UN ZORRO EN EL GALLINERO

UN ZORRO EN EL GALLINERO

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/29109-

El proyecto que el gobierno envió al Congreso para que una venta parcial o total de las acciones de empresas que se encuentran en poder del Fondo de Garantía de la Anses sea establecida por una ley aprobada por las dos terceras partes de los votos de Diputados y Senadores es, como mínimo, inocuo. Por empezar, esta propia ley podrá ser derogada por mayoría simple -lo que convierte en inútil el requisito de los “dos tercios”. Hasta ahora la posibilidad de la venta de estas acciones es una facultad del órgano encargado del manejo de ese Fondo. Para el ministro de Economía, Kicillof, la intención es dificultar “una privatización” de esas tenencias y conservar la influencia del Estado en la política de esas compañías. La Anses heredó esa participación accionaria de las AFJP. En realidad, se trata de una cortina de humo en momentos en que el Fondo de la Anses está malvendiendo los títulos públicos en su poder, con el pretexto de que busca bajar la cotización del dólar en los mercados de valores. Esos títulos representan un 66% de las tenencias de la Anses; las acciones, el 11% -el resto son depósitos de distinto carácter. El gobierno se proclama defensor de la presencia del Estado en la economía en el mismo momento en que procede a una privatización enorme de la deuda pública. La baja de la cotización del dólar mediante la venta de bonos por parte del Estado, abarata el costo de las importaciones que las empresas pagan con títulos ante la escasez de dólares en efectivo. La malversación de títulos de la deuda del Estado es defendida como un modo de atenuar la suba de precios de productos con componente importado. 

El proyecto en cuestión no ha suscitado ninguna reacción negativa en las compañías involucradas. ¿Por qué habría de provocarla cuando se trata de una inyección de fondos semi-públicos en sus cofres? Fue con esa finalidad, precisamente, que se formaron las AFJP -canalizar los aportes de los trabajadores hacia las cajas empresarias bajo la forma de acciones o títulos de deuda de esas compañías. La estatización provocó, en su momento, un roce de alguna importancia, debido a que el Estado manifestó la intención de nombrar directores allí donde el monto de la participación lo permitía (algo que no hacían las AFJP). Ese roce fue superado enseguida -en especial en Techint; el Estado nunca objetó los balances de ninguna empresa. No solamente esto: la presencia del Estado sirvió de argumento para habilitar distintos subsidios a las empresas, incluido el pago de los salarios (Repro).

Los K defienden la retención de las acciones por parte de la Anses, pero sin aclarar que los dividendos de ellas (o los intereses de los bonos) no van al Fondo de Garantía sino al Tesoro. Esto implica que el Fondo se reduce inevitablemente en relación con el crecimiento del padrón de aportistas y de jubilados. El Fondo de Garantía no garantiza nada. La Anses no escapa del derrumbe financiero e industrial en curso -incluso ocupa su centro. 

Es probable que el proyecto en cuestión haya sido aguijoneado por el planteo de Massa-Lavagna de vender las tenencias de la Anses para cancelar la totalidad de los juicios por jubilaciones mal ajustadas, que se cuentan por centenares de miles. Este planteo, sin embargo, enterraría para siempre el propósito de convertir a la Anses en una suerte de Banco de Desarrollo parecido al modelo de Brasil. Dados los vasos comunicantes entre la base capitalista de Massa con la de Scioli, es probable que el gobierno atribuya a éste la misma intención. Los K, sin embargo, ya han enterrado esa finalidad con la venta de títulos públicos para bajar la cotización del dólar -no para pagar juicios. Los voceros de los tres jinetes del ajuste coinciden en plantear la salida de reabrir el financiamiento internacional -no la salida desarrollista de un banco de fomento.

Es interesante consignar que el gobierno busca dificultar la venta de acciones en su poder en el mismo momento en que facilita la venta de títulos públicos, cuando la crisis industrial hace prever la caída de las ganancias de las empresas, mientras las altísimas tasas de interés que registran los bonos asegura, a corto plazo, un ascenso muy fuerte de su cotización. El gobierno vende lo que se valoriza y conserva lo que se devalúa: ¿no es esto un subsidio gigantesco al capital?

El proyecto en cuestión tiene como positivo transferir al parlamento decisiones que son atributos de la camarilla del Ejecutivo. Se trata, sin embargo, de otra forma de trabar que la Anses sea dirigida por representantes de aportantes activos y jubilados. La parlamentarización del Fondo de Garantía debería ser, sin embargo, completa: que se necesiten los dos tercios para vender tanto acciones como bonos. En estos momentos, el Tesoro se está endeudando con títulos en dólares o que se ajustan a la cotización del dólar, sin establecer la asignación específica de gastos para esos fondos -que no son otros que pagar deuda vencida. El proyecto debería incluir la aprobación parlamentaria para la emisión de deuda, como lo exige por otra parte la Constitución nacional. La ausencia de estas disposiciones demuestra claramente que el proyecto es una cortina de humo para la gigantesca estafa que se está procesando con la compra, venta y emisión de la deuda pública.