A DOS SEMANAS DE LAS ELECCIONES, CRISIS, REBELIONES Y MÁS CRISIS

A DOS SEMANAS DE LAS ELECCIONES, CRISIS, REBELIONES Y MÁS CRISIS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/58286-

Las elecciones del 27 de abril son la consecuencia de la incapacidad de Duhalde para terminar su mandato, que estaba previsto para el 10 de diciembre. Con esto se suma a la lista de las otras víctimas presidenciales de la bancarrota económica y de la rebelión popular. Dentro de estos límites, la convocatoria electoral constituye un intento por recomponer el régimen político golpeado por esa crisis y las luchas populares. Al circunscribir la crisis política a las elecciones, la burguesía y sus partidos pretenden fijar su agenda política a las masas. Pretenden eliminar la pretensión de éstas, que se expresa en las movilizaciones y en las luchas, de reorganizar al país sobre base sociales diferentes, para discutir en su lugar, exclusivamente, el temario de los capitalistas: la re-capitalización de los bancos, la renegociación de la deuda externa, la privatización e incluso la militarización de la asistencia social, por último, una reactivación que beneficie, con curros de distinto tipo, a la burguesía que impuso la devaluación y la pesificación.

 

Abstencionismo

¿Qué resultados ha obtenido esta tentativa cuando faltan dos semanas para las elecciones?

De acuerdo al especialista en encuestas, Rosendo Fraga, sólo acudirían a las urnas o votarían por algún candidato 16 millones de los 25 habilitados para votar, o sea poco más del 65% del padrón. Esto significa que los que pasen al segundo turno, con una intención de votos hoy del orden del 15 al 20%, obtendrán apenas el respaldo del 9 al 13% de la totalidad del electorado. Estos datos demuestran la vigencia del repudio del pueblo al conjunto del proceso político armado por los partidos del viejo régimen. Sin embargo, es muy claro a esta altura de la campaña que el abstencionismo o el votoblanquismo no son factores que pesen políticamente, lo que demuestra la heterogeneidad de intereses de clase y de planteos políticos que los abarca. Voceros destemplados del abstencionismo se han bajado, incluso, del caballo y se han inscripto en contiendas electorales menores; esto vale para la Ccc que está apoyando a los jefes políticos peronistas que la protegen en los llamados consejos consultivos. Si una posición cualquiera, sea electoral o no, no se apoya en un programa y en una organización, o no es un movimiento de conjunto que se manifiesta en sus planteos de lucha, carece de relevancia con independencia de su número. En la lucha de clases no hay sustitutos para el programa y para la organización.

La orfandad de la intención de votos para los partidos patronales ha llevado a muchos a concluir que el próximo gobierno será débil y que quizás tampoco dure bastante tiempo. Pero este pronóstico hay que condicionarlo. Primero, porque dependerá de los resultados electorales del segundo turno. Segundo, porque el próximo presidente podría condicionar las elecciones provinciales posteriores y llegar a diciembre con un fuerte esquema político. Lo que es claro, de todos modos, es que el futuro gobierno deberá ganar su estabilidad y sus posibilidades peleando numerosas crisis políticas y los conflictos que acarrea la bancarrota capitalista.

 

Se dividen más

Pero es precisamente en torno de esto que no solamente se han dividido en cuarenta fracciones aliancistas y pejotistas, sino que ahora los acompañan las propias organizaciones empresarias: la UIA y la Asociación de Bancos. Liderado por Techint la oposición en la UIA y los banqueros disidentes se están volcando hacia Rodríguez Saá, quien les ha prometido una reactivación basada en los fondos de las Afjp, que hoy están destinados a los bancos y a la Bolsa. Para ello, Rodríguez Saá está negociando una postergación del pago de capital e intereses de la deuda pública por tres años, a cambio de redolarizar esa deuda en poder de las Afjp. El dinero de esa postergación pretende entregarlo a la patria contratista en una plan de obras públicas. En ese plan el salario está previsto en 300 pesos. En su programa, Rodríguez Saá no dice una palabra de desconocer la deuda externa; al revés, promete pagarla puntualmente en el marco de la renegociación. Al mismo tiempo rechaza que el Estado subsidie a los bancos, algo que no le cuesta decir porque ese subsidio ya se los dio Duhalde. En todo caso el puntano pretende favorecer a los llamados bancos privados nacionales en relación a los extranjeros.

En una línea en gran parte opuesta a ésta se ha ubicado Carrió, cuyo candidato a vicepresidente acaba de declarar en El Cronista (8/4), que el Ari apoya a las automotrices en su conflicto con las siderúrgicas (o sea Techint) y a las alimenticias en contra de una protección de la industria azucarera. Estas precisas definiciones de Gustavo Gutiérre z ponen al descubierto los prosaicos intereses que se esconden en el crucifijo que porta Carrió.

Incluso los viejos fanáticos de la convertibilidad, Menem y López Murphy, han debido adaptarse a las presiones de la gran industria pesificadora, prometiendo mantener un peso sub-valuado. Pero estos dos son los que más impulsan el subsidio a los banqueros por la pesificación de la economía, algo que Duhalde y Lavagna (y Kirchner) ya han consumado en un 70%.

Desde un punto de vista puramente electoral, los candidatos novatos se esfuerzan por presentar a Menem como su rival principal, porque intentan ganar al electorado a votar por el mal menor. En realidad, Menem es un muerto político, en especial para los explotadores, que en esta fase de la bancarrota apuntan hacia otras salidas económicas que las representadas por el riojano. La misma candidatura de Kirchner ha sufrido un duro golpe con su deslucido acto en River, donde se demostró que el famoso aparato pejotista no junta a nadie y que el Tristán conmueve menos, simplemente porque no representa nada.

 

¿Más quema de urnas?

Pero aún no ha concluido el proceso que culmina el 27 y ya la sangre empieza a correr en relación a las etapas siguientes, como lo demuestra el fallo que posterga las elecciones en la Ciudad de Buenos, en una maniobra de Duhalde por montar una candidatura propia que hoy no tiene. Es decir que apenas un mes y poco después de la quema de urnas en Catamarca, vamos a un conflicto de poderes de tenor similar en el distrito porteño. El progresismo porteño se alegró con el fallo porque todavía pretende disputar la jefatura de Gobierno, pero no logró confeccionar un candidato. Una postergación favorecería un intento que motorizan el escritor Bonasso, Alicia Castro y por sobre todo el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, con Aliverti y Gambina, o sea con una parte materialmente importante del partido comunista, para armar una candidatura de centroizquierda. Si esto prosperara IU podría conocer una crisis terminal y el partido comunista otra de sus interminables crisis. Los que voten por IU el 27 de abril, quizás lo hagan por última vez y en ese caso serán los que más habrán perdido su voto.

 

Enérgica campaña del PO

La campaña del Partido Obrero no es rectilínea ni progresa en forma homogénea, pero definitivamente se ha consolidado fuertemente en grandes barriadas de Córdoba, gran Buenos Aires y Rosario entre la hasta muy reciente base popular del peronismo. También se aprecia un crecimiento de la influencia del PO como consecuencia de diversas intervenciones y polémicas televisivas. El extraordinario éxito, numérico y político, de la reciente Asamblea de piquetes, asambleas, fábricas y sindicatos, es una expresión de ese fenómeno, porque a él está muy vinculado el PO. Todo esto ha comenzado a reflejarse tímidamente en las encuestas, que ya comienzan a registrar intenciones de voto superiores al 2% y en casos especiales por encima del 5%, lo que significa un crecimiento de diez veces con relación a los primeros cómputos. El PO está embalado en seguir por una línea de gran acercamiento a trabajadores y vecinos, para lo que cuenta con el ingreso militante de centenares de luchadores del Polo Obrero.

 

Por último: ¿se acabó la rebelión popular? No es lo que demuestra la huelga general y la movilización enorme que desbarató el intento de desalojo de Zanón. Cuando toda una clase se moviliza en defensa de la expropiación del capital y de la gestión obrera, esto significa que en las masas anida una fuerte tendencia de revolución social.