REBELIÓN POR ABAJO, PODREDUMBRE POR ARRIBA
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/6756-
El país no ha tomado conciencia aún de la amplitud que ha alcanzado la rebelión popular en la Patagonia, y en especial en Santa Cruz, ni menos todavía del cambio de tendencia que ha introducido en el conjunto de la situación política nacional.
Fuenteovejuna austral
En la provincia que el Presidente maneja como propia se han sublevado todas las clases sociales de todos los pueblos y ciudades. En Caleta Olivia y en Gallegos la solidaridad de los trabajadores del transporte de petróleo ya tiene un carácter activo y audaz, comprometiéndose con los cortes de ruta de maestras y maestros. En la mina de Río Turbio varios turnos se han declarado en huelga en apoyo a los docentes. En Puerto Deseado, para dar sólo un ejemplo de la unidad enorme que ha logrado este proceso popular, las movilizaciones equiparan en número a las de la capital de la provincia. Como si fuera una escena sacada de la Historia de la Revolución Francesa de Michelet, o de la de la Revolución Rusa de Trotsky, una maestra que cuenta con estancieros en su familia logra una movilización de afiliados de la Sociedad Rural para que la Gendarmería desaloje el predio que le habían prestado sus autoridades a las tropas adicionales que envió el gobierno nacional. En el plano político el aparato kirchnerista se resquebraja; echan a la subsecretaria de Trabajo; siete diputados del Frente para la Victoria rompen el bloque parlamentario para reclamar la derogación de la emergencia económica en la que se ampara el básico miserable que cobran los docentes; el Concejo Deliberante de Gallegos debe sesionar rodeado por una masa de docentes; el operativo político para sustituir al gobernador Sancho por el supuesto ‘hombre fuerte’, Peralta, interventor de Yacimientos Carboníferos, fracasa, ante la evidencia para todos de que ha llegado tarde como salida de recambio.
Esto ocurre en la provincia que el Presidente maneja como propia, lo cual entraña un principio de crisis política en la cabeza del Estado nacional ¿Kirchner tiene todavía espaldas para mandar a un interventor federal? Según relata Van der Kooy en Clarín, el domingo pasado, Kirchner le dijo que, por una cuestión de autoridad política, no negociaría con el sindicato docente santacruceño hasta que cesen los paros. Dentro de poco, sin embargo, se encontrará con que será el pueblo santacruceño el que no querrá negociar con nadie si no cambian al gobierno. Un interventor deberá debutar despojándose de la autoridad que guarda celoso Kirchner y negociar incondicionalmente con un pueblo sublevado; en estas condiciones, más que ir a recuperar el control de la provincia y las posibilidades oficiales para las elecciones de octubre, podría presidir la incineración del kirchnerismo en su lugar de nacimiento.
Una rebelión popular supone dos cosas al menos: que abarca a un conjunto amplio de la población, superando diferencias sectoriales, y que se desarrolla según sus propias necesidades, pasando por encima de las formalidades constitucionales. En Santa Cruz ocurre algo más, sin embargo, pues la autoridad política está paralizada desde hace varios días y el elenco oficial comienza a disgregarse. En cierto modo hay una situación prerrevolucionaria localizada. En estas condiciones la orientación política es fundamental para dar una salida popular a las energías que se han desplegado en una forma tan excepcional. La oposición tradicional, que ha colaborado con el régimen kirchnerista durante más de una década, busca, con el apoyo del clero, montar un ‘frente cívico’ de características declarativas, que solamente promete un rendimiento, sin garantías, recién en las elecciones de octubre. Pero la provincia está madura para otra salida: que el gobierno pase a manos de un elenco de dirigentes de las organizaciones en lucha, elegidos por una asamblea popular, que convoque en noventa días a una Asamblea Constituyente. Para garantizar la libertad de las elecciones constituyentes, no debe quedar un solo gendarme en la provincia y los medios de comunicación en manos del clan kirchnerista deben ser intervenidos. Las reivindicaciones populares deben ser satisfechas de inmediato.
Crisis nacional
Las crisis políticas abiertas en Santa Cruz y Neuquén, principalmente, están vinculadas a una crisis política de régimen más general. A nadie se le escapa que el caso Skanska, que puede acabar con la mitad del gabinete, con los Fernández y De Vido a la cabeza, no cae del aire; lo mismo ocurre con el operativo evidente para voltear al controlador Moreno o sustituir a la ministra Miceli. En el caso Skanska ya se han metido la UIA, que denuncia sobreprecios en los gasoductos investigados, y Techint, que participa del grupo contratista. Las últimas informaciones involucran al grupo ‘cordobés’ Electroingeniería, que el gobierno metió en la compra de la mitad de las acciones de Transener, para oponerlo al socio de Petrobras — el fondo norteamericano Eaton. Coincidentemente con la ‘preocupación’ que Kirchner compartió con Van de Kooy por Santa Cruz y Skanska, el clero, bajo la batuta de Bergoglio, está motorizando en forma descarada un frente alternativo al kirchnerismo, que viene asociado con el ‘lobby’ sionista del rabino Bergman y con la ex ministra ligada a la Side de Santibáñez, Patricia Bullrich. Para hacerla corta, se observa claramente el diseño de un operativo para obligar al kirchnerismo a un replanteo que lo aleje, por un lado, de la alianza más o menos precaria con Hugo Chávez y que, por el otro lado, lo fuerce a soltar lastre en las pretensiones de establecer una suerte de coparticipación del Estado kirchnerista en los negocios privados — como por ejemplo el que viene insinuando en la industria petrolera con una eventual compra de acciones de Repsol por parte de empresarios oficiales. El fracaso reciente de la reunión en la isla Margarita, para establecer un Banco del Sur y otros proyectos bolivarianos, muestra claramente que estamos frente a una realineamiento de fuerzas que tiene una fuerte inspiración internacional, no solamente de Bush sino de un conjunto de gobiernos imperialistas.
Las manifestaciones de rebelión popular, mientras tanto, no solamente se manifiestan en la Patagonia sino que recorren toda la Argentina. En este cuadro importa por sobre todo la resistencia en los lugares de trabajo, y hasta entre los delegados, a la firma de las paritarias regimentadas. El gobierno y los patrones saben muy bien que no son los salarios los que causan la creciente inflación, ya que difícilmente podrían competir con el estímulo a la demanda que representan los superávits comerciales y el ingreso de capitales especulativos. Los capitalistas están empeñados, por sobre todo, en mantener el control de los lugares de trabajo y asegurarse la representación sindical de la burocracia. Para resumir, después de cuatro años de gobierno y seis de la debacle económica, la burguesía no ha logrado reestablecer un nuevo equilibrio económico ni mucho menos superar la crisis de sus métodos de dominación política.
Consignas
Las elecciones próximas, en la capital y en Neuquén, se convierten de este modo en una suerte de plebiscito deformado de esta crisis y de esta rebelión. Por eso el Partido Obrero empeñará toda su campaña electoral en contraponer la rebelión popular a los candidatos del capitalismo (ya que no se puede hablar de que tengan partidos) y a reforzar con esta campaña la organización política socialista de las luchadores y los luchadores.
Nuestras consignas son:
• Fuera los Sancho-Kirchner y los Sobisch, por una Constituyente libre y soberana.
• Fuera el Estado de las paritarias; que las asambleas decidan.
• Que CTERA llame a una huelga nacional; que los sindicatos provinciales y de base se autoconvoquen.
• Hagamos actos, manifestaciones, cortes y huelgas por la victoria de la Patagonia Rebelde.
• Votemos trabajadores y luchadores; votemos socialistas; votemos al Partido Obrero.