BUSH RESPONDE CON MÁS GUERRA AL FRACASO DE SU GUERRA
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/58222-
La heroica resistencia del pueblo y del ejército de Irak ha consagrado ya una derrota estratégica del imperialismo yanqui. Quizás otras guerras en el futuro le den al capitalismo la posibilidad de crear una situación contrarrevolucionaria mundial adecuada a su política de reacción en toda la línea. Pero no será esta guerra con Irak; esta guerra está desarrollando muy tempranamente tendencias exactamente opuestas, tendencias revolucionarias.
Luego de una semana de combates, el poderoso contingente del Pentágono no ha logrado ganar una sola batalla ni ocupar una sola ciudad. Sus voceros han mentido sobre esto, como también sobre las supuestas rendiciones de divisiones iraquíes. Lejos de estas expectativas, tienen que enfrentar ahora un acoso de guerrillas por parte de formaciones iraquíes irregulares. La solitaria armada norteamericana avanza hacia Bagdad sin fijar posiciones en su recorrido, arriesgando una acción sin un suficiente respaldo de blindados. El pueblo ha preferido sus opresores nacionales a sus liberadores extranjeros. La operación “Conmoción y terror”, bautizada en estos términos por los jefes del Pentágono, ha causado masacres terribles pero no ha logrado su objetivo de desmoralizar a las masas; al revés, parece que más gente ha tomado las armas contra las tropas del eje Londres - Washington. Luego de vaticinar que los iraquíes se sublevarían en apoyo de los invasores, un jefe de este eje acaba de pedir que no lo hagan, en un vano intento de disimular el fracaso.
La respuesta de Bush a las frustaciones de su ejército ha sido acentuar la “conmoción y el terror”. Ahora bombardean mercados y aglomeraciones civiles; desairados, quieren convertir cada hogar en una tumba. Como en Dresde - Alemania - o Hiroshima - Japón - se trata de quebrar al pueblo, que se ha transformado en estas circunstancias en un enemigo superior al propio régimen de Saddam Hussein.
La resistencia del pueblo y del ejército ha agudizado una crisis que en otra circunstancia habría podido ser esquivada. Nos referimos al veto del parlamento turco a un ingreso de tropas norteamericanas a Irak por el norte y al envío, en cambio, de tropas turcas. Los yanquis han hecho frente a este “contratiempo” mediante el envío de tropas aerotransportadas desde sus bases en Alemania, lo que de paso ha servido para desenmascarar la falsa oposición del gobierno alemán a la guerra; incluso la Corte Constitucional teutona avaló la legitimidad de la operación. Pero hay serios indicios, al mismo tiempo, de que el ingreso turco al norte de Irak ha sido concertado con Bush para evitar un levantamiento del pueblo kurdo y la posibilidad de que los kurdos conquisten los centros petroleros de Mosul y Kirkurk en caso de un colapso del gobierno iraquí. Sea una cosa o la otra, es decir, un enfrentamiento turco-norteamericano o una componenda entre ambos contra los kurdos, la crisis en el norte golpea al imperialismo en el mismo momento en que no puede mostrar ningún triunfo a pesar de su descomunal superioridad militar. También en cualquiera de los casos, el derrumbe económico de Turquía se deberá agravar, porque el costo de la guerra es insostenible para un Estado cuya deuda pública es equivalente al 100 por ciento de su producto interno.
El otro frente de la crisis es que ahora el bloque franco-alemán quiere tener voto y veto en la ocupación de Irak sin haber participado en la guerra. Los yanquis, en cambio, ya han dicho que se les deben entregar los 40 mil millones de dólares de las ventas de petróleo iraquí que se encuentran depositados en una cuenta especial a nombre de las Naciones Unidas. La Onu, por su lado, no ha votado ninguna resolución de ilegalidad de la agresión yanqui, lo cual no es poca cosa, porque una condena significaría responsabilizar a los Estados Undios por los costos de la guerra y a sus jefes por las víctimas que ocasionen. En una palabra, la Onu es cómplice de la guerra de Bush; lo mismo vale para Chirac, Schröeder y, digamos, Duhalde.
Bush no solamente piensa establecer un gobierno militar norteamericano en Bagdad; también ha decidido “tercerizar” las funciones estatales del protectorado licitando, entre sus empresas privadas, los ministerios y la administración pública, los puertos, el mantenimiento de caminos, la aduanas, el sistema de salud y la educación. Irak será transformada en una sociedad anónima bajo dirección militar. Bush sigue en este punto la tendencia que ya se ha impuesto en Estados Unidos, cuyo Estado ha arrendado funciones vitales al capital privado, por ejemplo la Nasa y el presupuesto y la investigación y desarrollo de la Defensa. Esta simbiosis es sencillamente maravillosa, porque a partir de ahora veremos una ocupación militar hundiéndose, claro que, entre otros factores, por un derrumbe de las Bolsas, la caída del dólar, los fraudes empresariales o… una convocatoria de acreedores.
El asunto del reparto de la reconstrucción de Irak entre las distintas potencias imperialistas, difícilmente logre reunirlas. Los yanquis necesitan una cierta cobertura de la Onu, es cierto, pero no al punto de resignar su manejo de la ocupación. Habrá participación de capitales europeos en los negocios, pero fundamentalmente porque muchos de ellos están controlados en las Bolsas por los fondos de inversión de los Estados Unidos; es el caso de la petrolera francesa Total. El choque más serio podría tener lugar con Rusia, porque la posición de fuerza que conquiste Bush en Medio Oriente le otorgará una supremacía decisiva al imperialismo yanqui en el Asia rusa. Ya el Kaiser alemán, en el ‘14, y Hitler en el ‘41, pretendieron llegar al Extremo Oriente por la vía de Bagdad. Putin enfrenta, de aquí en más, una seria crisis de gobierno y de régimen.
Es claramente una mentira que la ocupación militar de Irak facilitaría la solución de la crisis palestina. Toda la orientación de la reforma política implementada por Arafat apunta a organizar la represión contra los movimientos palestinos que combaten, sin haber recibido la menor garantía de una contraprestación sionista. La ocupación de Irak plantea la posiblidad de completar la limpieza étnica que el sionismo viene realizando desde 1948. Los refugiados palestinos no encontrarán la paz ni en sus países de exilio, porque el próximo paso será el ataque a Irán y un decisivo cambio de régimen en Arabia Saudita. La ocupación militar de Irak logrará extender la guerra civil internacional de Palestina al conjunto de Medio Oriente.
La globalización desnudó su mito, que era el de la capacidad del imperialismo para imponer su dominación por medio… del ejemplo. Desnudó que el capital ya no representa un estadio de nivel superior, sino la barbarie. Puso de manifiesto que la victoria del capital sobre la Unión Soviética representaba un retroceso potencial en el nivel histórico de la civilización. Todos los problemas de la descomposición del capitalismo se concentran de más en más.
Las condiciones políticas para la barbarie capitalista no están, sin embargo, reunidas. Hitler primero destruyó al proletariado alemán, luego fue por la dominación mundial. Bush, en cambio, es presidente por una elección fraudulenta y debe enfrentar un fuerte movimiento de masas, aunque no todavía de la clase obrera en forma organizada, o sea actuando como clase. Las libertades democráticas en Estados Unidos son incompatibles con una ocupación militar en Irak y Medio Oriente. Esta contradicción es el núcleo de la crisis mundial. Las guerras sólo pueden llevar al fascismo si logran atravesar gigantescas crisis políticas y guerras civiles. El fascismo no nace de un parto sin dolor.
El pueblo de Irak ha pagado duramente - y lo más duro es esta guerra - las derrotas de su clase obrera en la década de los ‘60 y luego la guerra contra la revolución iraní, que fue ejecutada por cuenta del imperialismo yanqui. Peleando contra los yanquis está intentando recuperar cuarenta años de historia. Tenemos que apoyarlo con manifestaciones, huelgas, acciones directas, bloqueos al envío de tropas y armas.
Al imperialismo opongámosle la acción internacional de los trabajadores de todo el mundo. Pongamos en pie la Internacional obrera. Refundemos la IV Internacional.