EL FANTASMA DEL MAYO FRANCÉS
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/6897-
En la segunda vuelta, el lenguaje de la guerra civil se apoderó de la campaña electoral que opone a Sarkozy con Royal. El energúmeno de la derecha atribuyó el impasse social actual de Francia a la rebelión obrero-estudiantil de hace cuarenta años. Se auto-candidateó a clausurar todo un período de la historia, al atribuir al Mayo del ’68 la “erosión de los valores del capitalismo (…) y de las jerarquías. Como los medios de comunicación caracterizaron durante cuatro décadas a aquel evento como una tentativa de “la imaginación de tomar el poder”, debemos concluir que el derechista galo se propone la consagración definitiva de la mediocridad y de la escoria intelectual. Sarkozy ha intentado transmitir que se propone arrasar con las conquistas fundamentales que aún conserva la clase obrera de ese país —en especial el seguro de enfermedad y de empleo. Es un llamado a que la clase media rentista que aun existe en Francia, lo apoye en su cruzada contra el proletariado. Francia, de todos modos, tiene el índice más alto de desempleo de tiempo prolongado de toda Europa. Todo indica que Sarkozy no sólo ha pretendido dar a conocer sus intenciones sino que entiende muy bien el clima que se está formando entre las masas. Un alto oficial de la policía francesa, informa el Financial Times (23/4), reconoció que “existe la posibilidad de que haya desórdenes si Sarkozy gana la segunda vuelta”. Esta es la temperatura política que se ha formado.
Con menor intención de votos que su rival y bajo la presión de la derecha, Ségolène Royal ha intentado una alianza con el que salió tercero, un ex del partido de Sarkozy, François Bayrou. Lo hizo con elegancia invitándolo a un debate que permitiera señalar las divergencias y las coincidencias. Lo que queda claro es que, corrida a la derecha dentro de su partido, la candidata del PS ha decidido dar unos pasitos más en esa dirección.
Cualquiera sea el resultado de la elección presidencial, la realización de elecciones parlamentarias en junio hace prever que el clima se seguirá caldeando. Porque Sarkozy corre el riesgo, aunque gane las presidenciales, de no alcanzar una mayoría parlamentaria; en ese caso se puede pronosticar que disolverá el parlamento al cabo de un año. Por el lado del PS, un fracaso el próximo domingo lo haría estallar entre sus innumerables tendencias internas; lo mismo habrá de ocurrir si gana, porque debería aceptar un reparto de candidaturas a diputados con el ‘centrista’ Bayrou, en detrimento de los clanes de su partido.
El volcán social sobre el que se asientan las elecciones se encuentra potenciado por las rivalidades al interior de la burguesía. Sarkozy no oculta su intención de defender a capa y espada a los monopolios franceses contra la competencia europea y contra la política de la Unión Europea de promover la formación de monopolios a la escala del mercado común. Sarkozy estaría dispuesto a vender la ‘identidad francesa’ a Bush y a los yanquis si con eso consigue un respaldo a su planteo nacionalista. El derechista francés no ha vacilado en recurrir a la demagogia facistizante al atacar a los llamados ‘hedge funds’ (fondos especulativos), a partir de la responsabilidad que tuvieron en que el monopolio francés del acero, Arcelor, cayera en manos del monopolio hindú, Mittal. Como los ‘hedge funds’ tienen una mayoría en los capitales de los ‘campeones nacionales’ de Francia, es previsible un nuevo ‘golpe de mercado’ contra su autonomía nacional. François Bayrou, en cambio, que representa a los pulpos más internacionalizados, ha dejado en claro que le importa un bledo la ‘identidad francesa’ a la hora de los negocios —salvo en el caso de uno que citó explícitamente.
La fractura de la burguesía francesa se suma de este modo al impasse del conjunto del capitalismo galo y a la crisis de sus relaciones europeas e internacionales. Francia se encuentra en las vísperas de acontecimientos extraordinarios.