UNA CARACTERIZACIÓN DE LAS FUERZAS POLÍTICAS EN PRESENCIA

UNA CARACTERIZACIÓN DE LAS FUERZAS POLÍTICAS EN PRESENCIA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/25584-

La gran burguesía ya optó por una línea de salida frente a la emergencia de una nueva bancarrota económica. Quien comenzó a implementarla ha sido el propio gobierno con los pagos, con mayor deuda externa, a Repsol, el Club de París o las privatizadas que litigan en el Ciadi. El acuerdo (secreto) con Chevron ocupa en este aspecto un lugar especial, porque delinea un régimen económico de acaparamiento de la renta extractiva por parte del capital internacional. Se replica en los acuerdos ferroviarios y el financiamiento de represas con China, atado a la compra de equipos en el exterior. Asistimos a la tentativa de re-endeudamiento internacional (aunque el gobierno ha venido emitiendo deuda extranjera, desde hace algún tiempo, con los Boden 2015 y 2017), que no es otra cosa que un pedido de rescate internacional. Esto implica un cambio de régimen económico, que se manifiesta en el naftazo y un ajuste masivo de tarifas, que serán acompañados por la mega devaluación y la libertad de cambios. Esta hoja de ruta ha sido aprobada por el conjunto de los partidos opositores del ‘establishment’.

La crisis con los fondos buitre es un accidente de ruta de esta política, lo cual explica los afanes de bancos y de empresas argentinas, primero, y de bancos internacionales, después, por encontrarle remedio. En este escenario se desenvuelve una lucha de buitres entre sectores diversos del capital financiero -una pelea por la tajada que obtendrán del operativo rescate. Es que la cotización baja de la deuda de Argentina es un bocado de cardenal para quienes quieren lucrar con su revalorización, apenas se produzcan la devaluación, la liberación de tarifas y la entrega petrolera.

Macri y Massa

Macri y Massa se destacan, en estas circunstancias, como los promotores primeros de este cambio de frente que reclamaba la burguesía nacional. De ahí su rápido ascenso como candidatos del viraje. Macri se ha convertido en abanderado incondicional del re-endeudamiento, como lo comprueba la deuda externa de la Ciudad, nominada un 95% en dólares. El Banco Ciudad acompañó la primera tentativa de arreglar con los buitres, comprometiendo una garantía del fondo de depósitos del Banco Central. Es un agente de los negocios internacionales que habilita una tasa de interés internacional que no levanta del 2% anual, como consecuencia de la deflación de la economía mundial. Antiguo amigo de la Mesa de Enlace, aboga por la eliminación de retenciones, con más razón ahora que el precio de la soja ya toma forma de quebranto. Detrás de Macri están también los capitales chinos, que han anudado varios negocios de importancia con el Estado porteño. (De paso, que estas corporaciones se encolumnen con un agente directo del capital financiero demuestra que la penetración china no pretende desarrollarse en oposición a los buitres).

Las diferencias entre Macri y Massa exponen las grietas que la crisis ha desarrollado en la burguesía nativa. En el seno del massismo opera la burguesía ligada a la industria, que resiste el desmantelamiento de la protección comercial. En el campo petrolero, la división seguiría las siguientes líneas: el gobierno a favor de un monopolio relativo de YPF para asociarse al capital extranjero; Macri, en cambio, piedra libre para los pulpos; Massa ha salido, notoriamente, en defensa de Bulgheroni y otros capitales nacionales (promueve una investigación judicial contra Galuccio).

Detrás de Massa se encolumna una gran parte de la patronal más favorecida con los primeros años del kirchnerismo. En los albores de los ’90, la burguesía nacional hizo la misma tentativa de defensa de sus negocios propios, cuando llevó al primer gabinete de Menem a un ministro de Bunge y Born; trajo a Cavallo, quien organizó otro tipo de arbitraje entre la burguesía nacional y el capital financiero. Una de las espadas del macrismo, Pinedo, acaba de advertir que, después de 2015, “nadie podría gobernar solo”.

Disolución de Unen

En esa pugna estratégica, Unen no ha encontrado su lugar; lo muestra el vehemente macrismo de Carrió. Massa acaba de alzarse con la mitad del comité bonaerense de la Coalición Cívica. Mientras diez candidatos provinciales del radicalismo negocian alianzas con Pro, otra media docena de aspirantes a gobernador de la UCR hacen lo propio con Massa. En esta fractura, Cobos y Binner quieren erigirse en rescatistas de Unen. Pero incluso el Frente Cívico santafecino está amenazado por los radicales, que se irían con el macrista Del Sel para encabezar la fórmula a gobernador. Macri y Massa se están comiendo las fichas de Unen.

La reciente convención de la UCR ha sido la muestra final del derrape de Unen: votó la “defensa de Unen como alianza nacional, mientras habilitó a la formación de frentes con Pro en todos los distritos del país. Creen que pueden hacer ‘la gran Cristina”, quien, en 2011, apañó listas provinciales rivales, que se comprometían a apoyarla para la reelección. El progresismo o centroizquierda -Solanas, Libres del Sur- saldría de un estallido de Unen completamente desquiciado, ello si antes no se bebe la cicuta hasta el final; es decir, acepta promover una Paso con Pro. En la Legislatura porteña, el legislador de Solanas y la mayoría de Unen acaban de votarle a PRO el ‘neoliberal’ Instituto de la Evaluación educativa. Luis Juez, por su lado, reciente bandera del Partido Comunista y del MST, ha comenzado a encontrar “gente honesta en el Pro” -y esto no es un chiste cordobés.

Volatilización del centro político

El kirchnerismo libra una batalla de retaguardia o de supervivencia. Ninguno de sus candidatos centrales procede del riñón de la camarilla presidencial. Desde Scioli a Randazzo, apoyan la operación rescate del re-endeudamiento y la entrega petrolera. El ex motonauta se encuentra en figurillas para refinanciar una deuda de 10 mil millones de dólaresO, que no puede enfrentar el año que viene. Con independencia de lo que digan las encuestas, Scioli se encuentra, estratégicamente, a la cola de Macri y Massa.

Como en otros procesos continentales, la declinación del nacionalismo burgués abre la puerta a salidas derechistas, que él mismo transita con anticipación, sea en economía como en política (Berni, Milani). Este es el cuadro político de fuerzas que enfrenta la izquierda, en primer lugar frente a la agudización de la crisis económica y política (y una agudización inevitable de la lucha de clases); en segundo lugar, frente a las elecciones próximas. El derrumbe del bonapartismo tardío de CFK deja un escenario sembrado de rivalidades entre las fuerzas de orden existente, y una nueva volatilización del centroizquierdismo, como ocurrió con el Frepaso a partir del año 2000.

Esta caracterización define las responsabilidades y tareas de la izquierda revolucionaria.