los soviets, unos integrando el gobierno y otros diciendo, no, me quedo en la oposición’. Para Lenin, que la revolución sea pacífica -miren lo que voy a decir a los que están mirando por Internet- era la variante más positiva para la revolución, la más positiva; porque evitaba la guerra civil. ¿Ustedes escucharon alguna vez que lo más grande que dijo Lenin es que quería una revolución pacífica?, Tienen la idea contraria, ¿o no? Tienen la idea contraria. Pero se dio esta peculiaridad. Se invitaba a formar un gobierno -que no iba a ser un gobierno bolchevique-, de un sistema soviético -por lo tanto obrero-, el cual iba a tener que decidir poner fin a la guerra y entregarle la tierra a los campesinos. Una vez echada la burguesía no había ningún impedimento para negarse a adoptar un decreto que le entregara la tierra a los campesinos y se haga la paz, ¿está claro o no? Tanto era así que, por ese motivo, los mencheviques le dijeron que no. ‘No. Tiene que gobernar la burguesía.’ Ellos se dieron cuenta de que si tomaban el gobierno, o asumían el gobierno, asumían la responsabilidad de tomar medidas radicales, que Fidel Castro no tuvo ningún problema en tomarlas, pero los mencheviques rusos sí. ¿Ven, cómo empiezan las analogías? Ahora, eso no quiere decir que el gobierno de Fidel Castro no sea de origen menchevique. Sino que es un menchevique que toma las medidas que los mencheviques rusos no habían querido tomar. ¿Por qué digo ‘menchevique’? Porque su origen también es la pequeña burguesía, o la aristocracia obrera de Rusia, no es el partido bolchevique, el partido que tiene organizada a las masas. Ese partido menchevique no quiso tomar esas medidas y por lo tanto no quiso tomar el poder. No quiso asumir la responsabilidad de enfrentar al capitalismo en nombre de la clase obrera. Fidel Castro sí, asumió esa responsabilidad; pero no por eso era un gobierno obrero, o un gobierno cuyo objetivo fuera el socialismo, sino que era un gobierno que luchaba por la independencia nacional, que derrocó a un gobierno semi-colonial, y que tomó todas las medidas radicales necesarias que cualquier gobierno que quiere defender la independencia nacional tiene que tomar si no quiere que lo terminen saboteando desde adentro y derrotando la revolución. No sé si se entiende esta peculiaridad: El hecho de que sea un gobierno revolucionario -¿por qué? porque toma medidas revolucionarias-, no quiere decir que sea un gobierno revolucionario socialista. ¿Y por qué no es un gobierno revolucionario socialista? Porque la clase obrera, como clase, no es la que dirige ese gobierno. Y la única clase que está interesada en abolir la explotación capitalista en un sentido histórico general es la clase obrera. Porque la clase obrera quiere abolir la explotación capitalista en el camino a la abolición de toda forma de explotación, ¿está claro? La clase obrera quiere tomar el poder, y todavía ser clase obrera, pero tomando medidas que al final hagan que ya no sea una clase obrera, porque, ¿qué quiere decir que ‘ya no es una clase obrera’?, que es dueña y es libre de determinar sus destinos. El Partido Obrero está inscripto en esta corriente histórica del movimiento obrero. Nosotros luchamos por la emancipación de toda forma de explotación social, y la clase revolucionaria para luchar contra esta forma de explotación social es solamente el proletariado. Todas las otras clases sociales pueden avanzar en grandes medidas, y no sólo que pueden avanzar sino que están obligadas a veces a avanzar, si quieren sobrevivir. Pero todavía no representan a la clase obrera.

Experiencia en los años 20

Entonces, se plantea un problema, que lo quiero analizar, también, en forma analógica, antes y después. A raíz de esta experiencia con los mencheviques, que fracasó, quedó instalada por primera vez en los marxistas la idea de que podía haber un gobierno obrero que no fuera un gobierno del partido revolucionario. Pero esa idea no sobrevivió, porque los mencheviques no tomaron el poder. ¿Quién tomó el poder? Los bolcheviques. En una palabra: El intento de Lenin de la revolución pacífica, está bien, fue una noche inspiradora, hicimos los intentos, fenómeno, pero la historia no demostró que sea viable. Y, todo el mundo se olvidó. Hasta que, en el año 1920, en Alemania, en un periodo de revoluciones, se produce un golpe militar. El golpe militar produce la huida del gobierno del partido socialista (como el de [Hermes Juan] Binner) de la capital de Alemania, de Berlín. La central sindical, al ver que el gobierno socialista no lucha contra el golpe -y la central sindical apoya a ese gobierno socialista, porque es de Binner, y es una central sindical como la CGT, no es revolucionaria, es reformista-, dice Cagamos. Porque ahora con este golpe militar nos barren a todos, entonces declara la huelga general. Arma un par de milicias obreras, aplasta el golpe, y de golpe se da cuenta de que está, en Berlín, ella, no el gobierno, porque el gobierno huyó, y el golpe fue derrotado. Entonces no se le ocurre al secretario general de la CGT otra cosa que convocar a todos los partidos de izquierda y decirles, che, miren, tenemos que formar gobierno. Y el partido comunista dice ‘no’, ‘no quiero formar gobierno de ninguna manera, lo rechazo, totalmente; vos sos un Moyano cualquiera, reprimiste a los trabajadores, te enriquecés con las obras sociales…, pa-pa-pa-pa-pá’. Vuelve el gobierno socialista, y se produce un reflujo. Esto provoca una conmoción en la flamante Unión Soviética y abre un debate largo y tremendo, que incluso tendrá otras ramificaciones, como la conducta a adoptar ante la ocupación de la cuenta carbonífera de Alemania, por parte de Francia. Se desarrolla un proceso muy complejo, que hasta el día de hoy incluso provoca ruido en la historia del trotskismo. Pero que obliga a la Internacional a discutir la posibilidad de que partidos que no sean comunistas tomen el poder. Ya empieza a parecerse a la revolución cubana. Entonces, en un congreso muy importante, dicen: ‘los obreros pueden llegar a gobernar en los países capitalistas bajo diversas formas; si lo hacen como lo hace este gobierno socialista de Alemania, en coalición con la burguesía, es un gobierno burgués, pero como lo hace el Partido Laborista de Gran Bretaña, gobierno obrero, de contenido burgués, porque apoya al capitalismo. Después, puede haber gobiernos obreros más reformistas; luego puede haber gobiernos obreros como el que se propuso formar ante el golpe militar en Alemania, que convocó al partido comunista; y por último el gobierno auténticamente obrero, que va a ir hasta el final, formado por nosotros’. A partir de esta caracterización discute qué actitud adoptar frente a todas estas variantes de gobiernos obreros. Era una novedad, en la crisis de la sociedad capitalista, que un partido obrero (reformista), que rompe con la burguesía y la política de la burguesía, pudiera formar un gobierno obrero. (…) Ante esto, Lenin y la Internacional decían que cuando se forman gobiernos de este tipo ‘nuestra línea de delimitación tiene que ser esta: No podemos considerarlo un gobierno burgués como cualquier otro’, ‘lo que le exigimos es que desarme a la burguesía, elimine a las fuerzas armadas, y arme a los trabajadores. Esa va a ser nuestra línea de actuación; y con esa línea de actuación, vamos a tratar de agrupar la mayor masa de trabajadores para hacer una auténtica revolución socialista’, Como ustedes ven, los estoy incorporando a toda una historia de debate, frente a fenómenos históricos, procesos, que son antecedentes de toda esta situación. Luego, más adelante -me voy a saltar un poquito-, más adelante, cuando León Trotsky redacta el programa de la Cuarta Internacional, toda esta experiencia la resume en dos renglones. Dice, ‘no se puede excluir que en circunstancias excepcionales, partidos reformistas o partidos pequeño-burgueses tomen el poder, pero serán un corto episodio para la verdadera revolución obrera que será conducida por el partido revolucionario’. Esa frase, que, para el que no conoce toda esta historia, suena como una…, un pálpito de Trotsky, resume todo aquello. Pero en el medio, ¿qué es lo que ocurre? En el año ‘23, Alemania entra en una situación revolucionaria como nunca se vio en la historia de la humanidad. La moneda perdía valor todos los días, la gente cargaba bolsas de billetes para comprar…; es decir, el país estallaba, una sociedad industrial se disolvía. Entonces se llegó a la conclusión de que estaba madura la revolución. Y organizan la revolución a través de la alianza con algunos gobiernos regionales, como acá diríamos ‘provinciales’, formados por el ala izquierda del partido socialista. ¿Con qué idea? Con la idea de que como son gobierno, van a utilizar el poder propio de gobiernos provinciales, para apresurar el armamento de las masas, desarmar a la policía, cuentan con un aparato que puede jugar un rol importante. Pero esta revolución, que pocas veces se programó con tantos detalles, no se va a producir nunca, y va a terminar en un derrumbe completo, porque los socialistas dicen, al final, en el momento decisivo, esto no es lo nuestro, y paralizan por completo al partido comunista alemán. La revolución se produce en numerosas ciudades a donde no llega la noticia de que ha sido frenada porque ha habido un desbarranque de la dirección que debía conducir esa revolución. Es decir que esta historia de los gobiernos transitorios tiene un episodio trágico, que es el episodio de la revolución alemana de 1923. Todo esto hay que considerarlo. Pero, tanto Lenin cuando propuso a los mencheviques, tanto cuando se discutió la respuesta a la huelga general del año ‘20 frente al golpe, en todas las circunstancias, la idea era que estos gobiernos transitorios iban a ser episódicos. Porque iban a entrar en contradicción con su propio programa, iban a entrar en contradicción con su propia falta de preparación para una auténtica revolución, y esa contradicción la iba a aprovechar el partido comunista para hacer la auténtica revolución. Por lo tanto nunca se analizó la evolución que podían tener estos gobiernos, porque se entendía que estos gobiernos no podían en realidad tener ninguna evolución; sino que eran experiencias transitorias que abrirían paso para algo más profundo. Es importante que tengan en claro esto. Porque la experiencia de post-guerra, va a hacer que gobiernos de este tipo en China y gobiernos de este tipo en Cuba, no tengan para nada un carácter episódico, ¿no es cierto?, en Cuba ya lleva como sesenta años, y…, no lo tuvo en China.

Sustitución de clases al revés

Entonces, era una novedad política extremadamente importante para el conjunto de las fuerzas que se reclaman del movimiento obrero. Algunos empezaron a decir, bueno, muy bien, nos equivocamos; acá en la Argentina, un líder importante, dijo, nos equivocamos…, la clase media puede hacer una revolución socialista, ya está, hay que rendirse ante la evidencia, porque en Cuba hay una revolución socialista, la condujo la clase media, quiere decir que la clase media puede hacer una revolución socialista. Esta conclusión tuvo un alcance relativamente importante cuando el partido de este líder -que es lo que hoy son el PTS, MST, MAS, IS-, en el congreso del año ‘67, hizo votar la resolución de que no hay que construir más partidos obreros, lo que hay que construir son fuerzas militarizadas, ‘brazos armados’, que libren luchas armadas pero no partidos obreros. ¿Ven la importancia de caracterizar la clase media puede hacer la revolución? Pone en interrogante la cuestión estratégica de construir un partido un partido obrero Alguien me ha dicho: ‘sí, pero mejor es un partido obrero; porque mientras la clase media puede hacer la revolución socialista, cuánto mejor sería que la haga un partido obrero. Pero entonces el partido obrero no es una necesidad histórica. Otro dice, no…, yo no quiero entrar al Partido Obrero, yo soy de los que opinan que la clase media va a hacer la revolución socialista, y, se pone a reclutar militantes del PO para la revolución socialista. Él dice que puede ganar la copa del mundo, yo digo que puedo ganar la copa del mundo, ¿la AFA qué hace: puede elegir a cualquiera de los dos? No, tiene que haber una razón de fondo, excluyente. (Las situaciones ambiguas de este tipo explican en gran parte el entrismo de los obreros revolucionarios en partidos pequeño burgueses obreros o incluso pequeño burgueses de clase media). Si una clase que no es el proletariado puede hacer una revolución socialista, bueno, eso de construir un partido obrero es, bueno…, digamos que en la Argentina sería mejor un partido obrero, pero si alguien tiene alguna otra oferta, la consideramos. Esto no es chiste, porque Montoneros y ERP, de la clase media, plantearon dirigir una revolución; y en el caso de Montoneros, bajo la bandera del retorno de Perón. ¿Ustedes ven…? Estoy planteando las cuestiones que determinan nuestro accionar político en este período crucial. La novedad que introduce que los fenómenos considerados ‘episódicos’, en el pasado, se transformen en ‘larga duración’, es que nos obliga a analizar la evolución que va teniendo el régimen político que nace de la revolución, analizar las mutaciones políticas de esa larga duración. Cómo se va modificando, qué etapas va atravesando, en función de la presión de las distintas luchas.

Bonapartismo

Porque al principio, Fidel Castro era el líder indiscutido de la revolución por su autoridad intelectual, organizativa, y personal. No hay que confundir eso, con poder político (estatal) personal. Lenin fue el líder de la revolución rusa. Otra cosa es el poder personal, la utilización del aparato del Estado. Nosotros estamos contra el poder personal, luchamos por un poder basado en la deliberación; no vamos a estar contra los líderes, porque si estuviéramos contra los líderes o caudillos revolucionarios estaríamos saboteando la construcción del partido obrero revolucionario. Al revés, nosotros estimulamos que en el Partido Obrero haya líderes; y en el Partido Obrero tenemos muchos líderes, y eso se nota en todas las manifestaciones políticas y públicas del Partido Obrero. Entonces tenemos este fenómeno de los cambios en la transición ‘larga’, porque en el curso de estos cambios de regímenes, este gobierno que nace como revolucionario, va a actuar como contra-revolucionario, en última instancia. Tomemos el caso de la revolución sandinista. ¿Por qué la revolución sandinista, dirigida por la clase media de izquierda y revolucionaria nicaragüense, con un apoyo de masas superior, en su etapa final, al que tuvo Fidel Castro, no hizo la misma revolución que Cuba? Porque la Unión Soviética y Cuba presionaron sobre la dirección sandinista para que no saque a la revolución de los marcos burgueses. Eso es contra-revolucionario. Conspiró contra el desarrollo de la revolución a escala latinoamericana. ¿Y por qué lo hizo? Por el temor, probablemente, a que una propagación de revoluciones socialistas en América Latina pudiera generar una guerra general con el imperialismo norteamericano, y pudiera abrir una perspectiva histórica diferente para el mundo, contraria a los intereses de la burocracia soviética. El castrismo no tuvo, frente a la revolución latinoamericana, la osadía que tuvo en la Revolución Cubana. ¿Pero por qué la revolución sandinista, que se da en las mismas condiciones de radicalización: lucha contra un dictador más odiado que Batista -[Anastasio] Somoza-, un levantamiento popular en el cual murieron 50.000 personas -, no desarrolla -teniendo el ejemplo de Cuba- las medidas de Cuba? Porque combatir el bloqueo a Cuba por medios revolucionarios, era visto por el castrismo como ‘más costoso’ que combatirlo con el método de la coexistencia pacífica y la diplomacia internacional, una vez que hubo abandonado el método de aparato del foquismo. Este desarrollo tiene su equivalente en el régimen político. El mismo gobierno cubano, que al principio es un gobierno con la burguesía (tiene un presidente que se llama [Manuel] Urrutia, después tiene un presidente que es [Osvaldo] Dorticós), después se va a formar un gobierno uniforme del movimiento castrista. Dentro del movimiento castrista también hay cambios, porque en el movimiento castrista primero hay una dirección objetivamente colegiada (Fidel Castro con Che y con Camilo Cienfuegos). Luego, en función de este acuerdo con la burocracia soviética, incorpora al aparato del partido comunista al poder del Estado, y declara que el Estado cubano es un Estado de partido único, que es la asimilación política más completa al sistema stalinista que se instauró en la URSS. Luego que fracasan las dictaduras en América Latina, va a empezar una política de recomposición de relaciones con los demás Estados latinoamericanos, que es lo que va a explicar su actitud con la revolución sandinista, y lo que va a explicar este invento del ‘socialismo del siglo XXI’. Fidel Castro y la revolución cubana apadrinan un ‘socialismo del siglo XXI’ cuyo mensaje es la caducidad del socialismo del siglo XX, es decir, de la revolución cubana. Sostener que hay un socialismo del siglo XXI es decretar la muerte de la revolución cubana. Porque el socialismo del siglo XXI es la distribución de ingresos bajo un sistema capitalista. Es lo que hace Lula, lo que hace [Rafael] Correa, lo que hace Chávez, y alguno que me olvido por ahí. ¿Ven? No, ahora la ruta del cambio en América Latina es bajo el capitalismo. ¿Quién lo dice? Una dirección que supuestamente estaba haciendo la revolución socialista. Entonces se va produciendo una modificación importante de todo el régimen político. Ese régimen político, antes de entrar en una crisis severa -porque se disuelve la Unión Soviética- se integra económica y políticamente a la Unión Soviética, y hace cargar a la economía cubana con todo el peso del atraso industrial de la Unión Soviética; privilegiando el subsidio económico que viene de la Unión Soviética a una política de industrialización independiente que le dé viabilidad a Cuba para un futuro más complejo. Cuando se disuelve la Unión Soviética, se establece un derrumbe muy fuerte del sistema y la emergencia de Fidel Castro como árbitro único de la política cubana, que nosotros llamamos ‘bonapartista’. Solamente para completar: Es un bonapartismo que no nace de ahí, es un bonapartismo que es anterior, pero que es diferente a él. Porque en muchas revoluciones han aparecido figuras de poder personal, bonapartistas, cuya función es proteger los procesos sociales creados por la revolución. Luego hay figuras bonapartistas cuyo fundamento -¿no es cierto?- ya no es proteger esos intereses revolucionarios, porque cambia la etapa histórica. Para dar un ejemplo -especialmente a muchos compañeros acá que seguramente nunca escucha hablar de tantas cosas tan complicadas en una sola vez-: Napoleón Bonaparte, fue un bonapartismo revolucionario. Esto es una contradicción -porque el bonapartismo es reaccionario, lo que es revolucionario es la revolución-, pero Bonaparte…, ¿cómo surge Bonaparte en Francia?: Es derrotada la revolución, la revolución se derechiza…, y cuando parece que la derecha va a deshacer todo lo que hizo la revolución, Bonaparte da un golpe de Estado y dice, no, hasta acá; lo único bueno de toda la contra-revolución de ustedes es que eliminaron a los revolucionarios; pero devolverle la tierra a los terratenientes o a los feudales, no: la tierra es de los campesinos; hacer esto, no; y no sólo eso sino que voy a empezar un par de guerras en Europa para que se haga lo mismo que acá en Francia. Entonces, Fidel Castro, en todo un período aparece como un líder de características bonapartistas, pero que la gente no lo ve como bonapartista porque dice, no, está defendiendo la revolución; pero la está defendiendo a la revolución, no con métodos soviéticos, deliberativos, obreros, etcétera, sino con métodos de poder personal. Revolución permanente y dictadura proletaria El otro punto importante, que debe incorporarse en cualquier análisis, es que el partido comunista de Cuba -pero ya como partido castrista; o el partido castrista, pero ya como partido stalinista- fomenta el desarrollo del Foro de São Paulo con todas las fuerzas democratizantes y nacionalistas de la izquierda en América Latina. Se le ha dado bola a los documentos que se votaron en ese Foro de São Paulo: Eran documentos cuasi neoliberales, eran documentos que prácticamente anunciaban una restauración capitalista en Cuba. Los Congresos terminaban siempre, siempre, en votaciones de 499 a 1. En un Encuentro les dije, ‘ustedes van a llegar todos al gobierno’ -y no me equivoqué, llegaron todos al gobierno-, ‘van a llegar todos al gobierno porque están buscando un acuerdo con Estados Unidos’. Es decir, se forma un bloque de izquierda, bajo el amparo del partido cubano, completamente contra-revolucionario. ¿Qué quiero rescatar? La revolución es socialista cuando la hace el proletariado, ¿por qué? Porque ninguna revolución es socialista al día siguiente de la toma del poder (es el inicio). A lo sumo en los países muy avanzados podría ser; al día siguiente se toman medidas de expropiación y se terminó todo. Pero en los países atrasados el socialismo es la etapa última del desarrollo político de la revolución (mundial). Todas las primeras medidas son nacionales, democráticas, y socialistas parciales, en conjunto con las otras, parciales o transitorias – por ejemplo, el control obrero y la gestión obrera colectiva de la economía nacionalizada. ¿Por qué se la llama socialista? Porque el interés del proletariado que hace la revolución es desarrollar todas las etapas de la revolución (permanencia) hasta que madure la formación de una sociedad socialista (internacional). En cambio, la de otras clases sociales, tienen alcances más limitados. Porque sus intereses tienen alcances históricos más limitados. Hay una famosa polémica -que yo espero que el Partido Obrero la traduzca, la divulgue; es muy importante-, entre un gran bolchevique y economista, Preobrashensky, y Trotsky. Discutían sobre China, que era un país re-atrasado, ni siquiera estaba unido. Trotsky repitió mil veces (esto es para otra charla, les prometo que hoy no): ‘La tarea fundamental de China es la unidad nacional.’ Tenía gobiernos locales de señores de la guerra por todos lados. Para Preobrashensky, la revolución china no era una revolución socialista. Trotsky decía, ‘Sí, lo es’. Cómo, le respondían, ¿las tareas históricas pendientes son socialistas?, ‘No, pero la clase que puede llevar a la victoria a la revolución es el proletariado chino, no la burguesía china, y el proletariado chino, al tomar el poder, va a desarrollar la revolución permanente.’ El proletariado va a desarrollar la revolución permanente. ¿Por qué? Porque su interés histórico último es la abolición del trabajo asalariado - la explotación del hombre por el hombre bajo la forma del salario, que es la forma última de la explotación en la sociedad explotadora. En cambio las clases medias, no, por radicales que puedan estar; tiene que estar la clase obrera. Ustedes se dan cuenta, compañeros, que yo hago esta afirmación hoy en forma rotunda, no dejo a elección. Yo digo, ¡no!, sólo un partido obrero en la Argentina puede darle una salida, a la Argentina, y al proletariado, y contribuir a la revolución mundial; en eso quiero ser contundente, y todo el debate político sobre esta cuestión se reduce a este tema avalado por la experiencia histórica. Y acá no importa los años que duró o dejó de durar; podía haber durado menos si ciertos fenómenos históricos en lugar de ser derrotados hubieran sido triunfantes. Estos fenómenos han durado más por una circunstancia que se da en la post-guerra y que no existía en pre-guerra. En la pre-guerra había grandes partidos obreros revolucionarios, y en la postguerra, no. Entonces, como el nene igual tiene que nacer; si no viene Favaloro, llamá al médico de la esquina, pero está revolución se va a producir, pero asistida por un obstetra de un carácter histórico distinto. El caso más flagrante es el de la revolución china. Las negociaciones de Estados Unidos, para que Mao Tse-tung forme un gobierno con Chiang Kai-shek, y la revolución no avance por encima del capitalismo, fueron innumerables. Ahora, yo, después de tantos años de militancia, ¿por qué me sentaría con Estados Unidos para discutir que la revolución en Argentina no avance más allá de la fase capitalista? Sólo porque la contemplo como algo que yo apoyaría… Si yo lo excluyo por completo, digo, miren, muchachos, no se molesten en venir…. No le voy a hacer perder el tiempo al otro, y a mí, y confundir a todo el mundo, sentándome en una mesa con el embajador norteamericano. Estas discusiones existieron, esta posibilidad se contempló. La burocracia rusa, al ver que era un movimiento independiente de ella -aunque comunista, era independiente de ella-, abogó por ese gobierno de frente popular. ¡Pero andá a decirle a los mil millones de campesinos que querían la tierra que vamos a arreglar con los norteamericanos para que siga Chiang Kai-shek, con el cual habían estado en guerra civil durante doce años! Entonces, primó un mínimo de realismo político inevitable. El realismo político fue tan extraordinario, que el Partido Comunista, en la nación más populosa del mundo, en la nación más importante del mundo, toma el poder. Más tarde, va a recuperar su silla en el Consejo de Seguridad de la ONU. Porque de algún modo estos procesos revolucionarios contenidos en el marco de ciertas direcciones políticas, el imperialismo los ve, en cierto sentido, como posibilidades de negociación, cambiando las circunstancias políticas. En China también, el mismo partido, y la misma clase, y los mismos sectores, que hicieron la revolución china, hoy han convertido a China en la segunda potencia capitalista del mundo. ¿Eso podría ocurrir con una revolución proletaria? No. Porque a Rusia le pasó lo mismo, pero para eso hubo que derrocar, y fusilar, a todo el comité central que hizo la revolución, expropiar el sistema soviético, confiscar a los trabajadores, sacarles sus derechos políticos, y entonces, después, emprender, lenta y dolorosamente, ese camino. Acá se hace bajo un mismo régimen político. ¿Por qué ahora esto es fundamental? Porque, ¿qué proceso se abre ahora? El proceso que se abre ahora son las posibilidades de revoluciones proletarias en América Latina. En América Latina, la salida no es entre la Unión Democrática y el chavismo en Venezuela, no es entre Temer y Lula, no es entre Cristina y Macri, es entre el Frente de Izquierda y el bloque macrista y su cohorte de apoyo pejotista y renegados del cristinismo , es entre la vanguardia obrera brasileña y el bloque temerista-petista (porque vienen del mismo palo en su coalición política), y lo mismo ocurre por ejemplo en Venezuela, para ilustrar. Acá hay una posibilidad de desarrollo, que de darse, en forma consecuente, abre por ella misma una situación revolucionaria. Porque aparece un factor subjetivo. Indudablemente Trotsky nos ha dejado un gran legado. Es indudable que Cuba ahora enfrenta un proceso de transición nueva. Primero generacionalmente, en un país que tuvo, la mayor parte de su tiempo, un sistema bonapartista de distintas características. Se abre ahora una discusión, en el liderazgo de esa revolución, cuando esa revolución tiene trazado un rumbo incierto frente a la bancarrota capitalista mundial y los cambios en Estados Unidos. No hay ninguna fracción del partido gobernante que rechace el tránsito capitalista, sino que quieren repetir lo de China, y por eso han abierto zonas económicas especiales donde hay grandes inversiones de capital extranjero, y han despedido centenares de miles de la administración pública. Entonces, se abre una discusión. Pero se abre una discusión con un fondo de crisis. Porque Estados Unidos no levantó el bloqueo, y no lo va a levantar hasta que Cuba no le haga concesiones más importantes a Estados Unidos que las concesiones que China le hizo a Estados Unidos en su momento. Porque Cuba está a 90 millas de Estados Unidos y hay una burguesía ‘nacional’ en Florida. Además es un período político muy controvertido, porque los chinos quieren desarrollar un capitalismo ‘alla china’ cuando Trump quiere reventar el capitalismo ‘alla china’ con una guerra comercial. Es decir, cuando el camino chino se ha transformado en una encrucijada china.

Partido Obrero en Cuba

Algunos dicen, el pueblo cubano no tiene opiniones, no habla, no ejerce una influencia. Pero las crisis políticas auténticas no se pueden resolver sin la intervención de los pueblos. Porque cuando hay una crisis política auténtica hay una división entre los que gobiernan. Y cuando hay una división entre los que gobiernan las fracciones que gobiernan buscan derrotar a las otras, rivales, conquistando apoyo popular. Diciendo, no, la mejor salida es la mía, ¡no, la mejor salida es la mía! Bueno, si hay dos, en el Estado, que se disputan cuál es la mejor salida, ya el pueblo entra en movimiento, ya empiezan a decir, ah, che, ¿será esta salida?, ah, ¿será la otra?, y ahí no falta un trotskista que aparezca y diga, no, son lo mismo, y la salida tiene que ser obrera y socialista, pero ya en un marco de deliberación, y plantea desarrollar un partido obrero en Cuba. Ahora, ese partido obrero en Cuba, que se va a desarrollar, ¿va a ser un heredero ideológico del partido que está en el poder? Esto pone en evidencia que la clase que gobierna no es la clase obrera; porque si fuera la clase obrera sería un problema al interior de la clase obrera. Es decir, Cuba, interviene -el proceso cubano- muy profundamente en toda esta crisis de América Latina ¡que es extraordinaria! Miren, compañeros, ustedes no leen los diarios financieros – esta bien . Ellos, te dicen francamente que esto no va para ningún lado. Miren, pasó un hecho menor, bien menor, pero en el fondo sugerente, el lunes. Me quieren hacer una polémica en Radio Nacional. Me dicen, Jorge, ¿venís con José Luis Espert?, digo, bueh, después me dicen, no, Espert no puede, ¿venís con… Milei…? Finalmente, con Jorge Castro. Entonces, claro, de nuevo con Jorge Castro. Pero esta vez hubo una sorpresa. Él dijo que el capitalismo era fabuloso -como siempre-, yo dije lo contrario. Hasta que de golpe planteo, que todos esos avances tecnológicos que él describe del capitalismo como expresión de una viabilidad, entraban en contradicción violentísima con el marco de crisis social capitalista – y que, por lo tanto, tenemos por delante, son rebeliones y rebeliones, contra el capitalismo. Y él responde, el capitalismo es un sistema dinámico, y como todo sistema dinámico, pasa inevitablemente por crisis, y efectivamente vamos a tener rebeliones y rebeliones y rebeliones… Entonces les dije a los periodistas, ‘cerremos el programa acá. Concluyo con mi tema preferido. ¿Quién se ha declarado en bancarrota en el mundo, oficialmente? Oficialmente se ha declarado en bancarrota, una nación… Puerto Rico. [Barack] Obama ha formado un comité supervisor de Puerto Rico. Es decir que el gobierno de Puerto Rico ya ni siquiera es gobierno colonial, sino que es la secretaria del gobierno establecido por Obama para manejar la bancarrota de Puerto Rico. Ahora bien, al hermano mayor, le dicen vení al capitalismo… caribeño, pero él ve que su hermano menor, que entró hace 40, 50, 60, 80, 100 años en el capitalismo caribeño, está liquidado, tiene descenso poblacional, está en bancarrota, y no es viable. Porque el que lo ha llevado a la bancarrota ha sido Estados Unidos. Si no fuera Estado de los Estados Unidos, Puerto Rico no estaría en esta bancarrota. Es decir que cuando se discute el tránsito a una forma de privatización capitalista en Cuba, empieza a emerger con una fuerza enorme el tema de la independencia nacional de Puerto Rico. Y entonces acá tenemos bingo, ¿qué falta, en los cartones?, no falta nada. Tenemos un continente que ha comenzado una experiencia política -cuya duración no conocemos de antemano - tremendamente aguda, con grandes crisis de poder, en que la izquierda tiene que buscar el camino para que intervengan las masas, desde el punto de vista de la clase obrera revolucionaria; que para que exista ese punto de vista el Partido Obrero tiene que profundizar en la clase obrera la conciencia y organización de clase que está en desarrollo, como en el Neumático, en la Alimentación, en el INTI, con esos delegados, etcétera; nosotros estamos formando a esa clase obrera revolucionaria. Parcialmente y con sus métodos, y con los límites de esos métodos, lo están haciendo los partidos que integran el FIT. Que arriman, del mismo modo que sustraen; pero que crean en ese proceso político la efervescencia, el debate y las cuestiones, que nosotros tenemos que llevar hasta sus últimas consecuencias para avanzar. Esta es la actualidad de la revolución cubana. Vamos a tener una nueva revolución cubana dirigida por la clase obrera. Para eso tiene que haber un partido obrero, y para eso los cuarta-internacionalistas de América Latina tienen que entender que una revolución socialista es una revolución que, independientemente de sus tareas inmediatas, tiene que estar dirigida por el proletariado consciente.

Muchísimas gracias