MÁXIMO KIRCHNER Y “LA GRAN MENEM” (EL PACTO DE OLIVOS)
En una aparición pública, Máximo Kirchner acaba de plantear la re-re-re de su madre, Cristina Kirchner. Lo hizo bajo una forma retórica, como un desafío a la oposición para que compita con la Presidenta. Las reelecciones no son, sin embargo, competencias leales, esto porque le otorga al que gobierno la ventaja del manejo del poder político, en especial del presupuesto e incluso de la famosa cadena nacional mediática. Por eso las re-res son caracterizadas como propias de un régimen político que coloca a los otros órganos del estado bajo el control de un poder personal. Es lo que ya ocurre en Argentina, en especial desde 2011, cuando el oficialismo consiguió una elección plebiscitaria, al mismo tiempo que perdía en las elecciones provinciales, incluso cuando debía tolerar la victoria de oficialistas ajenos a la camarilla del kirchnerismo. En esa ocasión, caracterizamos la emergencia de un “bonapartismo tardío” – esto último porque el gobierno había perdido los recursos económicos para sustentar un régimen de poder personal. El planteo de Máximo pone al desnudo la orfandad de este bonapartismo con plazos vencidos, porque admite que nadie fuera de CFK representaría la continuidad de la política actual. Él mismo admite que es por sobre todo una proclama de pasaje a la oposición, en la cual reemplazaría la jefatura de su mamá. En esta variante, estaríamos ante una travesía del desierto, que en la versión bíblica consumió a dos generaciones. Pero no hay que desesperar, porque ese fue el tiempo que transcurrió entre el exilio de Napoleón I y Napoleón III. “Volveremos”, pero no en 2019 sino en algún momento entre 2030 y 2040, más o menos lo que lo que llevó al retorno de otro bonapartista – Juan Domingo Perón. El asunto no pasaría de estos límites si no fuera que el planteo de la re-re-re compagina con la última consigna K: “Patria o buitres, pagaremos”. La Presidenta se dispone a viajar al Vaticano para recibir una unción papal a esta cruzada del “pago soberano” y, días después, la unción laica de la ONU. Para condimentar este menú internacional, CFK advirtió acerca de una ‘matinée” para fin de año, en alusión a los “estallidos” que le pronostican. Como la llama de una vela a punto de extinguirse, la Presidenta está dispuesta a brillar con más fuerza en la etapa agónica del kirchnerismo. Cuando Menem impuso la convocatoria a una Constituyente para habilitar su re-re-re, en antes había extorsionado a Alfonsín con el llamado a un plebiscito (no vinculante) en el caso de que la UCR no se aviniera a esa reforma. O sea que amenazó con establecer un “estado de excepción”, que habría opuesto el voto popular a la Constitución. ¿La Cámpora estaría pensando en un ‘replay’? ¿Cree que podría movilizar al llamado ‘núcleo duro’ del electorado K, que Julio ‘Magnetto’ Blanck acaba de poner en el 38 por ciento? ¿Supone que podría encontrar un Alfonsín en la oposición actual a fuerza de imputarlos como buitres y de movilizar al tándem Berni-Milani para interrumpir la ‘matinée’? ¿O asume que el apoyo que le brindan los ‘fondos buitres’ como Soros, Fintech y hasta el Citibank se podría trasladar a la re-re-re? Al kirchnerismo lo podría alentar un triunfo electoral de Evo Moráles y el más problemático de Dilma Roussef en las semanas que vienen. El planteo aventurero del jefe de la ‘jeune garde’ del kirchnerismo es un globo de ensayo que lanza una experiencia política terminada, que está siendo consumida por una inflación creciente, la crisis industrial y, por sobre todo, la bancarrota financiera (deuda externa). Sin embargo, pone de manifiesto el agotamiento de los recursos de gobierno del kirchnerismo. En este marco de crisis política, la iniciativa del Partido Obrero a favor de un Congreso del movimiento obrero y la izquierda se perfila como un terreno adecuado para preparar la intervención de los trabajadores en esta crisis desde una perspectiva propia. Conjugará a los luchadores y a las luchas obreras con un planteo político de conjunto, que es la única forma de torcer la salida a la crisis capitalista y de sus gobiernos a favor de las masas laboriosas.