PUERTO RICO : "DESESPERACIÓN Y BRONCA"
La bancarrota económica de Puerto Rico sigue su curso implacable. Después de una década de recesión, el estado se enfrenta a una deuda impagable de 73 mil millones de dólares. La ex directora del FMI, Anne Krueger, ahora a cargo de las negociaciones con los acreedores de parte del gobierno, ha dicho lo obvio: “no existe alternativa a una quita de la deuda” (Financial Times, 1°/7). Ocurre, sin embargo, que además de la resistencia de los bancos y fondos de pensiones a conceder este recorte, Puerto Rico no tiene derecho, debido a que no es un estado con plenitud de derechos, a acogerse a la ley de quiebras de Estados Unidos, así como tampoco a un socorro financiero del gobierno federal. De acuerdo a un analista internacional (ídem, 27/6), aunque los depósitos bancarios cuentan con un seguro del estado federal, los bancos acreedores no podrán evitar el defol y deberán ser intervenidos por el gobierno norteamericano. Otros observadores advierten que la bancarrota portorriqueña afectará los costos de las deudas municipales en Estados Unidos, que se elevan a 3,2 billones de dólares.
Este impasse no ha impedido la implementación de un programa de ajuste. Hace una semana entró en vigencia el aumento del impuesto a las ventas -de 7 al 11,5% (New York Times, 3/7). Las próximas medidas son una reducción del período de vacaciones de los empleados públicos, de las horas extras y del pago de las licencias por enfermedad, e incluso una disminución del servicio público de transporte. El 35% de la población de Puerto Rico sobrevive con los bonos de alimentación (“foodstamps”). Para el New York Times “se avizora una crisis del sistema de salud”. La emigración de la isla no cesa de crecer. “Desesperación y bronca” es el título de la crónica del principal diario de Estados Unidos.
Un editorial del Financial Times asegura que “la salida es clara”, cuando se trata exactamente de lo contrario. Es que propone que la isla pueda acogerse a una ley de quiebras como ocurrió con el rescate de la fallida ciudad de Detroit. En ese caso, sin embargo, se convertiría a la deuda impagable en una deuda perpetua, al limitarse a alargar los plazos de pago a tasas de interés elevadas. Es una forma de asegurar el negocio bancario, a cambio de una colosal reducción de las condiciones laborales y de vida de la población. El ajuste no incorpora el cese del monopolio que gozan las compañías de navegación norteamericana sobre el comercio exterior de Puerto Rico, que para la totalidad de los comentaristas implica costos elevados que ahogan la economía de la isla. La bancarrota de Puerto Rico pone en evidencia que la principal economía del mundo está sentada sobre un volcán.
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/28410-