24 DE MARZO, EL FRENTE DE IZQUIERDA GANO LA CALLE
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/665-
El 24 de marzo pasado no hubo un único acto si por lo menos tres: los kirchneristas habían decidido salir a disputar el aniversario a las organizaciones que en mayor o menor grado no han sucumbido a la cooptación oficial.
Perdieron como en la guerra. Los 40.000 asistentes al acto obrero-piquetero-izquierda en la Plaza de Mayo contrastaron por goleada con los dos o tres mil que juntaron los piquetruchos y Bonafini, por un lado, y las viudas de Ibarra azuzadas por Verbitsky, por el otro. Para disimular el fiasco, el diario oficial del día siguiente amalgamaba en “un solo grito” las extraordinarias divergencias que habían quedado expuestas.
La conmemoración del golpe militar tenía lugar cuando el gobierno se afanaba en hacer aprobar los “convenios antiterroristas” en el Congreso, que obligan a incorporar al Código Penal las nuevas modalidades represivas. Tenía lugar también, por segunda vez, con las tropas argentinas reprimiendo en Haití. Tenía lugar, en definitiva, cuando hay compañeros presos en Caleta y por los hechos de la Legislatura y con cuatro mil procesados. Nada de esto modificó la opinión oficialista de los transversales, que viven agarrados de la teta del presupuesto. Pero tampoco les agitó el ánimo saber que seguimos bajo el régimen del Punto Final y de la Obediencia Debida, puesto que la nulidad de estas leyes sigue en el limbo, mientras que, en cambio, funciona a las mil maravillas el bloqueo a las extradiciones de militares, que fue justificado con el argumento de que esa anulación permitiría juzgarlos y condenarlos en el país.
Es incuestionable que lo que llevó a los organismos oficialistas a romper, por primera vez en 29 años, el acto central es que, luego del derrumbe de Ibarra, su proyecto de alianza transversal con Kirchner los obligará a subirse al peronismo. D’Elía ya dijo que iría con Solá, si a éste lo acompaña, claro, la mujer del Presidente. En la Ciudad, la tropa de Bonasso ya está probando borceguíes para correr con el peronismo local financiado por el santísimo sindicato de los Santamaría (pater et filis). Detrás del reclamo de que no hay que sacar al 24 de marzo del marco de un memorial por los compañeros desaparecidos, los oficialistas esconden una asquerosa especulación política. Los pocos que tuvieron que hacer antesala para entrar en la Plaza, que estaba copada por piqueteros, son los mismos que salen luego a pintar paredes con la mentira de “Vos decidís” –o sea el plebiscito inconstitucional de Ibarra.
El 24 de marzo no solamente trazó entonces una línea de demarcación muy clara, sobre la cual hay que construir políticamente. También puso de manifiesto que del otro lado hay una clara descomposición política sobre la que no se puede construir nada.
Porque el otro aspecto del balance del 24 de marzo fue el fracaso de los intentos para reunir a la izquierda y los piqueteros, de un lado, y a las viudas de Ibarra, del otro, en un único acto en el que se leerían dos documentos con posiciones enfrentadas. No fue la izquierda la que rechazó este compromiso degradante, sino los kirchneristas. Es que los kirchneristas tienen una meta política que es plebiscitarse en octubre, en tanto que los izquierdistas, que deberían crear un polo alternativo con los movimientos de lucha, como propone el PO, siguen pensando en subirse a cualquier carro que los arrastre a una estrategia ajena. De modo que los 40.000 compañeros que colmaron la Plaza el 24 participaron de un acto combativo e independiente por defección de los gubernamentales, no por afirmación de una estrategia propia.
Este problema se manifestó en todo el país, en especial con la lectura de documentos que se apartaban violentamente del leído en la Plaza. En la mayor parte de los casos se destacaban los “aciertos” que supuestamente habría tenido el gobierno, en un afán imposible por disimular el antagonismo de intereses entre el gobierno capitalista de la cruzada de Bush y las masas trabajadoras desnutridas.
Habría que decir que los esmirriados actos oficialistas dejan una lección que la imponente movilización piquetero-izquierdista aún deberá dar: que es mejor hacer una movida minoritaria que apuesta a una estrategia política fundada en fuerzas coherentes, que una mayoritaria donde se enredan objetivos contradictorios.
Es necesario que construyamos sobre la experiencia del 24 de marzo: pongamos manos a la obra para impulsar una gran movilización de respaldo a un frente de izquierda y de los movimientos que luchan. Vayamos a la confección democrática de la lista de candidatos, mediante asambleas, debates y elección interna. Expongamos los programas y arribemos a un planteo de acción transicional común.