LAS CONDICIONES DE LA LUCHA ELECTORAL
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/6431-
El reclutamiento de Ibarra, Heller y Bonasso para darle un poco de aire a la desinflada candidatura de Filmus no solamente testimonia la completa hipocresía y el irrefrenable arribismo del ‘progresismo’. Muestra el estado de desesperación de la candidatura oficial; el gobierno nacional se encuentra en la Ciudad completamente a la defensiva. Es un verdadero show ver reunidos a estos tres mosqueteros con el aparato justicialista porteño de los Alberto Fernández y los Santa María que apoyó a Cavallo y Beliz. Es obvio que los espadachines en cuestión se dejaron alquilar porque no tenían destino. Es una empresa que tiene todo el olor del delito político. Por supuesto que deberán ir en listas separadas de los punteros el PJ, pero no por razones de principios sino porque no hay lugar en una sola para tantos carreristas. Los campeones de la ‘reforma política’ habrán logrado en este caso dos listas sábanas en lugar de una. Criados en la ‘escuela’ del stalinismo, Heller, Filmus e Ibarra tendrán la oportunidad de ‘reencontrarse’ con el apoyo del partido comunista. Mientras tanto, Telerman le sigue sacando distancia a Filmus en las encuestas y acaba de conchabar a dos kirchneristas, Ariel Schifrin y Milcíades Peña. El legislador que crucificó a Ibarra en la causa Cromañón no vacila ahora en alinearse con el verdadero patrón de la Cámara del Espectáculo y de Chabán, a los que en su momento denunció en la Legislatura. Como puede apreciarse, la política pequeño burguesa en la Ciudad está absolutamente madura para que se la lleve el Ceamse.
El deplorable estado del oficialismo en la Ciudad se ha conjugado ahora con el estallido de la crisis en La Rioja, de la cual es enteramente responsable el gobierno de Kirchner. ¿O acaso el intento de Maza de reelegirse por cuarta vez pudo mantenerse durante tanto tiempo sin el apoyo de la Casa Rosada? A los ‘analistas’ que pontificaron que Kirchner había aprendido la lección de Misiones habría que darles un tirón de orejas; demuestra que los Fellner y los Solá no fueron defenestrados por el ‘efecto misionero’, sino por una operación preestablecida. La Rioja, por otra parte, es una provincia minera y, como Catamarca y San Juan, un coto cerrado de la alianza de la camarilla de los Kirchner con los pulpos mineros, que comenzó en la explotación de Cerro Vanguardia en Santa Cruz —una asociación entre Barrick Gold (93%) y Fomicruz (7%), una pantalla del kirchnerismo. En un acto de ingenuidad o quizá de pelotudismo, Maza reconoció que quería armar con los pulpos internacionales acuerdos similares a los que armó el santacruceño en su provincia. La Legislatura riojana, por razones de oportunismo pero también para manejar la presión popular, votó la prohibición de la minería a cielo abierto en toda la provincia y profundizó aún más la crisis política. La sanción de esta ley es para el ‘nacionalista’ Kirchner una causa suficiente para intervenir la provincia.
Estos escenarios de crisis política no quedan amortiguados por la victoria de la coalición kirchnerista en Catamarca, porque aquí ya ha comenzado una crisis que no necesitó esperar el escrutinio definitivo. Es que los agentes del oficialismo nacional le quieren sacar al oficialismo provincial de los radicales K el control de Ymad, la empresa estatal que se encarga de licitar las concesiones mineras.
De cualquier modo, el punto más alto de la crisis política es la intervención de hecho que ha sufrido la provincia de Buenos Aires a partir del reemplazo del ministro de Economía, Otero, por un operador de la Casa Rosada. Kirchner se ha quedado de este modo con el manejo del presupuesto provincial y de las bancadas oficialistas en la Legislatura. Solá no es más que un fantoche. Kirchner ha nacionalizado la crisis bonaerense y con ello el conjunto de conflictos sociales y políticos de esta geografía explosiva.
Que el fin del mandato del gobierno coincida con una acentuación de todos los conflictos políticos muestra, por un lado, la desintegración de los partidos políticos tradicionales y, por el otro, la precariedad de la ‘recuperación económica’ como factor de atenuación de los conflictos sociales y económicos. La polarización social entre las clases ha crecido y también se ha acentuado la disputa entre los grandes grupos capitalistas por acaparar los beneficios de esa ‘recuperación’. De un modo más general, se hace cada vez más manifiesta la tendencia a una crisis financiera internacional más intensa que las del pasado reciente y la perspectiva que ella desemboque en una crisis industrial. El fin abrupto de la ‘recuperación económica’ actúa como un factor que potencia la crisis políica en curso. Las masas populares no tienen nada que esperar de todo este proceso.
Sin embargo, basta abrir el diario para darse cuenta que la agenda política de la campaña electoral e incluso los ejes de la crisis política que golpea a la burguesía, se maneja dentro de los límites de sus políticos y sus agentes. En la retaguardia de esta situación se manifiestan las huelgas docentes masivas en numerosas provincias, diversas luchas parciales en las empresas, las peleas de Gualeguaychú y Famatima, las huelgas de la salud en varios distritos. Hasta el momento, el gobierno y la burocracia sindical parecen controlar las paritarias. El gobierno se permitió usar la visita de Chávez para protagonizar un acto de apoyo propio e incluso para volver a inscribirse en un campo antiimperialista continental para mejor manipular a las masas populares. En el campo de la izquierda sindical y política se acentúa la tendencia de un sector de ella a adaptarse al centroizquierdismo y al gobierno, y a dar batalla abierta contra los planteos de independencia política de la clase obrera. En las páginas de esta edición se encontrarán testimonios de este enfrentamiento político, tanto en los sindicatos como con relación a la conmemoración del 24 de marzo.
En este cuadro abordamos la campaña electoral que comienza en la Ciudad de Buenos Aires y la preparación en varias provincias. Un cuadro que presenta la tendencia a nuevas crisis internacionales, que se manifestarán en forma explosiva en la periferia; un cuadro de crisis políticas en el campo oficial que refleja la confusión de conjunto de la clase dominante; esto por un lado. Por el otro lado la necesidad de que la clase obrera y los explotados irrumpan con una política propia.
De todas las tendencias políticas que se presentan a las elecciones el Partido Obrero es la única que interviene con un planteo de oposición de clase al gobierno y a los partidos patronales sin excepción. Denunciaremos la impasse social y las crisis políticas en curso para influir a la mayor cantidad posible de trabajadores y para reclutar a sus elementos más predispuestos para el desarrollo de un partido de la clase trabajadora. Es necesario trazar cada vez con más profundidad la línea de demarcación entre los intereses y la estrategia que deben ser propios de la clase obrera, por un lado, y el gobierno y los partidos patronales, incluida la tendencia de la izquierda a formar bloques con formaciones extrañas a la independencia de la clase obrera. Se trata de preparar políticamente al pueblo para intervenir en las condiciones sociales explosivas en que se desarrolla el capitalismo. Con este trabajo estaremos también en mejores condiciones de impulsar y apoyar las iniciativas que no dejarán de surgir de la base hacia acciones de lucha independiente y hacia la renovación de las organizaciones existentes o la creación de otras nuevas.