PLANTEOS SOBRE LA REVOLUCIÓN CUBANA Y LOS ESTADOS OBREROS, EN UNA CHARLA DEL PARTIDO OBRERO
Lo que sigue ya fue colgado en el face como video. En esta versión escrita clarificamos la exposición e introducimos algunas precisiones
Buena lectura
Pregunta: -Nosotros fuimos educados con “La revolución traicionada” de Trotsky, venimos de ahí, estudiamos eso y, de alguna manera, los trotskistas hemos trasladado la categoría del Estado obrero degenerado, burocráticamente degenerado, a todas las revoluciones que siguieron en la segunda postguerra. Ahí, hubo como un sisma dentro del trotskismo que dividió a muchos, que tenían otro tipo de teorías, colectivismo burocrático, capitalismo de Estado, etcétera, y la del Estado obrero burocráticamente degenerado. Entiendo que, como revolucionarios, nosotros tenemos que ponerle un valor al carácter subjetivo a la revolución, a la autoorganización de las masas, a la necesidad de que la clase obrera ocupe un lugar dirigente en esa revolución, eso lo entiendo claramente. Lo que me pasa con esta idea de que la revolución cubana no fue socialista es justamente ver dónde está el núcleo, dónde está el elemento clave. Entiendo que el Estado obrero no solamente es una forma determinada y tampoco es un sinónimo de la dictadura del proletariado, que es otra instancia, sino que es más una forma transicional hacia la dictadura del proletariado, que puede ser revertida como cualquier circunstancia histórica concreta, determinada. Y entiendo también que es una apuesta a poder revisar años de evaluación de la revolución cubana de una manera y empezar a mirarla de otra forma, a partir de estos elementos. Eso me parece valioso porque un partido tiene que construirse a partir de críticas constantes de su propia producción. A mí me cuesta entender, a partir de esta nueva caracterización, cuáles serían las tareas novedosas frente a esto, qué cambiaríamos nosotros de lo que le decimos a los cubanos o que decimos en general para poder modificar la situación al interior de Cuba, y si esta nueva caracterización tiene que ver con un nuevo discurso hacia las masas cubanas, hacia los trabajadores cubanos y una nueva tarea, si tiene que ser la revolución socialista, una revolución social en Cuba o revolución política, como se deriva de la teoría del Estado obrero burocráticamente degenerado. Lo que siempre queda colgando es el carácter del Estado cubano y el carácter del régimen, si no fue una revolución socialista, si fue una revolución antiimperialista con características socializantes, si fue una revolución democrático burguesa, una revolución socialista, una revolución independentista y la cuestión del Estado obrero, si éste puede leerse desde otro lugar, desde una situación del Estado obrero con determinadas particularidades, que lo hacen diferente al Estado soviético. Y en esto último también, la no existencia en Cuba de los soviets y la autoorganización de la clase obrera marcaba también, que en Rusia, nosotros lo vimos, creo en una “En defensa del marxismo”, donde hay un historiador soviético que decía que ya para el ’21 los soviets no existían y no tenían ningún peso, también ver si toda la caracterización del Estado obrero burocráticamente degenerado de Trotsky, en el ‘35/’36, cuando escribe “La revolución traicionada”, si todo eso se puede discutir a la luz de esta situación y cuál sería el alcance de esto.
Esquematismo
Jorge Altamira-En primer lugar, como yo escribí largamente sobre esto, simplemente, la respuesta está allí. La cuestión fundamental radica en lo siguiente: las corrientes políticas marxistas tienen una tendencia fabulosa al esquematismo, esto es un Estado obrero, lo otro no es un Estado obrero; esto es un hombre, lo otro es una mujer; esto es blanco, lo otro es negro; es sorprendente, porque esto es completamente ajeno al marxismo. En una polémica con adversarios políticos, nuestro compañero Rafael Santos citó a Trostky, que decía que las situaciones puras no existen nunca (se refería a la situación en Francia), que todas las situaciones concretas eran transicionales, por lo tanto, combinaciones históricas y políticas.
Las definiciones que Lenin da sobre el Estado obrero, voy a exagerar un poquito, podrían llevar 100 ó 200 páginas, dice que es un Estado obrero, dice que es un estado obrero deformado, dice que es un Estado con resabios esclavistas, feudales, dice que es un Estado obrero campesino, dice que es un Estado burgués sin burguesía (dice que es “un capitalismo de estado”, tiene otras tantas definiciones, todas las cuales corresponden a la relación cambiante entre las fuerzas sociales y políticas desde antes de proclamada la URSS).
Cuando uno estudia detenidamente lo que Lenin busca, es caracterizar dónde está parado el Estado ruso en cada momento. Porque, evidentemente, si los soviets toman el poder y dos años después los soviets no gobiernan, el Estado que se creó con la toma del poder por los soviets, ¿es el mismo Estado que sin los soviets? Algunos dicen, “ah, no, pero de todos modos es un Estado obrero”. Bien, “si te satisface, dormí tranquilo”, pero no resolvés el problema de orientarte políticamente en este Estado, porque estabas gobernando un país dirigido por los soviets y ahora estás gobernando un país que no está dirigido por los soviets.
Luego se planteó el otro problema, que Rusia no sólo no estaba dirigida por los soviets, sino que los obreros se levantaban en armas contra los bolcheviques, debido a enormes carencias dejadas por el “comunismo de guerra” (la guerra civil). Entonces, Lenin dice “esto no va más, porque si mi clase se levanta en armas contra su propio gobierno, hay que pegar un viraje”, y nace la nueva política económica. Los sindicatos estaban todos controlados por el Estado, y Lenin dice “no, ahora no pueden estar controlados por el Estado, tienen que ser independientes, porque para hacer una política de concesiones al capitalismo hay que permitir que los obreros tengan sindicatos para defenderse de los capitalistas a los que hacemos concesiones”. La más linda de todas es cuando dice que “la clase obrera en Rusia es una clase semidirigente y semioprimida”; es decir que en este Estado obrero de Lenin no era la clase obrera la dirigente, era semidirigente y semioprimida, y lo es, dice, porque el obrero ruso vive peor que el obrero norteamericano. ¿Quién está más oprimido, el obrero norteamericano o el ruso? El ruso – en cierto sentido. Hasta que nosotros no consigamos el nivel de vida de los obreros norteamericanos, no nos podremos considerar una clase emancipada.
Por ahí leí algo que decía que “expropiando al capital se emancipa a la clase obrera”. No es correcto, es una fetichización de la forma de propiedad o incluso de la forma de Estado. La clase obrera se emancipa cuando pone fin a toda propiedad y a todo estado.
Revolución por etapas
El gran problema es la definición de lo transicional. El Partido Comunista de Cuba y todos los partidos comunistas se oponían a una revolución socialista. Cualquier revolución, decían, tenía que ser en alianza con la burguesía nacional y la burguesía nacional tenía que dirigir el frente democrático, el frente nacional, etc. Esa era la línea general de los partidos comunistas, era la línea de los mencheviques en Rusia, que se oponían a la toma de poder por la clase obrera y proponían que la burguesía dirija Rusia. Como Rusia es un país atrasado, sostenían, tiene que desenvolverse en forma capitalista y cuando complete su desenvolvimiento capitalista, hacer la revolución socialista. Entonces, es natural que cuando la revolución cubana, frente a los ataques norteamericanos, expropia todo el capital nacional y extranjero, es una revolución socialista, no lo que planteaba el PC. En ese sentido, es una revolución socialista. Sin embargo, es una revolución socialista que no está dirigida por la clase obrera, y el objetivo de una revolución socialista es la abolición del trabajo asalariado, es terminar con la condición explotada del proletariado, no atacar en profundidad el capital para asegurar la independencia nacional. La dirección que hace la revolución cubana no tiene esto por programa ni la clase que la encarna proclama ese objetivo histórico, por lo tanto, en ese sentido, no es una revolución socialista. O sea que lo es porque superó los límites de una revolución democrática, pero no lo es, aún, porque no está dirigida por la clase obrera; se arma una transición. O la clase obrera pasa a dirigir esa revolución y se transforma en una revolución socialista realmente o no la dirige y, bajo distintas formas, va a haber una vuelta a un estado previo.
Por eso, bajo el mismo gobierno, básicamente, que expropió al capital en el ‘60/’61, ahora reingresa el capital, con una clase obrera políticamente sujetada. El mismo gobierno, el mismo PC rebautizado por el castrismo, los mismos fidelistas, castristas, como ustedes quieran llamarlo, operan un viraje hacia el capitalismo. Pero ¿hasta qué punto es el mismo gobierno? No, tampoco es el mismo gobierno, tiene el mismo nombre, tiene la misma filiación y todo lo demás, pero ahora no es aquella etapa. En aquella etapa tenían una determinada relación con las masas, en ésta, otra diferente, en un sentido relativo. Esta dificultad para captar la transición, para definir las transiciones es lo que paraliza a los esquemáticos.
Hay un texto de Trotsky que es una maravilla, que todos lo conocen, que evidentemente quiebra el esquema a quienes no lo tienen en cuenta. En el año ’39, Stalin hace un acuerdo con Hitler y se reparten Polonia, el Ejército Rojo ocupa Polonia del este y el Ejército nazi ocupa Polonia del oeste, fruto de un acuerdo. En la zona del oeste, Hitler establece un régimen nazi, y en la zona del este, Stalin expropia a la burguesía y establece un régimen como el que hacía en Rusia. Entonces, Trotsky escribe: la expropiación de la burguesía siempre es revolucionaria; la acción de Stalin de ocupar Polonia en acuerdo con Hitler y el régimen que engendra esa ocupación militar-burocrática son, sin embargo, contrarrevolucionarios. Ninguna expropiación puede ponerse a la altura del daño brutal que el stalinismo está haciendo con esta ocupación militar a la conciencia del proletariado internacional. Es decir que para Trotsky, la conciencia del proletariado internacional es más importante que la expropiación de una fábrica. Para cualquiera es fácil darse cuenta de que debe ser así, porque la expropiación de una fábrica finalmente es un hecho de excepción, que no asegura en si mismo el porvenir de la revolución.. Cuando Trotsky analiza la URSS, en esta etapa, analiza qué queda de la Revolución de Octubre. No dice que sea un Estado obrero, simplemente, dice lo que queda de un Estado obrero (“mantener lo conquistado”) y analiza, por otro lado, la aparición reforzamiento de lo otro, la burocracia, o sea la negación del estado obrero en su mismo terreno, la tendencia a la restauración del capitalismo y todo lo demás. Desde el punto de vista de la burocracia y todo lo demás, no es un Estado obrero.
Transiciones revolucionarias
Les cuento una experiencia personal, o el descubrimiento de una pequeña tramoya. Nosotros militábamos en una organización internacional que tenía un importante dirigente francés y que me decía, en más de una oportunidad, “la propiedad estatal en la URSS vive en la conciencia de las masas”, por eso era seguía siendo un estado obrero – por la propiedad estatal. Las masas nunca irían a permitir la privatización de esa propiedad, y como la propiedad estatal vive en la conciencia de las masas, la URSS sigue siendo un Estado obrero.
Un día releo “La revolución traicionada” y la tramoya era ésta: Trotsky no había dicho eso nunca eso, él había dicho otra cosa: uno, “la URSS es un Estado obrero por tres razones: una, por la conciencia revolucionaria de las masas, la conciencia de las masas que hicieron la Revolución de Octubre, 15 años antes; dos, por la expropiación de los capitalistas, y tres, por la crisis mundial. Eran esos tres factores, no solamente la propiedad, al margen de la consciencia de las masas y de la crisis mundial.
En la sociedad capitalista, la emancipación del capital está a cargo del trabajo asalariado, porque en esa relación reposa la sociedad capitalista y la quiebra de esa relación la hace el proletariado, no la puede hacer ninguna otra clase social. Entonces, la pregunta es, ¿es una revolución socialista? Sí, expropió al capital, que es una de las tareas más importantes de la revolución socialista y, por sobre todo, liquidó la revolución por etapas. ¿Es una revolución socialista? No, es una transición, porque la Historia se ha presentado de un modo diferente, peculiar. ¿Cómo conocíamos la historia de la revolución rusa? Entra en crisis el régimen, las mujeres salen a la calle en invierno ruso, destruyen el ejército y se forma un gobierno obrero en octubre. Bueno, en el Caribe, no, se forma un aparato guerrillero de la clase media, hay un enfrentamiento y una guerra civil por cuestiones democráticas, el estado existente queda destruido, se da de otra manera. ¿Cómo lo caracterizamos? ¿Dónde está el archivo de caracterizaciones? En la historia de nuestro partido no hay ningún cambio de caracterización, existen contradicciones debido a una dificultad de síntesis, porque siempre hemos negado que hubiera sido una revolución proletaria, que el proletariado actuara como clase.
Nuestro método
El método del Partido Obrero se manifiesta con toda claridad en la declaración del 19 de julio de 1979, cuando triunfa la revolución sandinista y hablamos de la ausencia de la clase obrera como tal en la revolución sandinista, de su papel subordinado y no independiente. Alguien puede decir: “qué fácil es decir ahora que la revolución no era socialista”, porque nunca expropió”. Pero lo dijimos el día 19, cuando no se sabía si la iba a expropiar o no, y el antecedente de Cuba decía que sí. Ese día 19 la caracterizamos en función de la correlación de clases que había en la revolución El Frente Sandinista decía que era marxista, socialista, pero nuestra declaración advertía contra una deriva pro-imperialista, por la presencia de fuerzas hostiles a que se produjera otra revolución cubana. Otra cosa más, la revolución en Nicaragua era antisomocista, sí, pero esto no debía reñir con un objetivo anticapitalista, porque, toda Nicaragua era propiedad de Somoza.
Les quiero mostrar con esto es que la revolución es un proceso vivo y hay que recaracterizarla constantemente para dar cuenta de cuáles son las relaciones recíprocas entre las clases en cada momento de la evolución de ese proceso revolucionario, y no fetichizar la propiedad. Lo demás es esquematismo barato (,,,). En este punto es interesante lo que cuenta, no recuerdo si es Daniel Gaido, un compañero nuestro de Córdoba, o él cuenta lo que alguien cuenta: un enfrentamiento entre los trotskistas cubanos de Posadas y el Che Guevara, porque en un texto del periódico trotskista de un grupo que ya no existe, el posadismo, se dice que el gobierno cubano, bajo la presión de las masas, tuvo que realizar tal o cual cosa. El Che se enojó y les dijo que “él hace eso porque está convencido de eso y no es que está forzado por la presión de nadie”. Acá hay un afán de sustituir a la clase obrera, porque, en una política revolucionaria, que las masas te presionen es un factor positivo, quiere decir que ha subido su nivel de madurez para emprender tareas todavía más radicales; en cambio, él prefiere asegurar el monopolio del poder contra esa presión obrera. Un tema absolutamente fundamental.
Trotsky y la revolución china
¿Por qué es un avance comprender estas transiciones y caracterizarlas a medida que se van transformando? Porque nosotros postulamos el frente de izquierda y el gobierno de los trabajadores, postulamos la revolución proletaria. No estamos postulando la hipótesis de una revolución pequeño-burguesa, que vaya más lejos que lo que había decidido ir. No, no la estamos postulando, y cuando fue postulada, con los Montoneros y con el ERP, tuvimos al gobierno de Perón y a las Tres A. Es decir, todo está atado con todo, no es que, de golpe, se me trata de una filosofía de la transición en Cuba. Al mismo tiempo, en el frente de izquierda se confunde el socialismo con la lista más larga de nacionalizaciones posible. Si nacionalizaste diez industrias, sos socialista, pero si nacionalizaste veinte, sos recontra socialista y si nacionalista cinco, sos medio socialista. No. El asunto es, ¿quién tiene el poder? Si e el proletariado, es una revolución socialista. En este punto hay que recoger, lo digo para que quede grabado y sirva para nuevas investigaciones, la polémica entre Trotsky y Preobrazhenski sobre la revolución china. Ambos decían que la revolución china era una revolución nacional, una revolución democrática por las tareas que tenía que emprender. Miren qué interesante: no tenía que emprender tareas socialistas, sino democráticas. Entonces, Preobrazhenski decía que era una revolución democrática, Trotsky decía que era una revolución socialista. ¿Por qué podría Trotsky decir que era una revolución socialista si las tareas que había que ejecutar eran la unión nacional, la independencia del país y el reparto de la tierra, que no son tareas socialistas? El dice que es una revolución socialista porque el único capaz de ejecutar esas tareas es el proletariado – como ocurrió en Rusia. ¿Qué quiere decir? Que la revolución no es socialista el día en que el proletariado toma el poder, pero el hecho que el proletariado es el que toma el poder abre una dinámica de revolución permanente, cuyo final es el socialismo, no el punto de partida, porque el punto de partida son tareas democráticas. Preobrazhenski decía que, si son tareas democráticas, la revolución es democrática. ¡No!, depende de la clase que toma el poder para realizar esas tareas, si la clase obrera toma el poder, aunque las tareas sean democráticas, la revolución es socialista. Entonces, querer definir a la revolución cubana como socialista por el hecho de que tomó tareas no es el método de Trotsky, cuyo método era quién dirige la revolución y no cuál es la ejecución de esas tareas.
Lenin, Trotsky y la filosofía
Hay que captar la transición por un tema fundamental, porque como las cosas no han vuelto a ocurrir como ocurrieron como en Rusia, la crisis capitalista mundial ha tomado caminos diferentes, pero la revolución se ha abierto paso, bajo formas transitorias, diferentes a la revolución bolchevique. Hay que precisar esa forma transitoria y no darla como forma definitiva, son estadios de la revolución y van a evolucionar según cómo esos estadios en distintos países se vinculan con la revolución mundial en general. Si no se vinculan, porque la revolución mundial entra en retroceso, van a afirmar sus peores rasgos, de carácter pequeño burgués; si, por el contrario, en los países avanzados avanza una revolución socialista, van a desarrollar nuevas características que la van a asimilar al modelo original. Pero todo el problema está en la transición.
Quiero concluir con un señalamiento: hay una cosa que llama la atención de la vida de Lenin y de Trotsky en la edad madura, que es un retorno a los estudios de filosofía. Lenin escribe los “Cuadernos filosóficos” y hace un par de años se descubrieron los textos filosóficos de Trotsky, escritos entre el ‘38/39/’40. Toda la ductilidad de Lenin para entender que en el país más atrasado del mundo o de Europa podía haber una revolución proletaria y toda la ductilidad de Trotsky para entender qué estaba pasando en la URSS, está vinculado a los estudios filosóficos, a la revisión, al análisis de los temas de método de la dialéctica, que consiste en analizar y actuar en función del movimiento, o sea de contradicciones. Lenin tiene una expresión que es la última palabra de la dialéctica histórica entre sujeto y objeto. A la pregunta de si va a salir bien la Revolución de Octubre, los esquemáticos van a decir “seguro, tomamos el poder y acabamos con la burguesía”. Lenin responde con una frase de Napoléon: “vamos y vemos”. Esto es de una profundidad enorme porque coloca el papel subjetivo en un plano absolutamente extraordinario. ¿Por qué “vamos”? La clave está ahí. Porque donde estamos no podemos seguir, si el proletariado no toma el poder, renuncia a su deber histórico, se desmoraliza por las próximas cinco décadas ante sí mismo y el resto de la humanidad. Es una apuesta histórica muy concreta: o sea, no podemos evitar el desafío, pero lo que tenemos es un desafío, no una certeza. Solamente una persona así puede tener una revolución victoriosa . Y ¿por qué a Trotsky le preocupa el carácter de la URSS? En primer lugar, porque quiere definir las tareas del proletariado de la URSS y entonces le dice tenemos que asumir una posición francamente revolucionaria, tenemos que derrocar este régimen pero, al mismo tiempo, él ya sabe que la URSS va a la guerra. ¿Qué hacemos en la guerra? ¿Defendemos a la URSS o no? Si la URSS no es un Estado obrero, no la defendemos; si lo es, la defendemos. Como se enfrenta a una guerra, no a una revolución ni una marcha del 20 de diciembre, ni nada, sino a una guerra, la defensa de la URSS es una palanca revolucionaria fundamental porque une la revolución bolchevique del ‘17 con las revoluciones que van a engendrar la guerra. Si la URSS cae a manos del imperialismo, y no se la defiende, entregamos el eslabón que ha sobrevivido al retroceso de la Revolución de Octubre. Esta es la cuestión esencial. Trotsky quiere entender el tema de la guerra y entonces combina la defensa de la URSS en la guerra con la revolución política contra Stalin, incluso en la guerra, pero sólo en la medida en que los obreros que están en la guerra defendiendo a la URSS se den cuenta que Stalin es un peligro para la victoria de la URSS en la guerra. Mientras no se den cuenta, luchamos al lado del Ejército Rojo stalinista en la defensa de la URSS, explicando que así no va, como ocurrió al principio de la guerra, cuando la alianza con Hitler permitió la ocupación de gran parte del occidente de la URSS por los ejércitos alemanes que podría haber sido definitivo si no fuera por un conjunto de factores que ahora no vienen al caso.
Cómo entra Macri en esto
Como ustedes ven, la comprensión de los procesos transitorios, es lo que nos permite decir, frente a la gente que decía que se cerró un ciclo, subió Macri, viene el neoliberalismo, hay que apechugarse en la resistencia… Piano, piano, es una etapa de transición, Macri tendrá que obtener los recursos políticos y económicos para alcanzar sus propósitos, o sea derrotar a la clase obrera y abrir una alternativa al capital. El esquemático no caracteriza de este modo. La caracterización de la etapa actual en Argentina y en América Latina un gran avance teórico del Partido Obrero. Si nos servimos de esto a fondo, entendiendo todo lo que está implicado en las tareas futuras del Partido, seguramente vamos a tener un desempeño político excepcional. Ahora, si vamos a chicanear con las definiciones, chicanear con los demás partidos del Frente del Izquierda acerca de definiciones abstractas, que no sirven para estructurar tareas, ¡no!, estamos para la cachetada.
Hoy no se puede decir “homenajeo a Fidel Castro” porque en el ’59 hizo una revolución, lo que hay que decir es que la conciencia del pueblo, Fidel Castro se identifica con esa revolución, en la conciencia del pueblo que lucha, quiere decir que ese pueblo que lucha quisiera hacer esa revolución. Pero ese pueblo que lucha no se identifica con la privatización de la economía, la penetración del capitalismo, eso es tan castrista como lo otro.
Es un gran avance, y no desde hace dos semanas, es todo un examen de nuestra política. Por ejemplo, el Frente de Izquierda es una fase transicional del movimiento obrero. Esto es muy importante. Porque hay gente que lo piensa como una figura fija esclerotizada, que idealiza el ‘unitarismo’, en lugar de subordinar la unidad al desarrollo revolucionario de la clase obrera. Si el FIT se mantiene unido, tomamos el poder; si el FIT se divide, no tomamos el poder. El FIT, como una cuestión viva, evoluciona, se puede o se podría quebrar o no, el asunto es si los revolucionarios avanzamos en cada etapa de la experiencia del FIT en llevar al proletariado por el camino de la revolución, a través de las fases transitorias de acción política. El asunto es cómo se procesa la experiencia de la clase en el camino a su independencia política. No entenderlo así, transforma el inmovilismo del FIT en inmovilismo del Partido Obrero. No es que estamos pasivos, estamos en lucha constante y aguerrida. En relación al problema político de la dirección, sin embargo, no debemos aceptar el inmovilismo, debemos ofrecer tareas estratégicas para conquistar al proletariado ahora, cualesquiera sean las peripecias y tareas electorales, para llegar con el triple de obreros revolucionarios en el Partido Obrero al combate que sea.
Estamos en la etapa de transición de la creación de la alternativa política del proletariado, mucho más avanzada que en el pasado, pero distante aún de la transformación del proletariado en dirección política.
29 de noviembre de 2016