CANJE DE DEUDA CON CRISIS MUNDIAL
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/26666-
Hace apenas poco más de un mes, el gobierno hizo aprobar el Presupuesto 2015, que autorizaba el pago, con reservas, de los vencimientos de deuda externa, por 12 mil millones de dólares. Se trataba de un ‘dibujo’ vergonzoso, porque el Banco Central no disponía de esa suma bajo ninguna circunstancia, ni tenía posibilidad de obtenerla por medio del saldo de la cuenta de pagos con el exterior. En estas condiciones, concluimos que se trataba de un Presupuesto que conducía a un acuerdo con los fondos buitre, como la única vía para obtener un financiamiento internacional.
La semana pasada, el ‘ilustre’ Kicillof admitió la insolvencia del Estado cuando ofreció canjear los vencimientos del Boden 15, que cancela en un solo pago, en octubre próximo, casi 7 mil millones de dólares. El título sustituto es el Bonar 2024, que se cancela entre 2019 y 2024. El Boden 15 lleva un interés anual del 7% y el Bonar 24 es ofrecido a uno mayor -al 8,5%. Sin embargo, el rendimiento final de un bono depende también del precio al que se lo compre, pero en cualquier caso estamos ante un retorno extraordinario sobre la inversión. La conveniencia de aceptar o no este canje, por parte de los especuladores, depende de un conjunto de factores, pero en lo fundamental estamos ante lo que en la jerga financiera se denomina ‘bonos basura’, porque suponen un elevado riesgo de impago.
Observada con mayor cuidado, la oferta K es una operación de rescate de los acreedores, precisamente porque está cuestionada la capacidad de cancelar el Boden 15, dado el bajo nivel de reservas internacionales del Banco Central. El canje le pone un piso (alto) a la cotización del bono. Cuando el ministro asegura que la oferta de canje demuestra la “voluntad de pago” de Argentina, es de una sinceridad sin paralelo: canjea a plazos mayores porque quiere pagar pero no puede. Para ser más precisos, la ganancia eventual podría superar largamente la que ofrece la tasa de interés, esto porque los especuladores repiten que, cuando cambie el gobierno y se haga el gran ajuste, la cotización de los bonos que se emiten subiría en forma considerable. En esto consiste, por otra parte, la expectativa de quienes compran ‘bonos basura’. El retorno podría llegar al 20 por ciento.
La conclusión unánime de los analistas ha sido que esta reestructuración le quitaría a los fondos buitres un instrumento de presión sobre el gobierno. Es apenas una conjetura, esto porque una falta de arreglo con los ‘buitres’ podría afectar en forma negativa la cotización de los bonos que emite. Por otro lado, liberado de esa presión, un pago a los buitres con más bonos pesaría menos en las cuentas externas de Argentina. Mientras no haya arreglo, los acreedores que entraron en los canjes anteriores deberán sufrir el congelamiento de pagos que estableció Griesa. El significado político del canje que ofrece Kicillof es seguir la recomendación papal de facilitar el tránsito a un gobierno de otro palo. La ‘oposición’ debería aplaudir y es lo que hace.
La deuda con vencimiento en 2015 no se limita, sin embargo, al Boden, pero mientras tanto se ha acumulado nueva deuda con los importadores, que debieron reemplazar el crédito interno con el externo. Se la estima en más de 5 mil millones de dólares, a los que habría que agregar deuda con cerealeras que adelantaron dinero, y con las provincias. Macri ha debido postergar su propio canje de deuda de la Ciudad, porque no hay lugar para más de un canje.
Los problemas, sin embargo, tampoco terminarían aquí. El gobierno logró detener la corrida contra el peso, en octubre pasado, mediante un fuerte endeudamiento a corto plazo del Banco Central con los bancos locales. Ahora hay que pagar los intereses, que se acercan al monto total de la deuda. El otro recurso fue ordenar al Tesoro a que emita bonos ajustados al dólar. La corrida contra el peso se dio vuelta, pero el ‘blue’ sigue un 50% por encima de la cotización oficial. Este desequilibrio se va a acentuar porque, a pesar de todo ese endeudamiento, la emisión de pesos para financiar el déficit fiscal está en niveles récord. Se admite que podrían emitirse más Bonar que los necesarios para el canje, para financiar el déficit del Tesoro. A todo esto hay que añadir el endeudamiento mayor de las empresas del Estado y de las empresas privadas de servicios. Sobre una base tan deteriorada, la cotización de la deuda externa de Argentina demorará en dejar su condición de defol. YPF y Chevron no aportan: la caída accionaria de la primera lo demuestra.
Todo indica que los astros tampoco acompañan. El derrumbe de los Bolsas internacionales, el martes y miércoles últimos, ha volteado la cotización de las acciones y de la deuda argentina. El precio del bono que entrega el gobierno, el Bonar 2024, ha caído y puede caer aún más. Ambito Financiero asegura que el 90% de los tenedores de Boden 15 se quedarán afuera de la transacción. Los bancos no pueden intervenir mucho en esto, porque el gobierno les limitó el monto de deuda que pueden tener en relación al patrimonio. Un tiro por la culata, como se dice.
El futuro próximo no luce; la caída de la Bolsa de Shangai es significativa por el lugar de China en la demanda mundial. Las tres cuartas partes de Europa no puede pagar su deuda pública creciente; la de Japón es tres veces su PBI y el país no crece ¡desde 1980! De acuerdo a los especialistas petroleros, la caída de los precios internacionales podría precipitar la quiebra de las compañías independientes norteamericanas de gas no convencional, que han financiado el negocio con fuerte endeudamiento. Las acciones de estas empresas han caído muy fuerte.
El episodio de estos días es el segundo en pocos meses y atestigua una falta de liquidez para salir en defensa de las compañías que han visto una reducción de sus fondos. Sobre el giro que la caída de los precios del petróleo ha provocado en la economía y política mundiales hay mucho para decir. En definitiva, el canje del ‘ilustre’ Kicillof no solamente ilustra el arribismo social del ‘marxo-keynesianismo’, sino que aporta más a nuevos desequilibrios.
La sucesión del kirchnerismo viene muy condimentada.