TODOS AMAMOS A LA BURGUESIA NACIONAL

TODOS AMAMOS A LA BURGUESIA NACIONAL

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/60029-

Cuando Kirchner resucitó la categoría de “burguesía nacional”, el elenco estable del izquierdismo nacional creyó asistir a la venida del Mesías (del segundo, claro). Después de haber jurado que el “neo-liberalismo” había extinguido a la especie, desde el fondo del país (que ya no tenía residencia permanente en el norte del Chacho Peñaloza ni del llanero Quiroga, sino que se había mudado a la Patagonia de Repsol) se volvía a proclamar la vigencia histórica del capitalismo nativo. “Sin empresarios nacionales, no hay soberanía económica”, se largó a proclamar el nuevo oficialismo.

Lo que mejor esclarece la razón de este giro “ideológico” es lo que, coincidentemente, ha comenzado a ocurrir en otras economías, especialmente las “desarrolladas”. Enfrentado al derrumbe fraudulento de Parmalat, el ministro de Industria de Italia le dijo a la prensa que la prioridad del gobierno de Berlusconi de aquí en más era la defensa de la “italianidad”. Siguiendo los pasos de Lavagna (él mismo, después de todo, de ascendencia italiana), Berlusconi decidió tomar a su cargo la administración del pulpo lácteo y declarar el “default” de todas sus deudas. Paramalat funciona ahora sobre una base estricta de caja: se paga con lo que entra, en primer lugar a los proveedores. El “default” sirve para mantener en suspenso la deuda de Parmalat, evitando con ello el derrumbe de los bancos italianos. En síntesis, la “burguesía nacional” es la contraseña del rescate de los capitalistas en quiebra con el dinero de los contribuyentes.

A otro país que le ha agarrado para el mismo lado es a Corea del Sur, cuyo banco central, nada menos, acaba de reclamar “que se ponga freno a la propiedad extranjera” (Financial Times, 20/12). El banco central alega que “los bancos extranjeros están socavando la economía al concentrar los préstamos en los consumidores…”. Pero la verdad es que las preocupaciones coreanas no difieren de las de Italia: ocurre que el mayor proveedor de tarjetas de créditos del país, la coreana LG Card, que siendo nacional se dedica naturalmente a esos “repudiables” créditos al consumo, tiene tres mil millones de dólares de deuda impagables (por encima de sus activos). La oposición al capital extranjero obedece a la intención del gobierno coreano de hacerse cargo del “default” nacionalizando LG Card para luego re-privatizarla. El principal acreedor de LG Card es el Woori Bank (Financial Times, 3/1/04), el equivalente a los Macro-Bansud que operan en nuestros pagos. De nuevo, la coreanidad es la pantalla del rescate del capital a costa del pueblo.

Pero, como corresponde a su típica historia “nacionalista”, el campeón de la “burguesía nacional” no podría ser otro que Alemania. “Alemania se atrinchera para hacer frente a los depredadores extranjeros”, tituló hace más de un mes el Financial Times (5/12). La preocupación germana la definió su sub-secretario de Finanzas al advertir que “incluso los bancos alemanes más grandes pueden convertirse rápidamente en blanco de adquisiciones”. Esos “grandes” son el Deutsche, el Dresdner, el Commerzbank, la aseguradora Allianz; que aunque son verdaderas potencias mundiales, su situación financiera es muy precaria. Además, “Comprar un banco alemán”, dice Il Sole de Italia (27/11), “es comprarse un pedazo de Alemania por la vía de las participaciones financieras múltiples que tienen en sus carteras”. A la caza de los germanos se ha lanzado el Citibank, pero también “numerosas instituciones norteamericanas” (Financial Times, 5/12). El gobierno alemán no ha puesto objeciones a la posibilidad de que los extranjeros compren los bancos alemanes… pero ha comenzado a meter un montón de dinero para que los principales de ellos se fusionen en un solo pulpo, que nadie podría adquirir por su envergadura. En Alemania también, como se ve, está de moda la “burguesía nacional”, es decir la necesidad de que el Estado rescate al capital en general.

Como no podría ser de otro modo, el que se pasó de rosca en esta empresa es el reconvertido Lula, que también ha hecho intervenir al Banco Nacional de Desarrollo de Brasil, pero para rescatar… a una empresa norteamericana, el gigantesco pulpo de la energía AES. El BNDES ha convertido en capital de AES la deuda de ésta con el banco, por la friolera de 1.200 millones de dólares (The Wall Street Journal, 30/12). Se trata de una “nacionalización” parcial, que le permite al pulpo yanqui mantener el control (51%) y pagar su deuda con papel pintado. Lo mismo hizo hace poco el venezolano Chávez con la venezolana Sidor, del grupo Techint. Aunque Techint es una nave insignia de la “burguesía nacional” de Kirchner, De Vido y Lavagna, es necesario que el lector sepa que su sede se encuentra en un paraíso fiscal, el principado de Luxemburgo, bajo el nombre de Tenaris.

Como se ve, la bancarrota generalizada del capital ha provocado un amor furioso por la burguesía nacional.