DE LA 'CUMBRE' AL POZO

DE LA 'CUMBRE' AL POZO

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/4582-

Más allá de los vibrantes mirdiscursos pronunciados por Fidel y por Chávez, la llamada ‘cumbre’ del Mercosur resultó un sonoro fracaso. A los que ven en la ‘integración económica’ la salida al atraso estructural de América Latina habrá que recordarles que la reunión en Córdoba ni siquiera esbozó un principio de debate sobre los problemas que importan. Ni una palabra sobre cortar el cordón de la deuda externa; sobre el implacable copamiento de las riquezas energéticas y agrarias por los grandes pulpos internacionales; nada sobre la expropiación capitalista de los campesinos y la disminución sistemática de los salarios; nada sobre la depredación capitalista del medio ambiente, en especial cuando se fantasea con grandes gasoductos y extensas rutas entre los dos océanos; nada sobre abandonar el rol de policía militar en Haití. Los caudillos del continente pueden florearse de lo lindo, por ello no obsta señalar que están protegiendo políticamente un proceso de miseria excepcional de los pueblos y de acumulación de capital sin precedentes de parte de los grandes monopolios. La propia provincia que cobijó la reunión se caracteriza por una ristra de subsidios sin precedentes a grupos internacionales como Intel y a otros un poco más prosaicos como Roggio o Macro-Bansud. La agenda político-social de los regímenes que se dieron cita en Córdoba, incluida la de los más nacionalistas, es de carácter típicamente capitalista, no avanza un milímetro en abrir una perspectiva de liberación social o nacional.

¿Estamos de acuerdo en algo?

Lo peculiar de la ‘cumbre’, sin embargo, fueron las contradicciones que se pusieron de manifiesto entre los asistentes que dicen compartir la agenda de la ‘integración’. La más evidente fue el reclamo de Kirchner a Castro, por escrito, para que autorice el viaje de la médica cubana, Hilda Molina. El gobierno de Cuba no había sido siquiera prevenido acerca del pedido. De modo que mientras la ‘cumbre’ se jactaba de haber horadado el bloqueo norteamericano a Cuba, con una reducción de aranceles en el comercio recíproco, Kirchner cuestionaba el status ‘democrático’ del régimen castrista — en línea con la campaña del imperialismo norteamericano. Nadie, en el gobierno argentino, se ocupó de diferenciar el reclamo de Kirchner de los que hace Bush en general contra Cuba. Kirchner pidió por la médica con la vista puesta en el asentimiento del gobierno yanqui. Otra cosa es el planteo de libertades democráticas y de oposición al monopolio de un partido único de burócratas, incluido el derecho de Molina a salir del país, desde una posición de lucha contra el imperialismo y defensa de Cuba. No es el caso del gobierno argentino, que refuerza las tropas en Haití, paga por anticipado y sin quita al FMI, y manda la Gendarmería a Las Heras. Viniendo del gobierno anfitrión, el choque diplomático con Cuba fue suficiente para ‘deslucir’ toda la ‘cumbre’ y dejar colgada del piolín el conjunto de la perspectiva política que le adjudican sus alcahuetes. Córdoba sirvió de escenario a una provocación ‘nacional y popular’ contra Cuba.

Pero que en una ‘cumbre’ reputada de ‘exitosa’, Argentina haya entrado en cortocircuito con Chile por el gas y con Paraguay por la deuda fraudulenta de Yacyretá, no deja de ser curioso. Con respecto a las pasteras fue otra cosa, porque es claro que el gobierno argentino se ha avenido a la posición de los pulpos, es decir que en poco tiempo más pasará a ‘controlar’ lo incontrolable: que en el futuro las pasteras no pudran el ambiente de la región. El acuerdo para que las pasteras sigan permitirá, de paso, que nuevas pasteras se instalen en las cercanías del Paraná, o sea en territorio argentino.

Gasoductos, veredes

Naturalmente, los ‘nac & pop’ sacarán a relucir el famoso gasoducto del sur, que deberá unir Venezuela y media Argentina, para argumentar que la ‘cumbre’ reforzó una agenda de ‘independencia’ y de ‘integración’. Pero mirando más de cerca el asunto es difícil aceptar esta fantasía. Es que los últimos acuerdos con Bolivia significan una postergación indefinida de uno de los tramos más pequeños de aquel mastodonte: el gasoducto del norte, que debería arrancar de Bolivia hacia el norte argentino. La justificación económica de este caño requiere un transporte de gas de 20 millones de metros cúbicos por día, frente a los cinco millones que circulan en la actualidad. De acuerdo a los nuevos precios pactados con Bolivia, de 5 dólares el millón de BTU, se pasaría de un flujo actual de 450 millones de dólares a uno de 1.700 millones de dólares. Este enorme incremento no se podría trasladar a los precios internos de Argentina, porque se encuentran ‘congelados’, ni tampoco hacerlo con Chile en la escala requerida. La construcción del gasoducto implicaría, en estas condiciones, una pérdida extraordinaria. O el Estado libera las tarifas de la nafta o se olvida del gasoducto por un buen tiempo, porque es claro que Enarsa e YPFB no tienen las ‘espaldas’ para bancar el gasto. El acuerdo del gas con Bolivia ha estropeado el negocio que esperaban hacer Techint y Repsol, como candidatos firmes a construir el gasoducto, por el cual iban a embolsar, además, un subsidio ‘nacional y popular’ de 250 millones de pesos.

El déficit de ‘armonía’ entre los ‘hermanos’ de la ‘cumbre’, sin embargo, tampoco se agota aquí. Ocurre que Lula sigue empeñado en mantener los precios del gas que compra a Bolivia en los niveles actuales, o cerca de ellos. En caso de salirse con la suya, Lula habrá aplicado un golpe descomunal a Kirchner, que tendrá que explicar por qué firmó con Evo un aumento, llevó el gasoducto a una impasse y además se creó un conflicto con Chile. A fin de este año tendremos la respuesta, más o menos explosiva, a estas contradicciones ‘integracionistas’.

Sigue el bloqueo a Cuba

Una cosa que no está para nada clara es el acuerdo comercial con Cuba. La economía cubana se encuentra estatizada, de modo que el comercio exterior no funciona por medio de aranceles sino por medidas administrativas. Por otro lado, aquello que Cuba necesitaría exportar, su alto nivel en medicina compleja, está bloqueado por los monopolios farmacéuticos internacionales. Para explotar las ventajas del comercio internacional, Cuba necesita financiación, pero ni la ‘cumbre’ ni los acuerdos abordaron este punto. En definitiva, hasta un conocimiento más detallado de lo firmado, los anuncios parecen haber sido hechos ‘para la tribuna’. Quizá por esto no suscitaron siquiera un comentario de parte del gobierno de Bush.

Nos queda el ‘patrimonio nacional’ del ‘bono del sur’ y del ‘banco del sur’, que Chávez y Kirchner aparentan impulsar con entusiasmo. Del primero, o sea el bono, se ha ratificado que lo que recaude será destinado al pago de la deuda externa y, en menor medida, a financiar obras de infraestructura, o sea al capital ‘contratista’ internacional.

Para los partidarios de estas finanzas patrióticas, el bono y el banco servirían para canalizar el ‘ahorro doméstico’. Exacto. En un momento de gran liquidez, o sea de abundancia de dinero que no encuentra inversiones adecuadas, nuestros nacionalistas ofrecen a los especuladores una oportunidad de acaparar el ahorro del público y de las empresas. Un pequeño grupo de fondos especulativos se quedará con la plata del público en la fase ascendente del negocio y luego licuará el negocio en la fase de baja o de ‘iliquidez’. Es lo que vimos con las AFJP y con la deuda ‘doméstica’ que Cavallo colocó en ellas y en los bancos. Es curioso que se hable de la necesidad de un banco del sur para mover el ‘ahorro doméstico’, cuando solamente las AFJP de Argentina manejan fondos que se van acercando a los 100.000 millones de pesos (ahora son 75 mil), sin que ello haya redundado en beneficio de la industrialización y del trabajo.

En un comienzo, se dijo que el capital del ‘banco del sur’ se conformaría con una porción de las reservas de los diferentes países, pero rápidamente se dio marcha atrás. Es que el capital mundial considera a las reservas la garantía de sus créditos a los Estados y a las empresas en esos Estados. En consecuencia, el capital del eventual banco sureño se formará con aportes del Nación argentino, del de Desarrollo de Brasil, o sea con un capital que está ya asignado a esas mismas finalidades. En definitiva, macaneo puro y más de lo mismo, aunque probablemente ni siquiera esto tampoco.

Cuba, pasado y futuro

Por fuera de la ‘cumbre’, Fidel conmovió a una multitud con un discurso que describió la resistencia de Cuba a todas las formas de agresiones del imperialismo norteamericano. Todos sabemos, sin embargo, que en Cuba hay hoy un debate sobre la perspectiva histórica de la revolución cubana, que cobra mayor actualidad ante la desaparición o decadencia física de Fidel Castro. El discurso evitó el asunto, o sea que estuvo volcado hacia el pasado, no hacia el futuro. Esquivó los problemas de cara a las masas que fueron a escucharlo.

Pero el problema es de aquí en más: ¿La perspectiva para Cuba sería el ‘socialismo del siglo XXI’, que plantea Chávez, y que se materializa en grandes acuerdos con los pulpos petroleros, y en la integración capitalista con los países del Mercosur? ¿Sería China, que se ha convertido en el espacio geográfico de mayor acumulación de capital de toda la historia mundial? ¿Cómo se ubica la revolución cubana en las condiciones mundiales de acentuación de las guerras y las catástrofes económicas y políticas? ¿Es posible una perspectiva emancipadora, o sea socialista, sin la actividad libre, autónoma, crítica de la clase obrera, y sin las libertades de organización y de acción que permitirían ese desarrollo? La cuestión número uno de la situación histórica actual es cómo abrir paso a una perspectiva revolucionaria en el marco de la desintegración de las relaciones capitalistas y estatales internacionales. Esto, claro, no se discutió en la ‘cumbre’ de los presidentes, pero tampoco en la colateral que se reunió en nombre de “los pueblos”, ni tampoco en el discurso de Castro.

El sionismo y las limitaciones del proceso nacionalista

La ‘cumbre’ cerró sus sesiones con un llamado al “cese al fuego” en Líbano, a sabiendas de que eran palabras vacías. Ese llamado puso en el mismo plano al opresor y al oprimido, a Israel-Bush, de un lado, y a Hezbollah-palestinos, del otro. Puso en el mismo plano la lucha armada contra la ocupación extranjera de opresión y la guerra genocida de los imperialistas, que apunta a la expulsión de la población árabe de Palestina, o sea la ‘limpieza étnica’. Kirchner y Chávez se permitieron incluso un acuerdo con el Consejo Judío Mundial — que es el gobierno detrás del gobierno de Israel. No hubo un reclamo por la libertad de los diez mil prisioneros palestinos en las cárceles de Israel, ni por el hostigamiento y los asesinatos del ejército sionista contra los habitantes de Gaza. Frente a la gran crisis mundial que representa la guerra contra Líbano y Palestina, el nacionalismo latinoamericano plegó sus alas y se acurrucó con el imperialismo internacional.

La ‘cumbre’ ha mostrado las tremendas limitaciones del proceso nacionalista, con Cuba incluida, que vive una parte de América Latina. En otros lugares del mundo, este proceso es presentado como un contrapeso a la hegemonía que Bush estaría imponiendo en todo el resto del mundo. Obviamente, ignoran que este nacionalismo no cuestiona ni el más mínimo resorte de la dependencia económica latinoamericana, como lo atestigua mejor que nada, el pago de la deuda externa. Más aún, se ha renovado el ciclo de ‘valorización financiera’, con el agregado de la especulación inmobiliaria y de las materias primas, como lo demuestra el masivo ingreso de capital especulativo en todo el sub-continente. A pesar de que Venezuela constituye la punta de lanza de las iniciativas nacionalistas, incluida la demagogia, la Bolsa de Caracas es la única en el mundo que no ha dejado de subir en ningún momento, ni siquiera en las jornadas en que los mercados de capitales se fueron a pique, repetidamente, en los últimos meses.

El nacionalismo burgués latinoamericano ha perdido todas las oportunidades que le ofreció la historia, durante cien años. No será ahora que revelará un ímpetu desconocido, porque ello equivaldría a admitir un empuje transformador de la burguesía. La crisis mundial es una crisis del capital, la alternativa es el socialismo.