GRECIA ANTE LA “IZQUIERDA RADICAL”
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/26719-
La velocidad que ha adquirido el desarrollo de la crisis mundial ha hecho olvidar que el detonante de esta nueva fase no se limitó a la caída del precio internacional del petrólero o de la significativa Bolsa de Shangai: la de Atenas, en esa ocasión, cayó un 13% en un solo día. Volvía a la agenda la posibilidad de que el país se viera obligado a abandonar la “zona euro”. Lo que desató ‘el infierno’ fue la inocua propuesta del gobierno heleno de dar por concluido el ‘rescate’ del FMI y la Unión Europea, con el propósito de dilatar los ajustes presupuestarios y las ‘reformas’ laborales que tenía todavía comprometidos. Luego de un rescate internacional que aportó u$s 240 mil millones a Grecia, la deuda pública del país se encuentra en el punto más alto de la crisis – un 180% del PBI – y una caida del producto y un nivel de desocupación que superan el 25 por ciento. Con los nuevos desenvolvimientos de la crisis a nivel internacional, el ‘rescate’ de Grecia ha perdido su base de sustenciación.
La precipitación del gobierno de Grecia para reclamar la cancelación del paquete del ‘rescate’ obedecía a una cuestión precisa: la certeza de que, en las condiciones actuales, perderá en forma irremediable las elecciones previstas para el primer trimestre de 2015 ante Siryza (el acrónimo griego de “nueva izquierda radical”). Los comicios deberían adelantarse debido a una cuestión de procedimiento, a saber, que el oficialismo no reuniría los votos necesarios, en el parlamento, para elegir a un nuevo Presidente de la Nación. Necesita 183 votos y cuenta con 155. Las encuestas advierten que Syriza lleva la delantera, en algunas estimaciones, de diez puntos. La primera votación parlamentaria tendrá lugar el 17 de diciembre y la tercera y última el 29. Siryza tuvo un salto electoral espectacular en 2012, desde un anterior 4%, y estuvo a punto de ganar las elecciones.
El sapo
¿Cuán ‘radical’ es la ‘izquierda radical’? Hace dos años Siryza reivindicaba la anulación del memorando de austeridad firmado con el FMI y la UE; la suspensión del pago de la deuda externa, condicionada a una auditoría; la nacionalización de los bancos; y la reposición de las conquistas perdidas por los trabajadores. Sostenía que este programa era compatible con la permanencia de Grecia en la UE y en la ‘zona euro’. El punto central de su planteo era la formación de “un gobierno de izquierda”, especialmente con el partido comunista, auqnue no debía excluir escisiones centroizuierdistas anteriores de su propio partido. Este planteo ha quedado reducido, en la actualidad, a poner fin al plan de rescate y renegociar la deuda (sin suspensión de pagos); y a reponer reivindicaciones menores de trabajadores y jubilados. Fundada en la reestructuración de la deuda, Siryza impulsa un plan de relanzamiento de la economía por medio de un incremento del gasto público. A la salida de una reunión de emisarios de Syriza con fondos internacionales y bancos de inversión, uno de los asistentes denunció que el programa que había oido era “peor que el bolchevismo”.
Desde la gran crisis político-electoral de 2012, Siryza ha ido ajustando su política a los desafíos de formar gobierno en un marco capitalista y dentro de la Unión Europea. Ha disciplinado fuertemente la organización, que es un frente de más de una decena de organizaciones, y desarrollado una intensa relación internacional con los gobiernos de la UE y la banca internacional. Ha seguido la línea tradicional de estas tendencias en circunstancias similares. Como interpeló Lula al Congreso del PT, en 2002: “¿Voces querem a gente chegar ao governo?” Cuando los delegados le respondieron con un Sí sonoro, Lula les replicó: “Entao vao ter que tragar muitos sapos”.
“iLa zquierda tiene razón”
Las instituciones internacionales insisten, sin embargo, en la necesidad de un mayor ajuste e incluso visualizan que una salida temporaria de Grecia de la zona euro no tendría los efectos que se temían en el pasado. El sapo que tendría que tragarse el jefe de Siryza, Alexei Tsipras, parece que es más grande que el que le tocó a Lula. Pierre Moscovici, el canciller ¡’socialista’! de Francia, acaba de finanlizar una visita a Atenas con fuertes ataques a la ‘izquierda radical’, para inclinar al parlamento a votar positivamente un nuevo presidente del país y evitar así el adelanto electoral. No es sólo mierda, sin embargo, todo lo que desborda la tormenta. Uno de los columnistas más influyentes del Financial Times, publicó el mes pasado un artículo con un título por demás provocativo: “La izquierda radical tiene razón acerca de la deuda en Europa” (Wlfgang Münchau, 24.11). Münchau encuentra ‘razonable’ que se refinancie una deuda que no se puede pagar, como plantean el español Podemos y Siryza, y pone como ejemplo negativo la política hacia Grecia, que hoy debe más que antes y tiene una economía devastada. El columnista la tiene, además, muy clara, porque luego de recomendar una renegociación de plazos, reducción de intereses e incluso quita de deuda, advierte que lo que importa es ofrecer un contexto político a esta refinanciación. Es así que plantea desarrollar una alternativa de austeridad y que la ‘izquierda radical’ desenvuelva una alianza con la socialdemocracia a nivel de la UE. Esta es, precisamente, la línea de Siryza: garantías políticas para impulsar un cambio. Münchau, curiosamente, deja de lado, en esta ocasión, su convicción reiterada de que Italia o incluso Francia no tendrían salida sin abandonar el euro, esto para poder devaluar la moneda.
Siryza se balancea, entonces, entre el ‘bolchevismo’ que le adjudican los banqueros y la razonabilidad que le adjudican los voceros intelectuales de esos mismos banqueros. Algunos voceros de Siryza anunciaron que la nacionalización de los bancos se podría reemplazar por la presencia de directores estatales en los tres bancos que se encuentran bajo tutela por el rescate. Con relación a la deuda proponen una suerte de ‘cupón del PBI’ generalizado, para pagarla si el país crece (Reuters, 13.11).
De nuevo, la crisis política
Más allá de todas estas escaramuzas, la burguesía internacional parece presentar un frente único contra una victoria de Siryza. Por de pronto hay una fuerte ‘presión’ sobre los parlamentarios para obtener la mayoría requerida para la elección del presidente y evitar así las generales. Hay indicios de que diputados de centroizquierda ya habrían cambiado de posición. Se han formado nuevos grupos parlamentarios de derecha que podrían votar un nuevo presidente. Al mismo tiempo hay una enorme campaña psicológica contra el caos que provocaría el adelantamiento de las elecciones y una victoria ‘radical’.
En esta ocasión, Siryza no plantea la formación de un gobierno de izquierdas ni ejerce una política de presión sobre el partido comunista, el cual desarrolla, de todos modos, una política de provocaciones contra Siryza. Con alrededor del 30% de las intenciones de votos, la ‘izquierda radical’ se vería ante la cuestión de formar una coalición con partidos que se encuentran a su derecha y en cuyas filas actúan destacados representantes de la burguesía. Estaríamos ante un gobierno en última instancia anti-obrero, no ante un gobierno antiimperialista. Es necesario evitar abordar este desenlace con cierto fatalismo, o sea con la expectativa de que un fracaso inevitable de Siryza colabore para crear una situación revolucionaria. En América Latina hemos seguido un curso de pos-grado sobre el inmovilismo que produce esta tendencia a la expectativa política.
Pensamos que habría que retomar los viejos buenos manuales de política revolucionaria y reclamar que Siryza y el partido comunista rompan con la burguesía, el FMI y la Unión Europea y planteen un gobierno de la izquierda y el movimiento obrero junto con los sindicatos y las numerosas organizaciones populares que se han desarrollado para combatir la crisis capitalista. No hay critica más lapidaria a las direcciones capitualadoras que confrontarlas con las aspiraciones elementales de los trabajadores y el método de lucha de clases de esos mismos trabajadores.