EL ARGENTINAZO EN EUROPA

EL ARGENTINAZO EN EUROPA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/56602-

La tercera Conferencia del Centro Socialista de los Balcanes Christian Rakovsky, que tuvo lugar en Atenas el fin de semana del 18-19 de mayo pasado, ha reafirmado su objetivo de luchar por la expulsión de la Otan de los Balcanes y por la Federación Socialista de Yugoslavia y del conjunto de los países balcánicos. El Centro fue creado hace tres años por iniciativa del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Grecia, como una respuesta político-estratégica a la agresión imperialista contra Yugoslavia y como una delimitación política respecto de las corrientes neutralistas y pacifistas que ponían en un mismo plano histórico a los regímenes bárbaros de las naciones sometidas, de un lado, y a los que representan la opresión nacional y la reacción internacional, del otro.

A la Conferencia asistieron delegaciones de Palestina, Rumania, Rusia, Turquía, Kurdistán, Sudáfrica, Italia y Argentina. Lo que distinguió a esta tercera Conferencia fue la profundización del horizonte estratégico del Centro a partir de dos grandes fenómenos contemporáneos: por un lado, la crisis revolucionaria en Palestina y, hasta cierto grado, en el conjunto del Medio Oriente, y, del otro lado, la crisis de conjunto y las huelgas y movilizaciones políticas en la Unión Europea. Los Balcanes constituyen un eslabón político-social y estratégico entre uno y otra. Mientras la Intifada y la descomposición del Estado sionista, por una parte, así como las amenazas de ataque a Irak y la creciente crisis social en Egipto y Arabia Saudita, amenazan envolver en una crisis internacional de la región al conjunto de las potencias imperialistas y a Turquía, es decir a reabrir la crisis balcánica por el Este; por otro lado, la crisis económica de la Unión Europea y sus choques con Estados Unidos, así como la impasse en que se encuentra su extensión hacia el este y los Balcanes, y las huelgas y movilizaciones masivas recientes, ponen en entredicho el sustento de la restauración capitalista en las naciones balcánicas, que es su integración a la Unión política creada por el imperialismo europeo. Sin la posibilidad de ingresar a la UE, la restauración capitalista en Europa oriental y los Balcanes colapsaría en forma inmediata, en tanto que el progreso de esa asimilación, que sin embargo los integraría en condiciones de semicolonias políticas, plantearía esa misma crisis en un plazo apenas un poco más prolongado.

Este análisis ganó el interés de las organizaciones de la izquierda de Grecia que, nuevamente, asistieron a la Conferencia como observadores, en especial la Corriente de la Nueva Izquierda y la Organización Comunista Autónoma. Con el agregado de otras organizaciones, la izquierda griega, con exclusión del Partido Comunista, se encuentra unida en un frente político que participa con posiciones clasistas en las manifestaciones internacionales contra la globalización.

Palestina

La discusión sobre Palestina fue amplia y compleja, al punto que reabrió debates fundamentales del movimiento trotskista de las décadas del ’30 y ’40. La conclusión esencial, sin embargo, fue que el planteo de dos estados, uno “palestino” y otro “israelí”, en el territorio histórico de Palestina, equivaldría a la consagración de Bantustanes de masas menesterosas en los llamados territorios ocupados, como las que caracterizaron a las aglomeraciones negras en la Sudáfrica del apartheid (y que siguen en pie). No es, por tanto, una “solución” nacional, ni pacífica ni progresista, sino la consolidación de la barbarie presente. Los delegados de la Liga Obrera Socialista de Palestina subrayaron también que no le cabe a Israel la caracterización de nación, porque la implantación de la población hebrea en Israel es una obra colonial del imperialismo mundial. Un desarrollo “nacional” que exige, paso por paso, el aplastamiento de las aspiraciones nacionales de los pueblos autóctonos, esto por cuenta del imperialismo mundial, se refuta a sí mismo. La reivindicación nacional que da cuenta del conjunto de las características históricas de Palestina, o sea el establecimiento de una República Palestina única, independiente, democrática y laica, garantizará la plenitud de los diferentes derechos y aspiraciones culturales, en todo su territorio histórico, pero es, por sobre todas las cosas, un arma poderosa de lucha contra el imperialismo mundial. La perspectiva de este planteo, en un período histórico de descomposición del capitalismo, se halla entrelazada a la de una Federación Socialista en todo Medio Oriente. Los delegados palestinos destacaron también la importancia que están cobrando las luchas de los obreros israelíes ante las crecientes privaciones que deben sufrir como consecuencia de las necesidades de financiamiento de la guerra por parte del Estado de Israel.

La amenaza de una nueva agresión contra Irak también fue analizada, no solamente por la posibilidad de que esa agresión sea aprovechada para proceder a una expulsión masiva de la población árabe-palestina por parte del ejército sionista. También se consideró el papel reservado a Turquía, que estaría dispuesta a tolerar una participación de los dos estados kurdos, que se encuentran en el norte y el este de Irak en operaciones dirigidas por la CIA. Estos conseguirían, a cambio, un reconocimiento internacional como Estados, provocando así una parcial desintegración de Irak. La Conferencia decidió, en este punto, oponerse incondicionalmente a una agresión imperialista contra Irak y seguir defendiendo el derecho del conjunto del pueblo kurdo, cuya mayoría reside en Turquía, a la autodeterminación nacional.

La Unión Europea

A una Conferencia Socialista sobre los Balcanes no se le podía escapar el lugar central de la crisis de la Unión Europea, que está discutiendo la formación de un directorio de tres o cuatro potencias para tutelar al conjunto de los estados que la integran y en especial a los del Este de Europa y los Balcanes, que tienen previsto integrarse en los próximos años. Tampoco se le podía escapar el creciente derrumbe del capital europeo ante la competencia norteamericana, como lo testimonian las crisis de Fiat, del Deutsche Bank y de varios monopolios alemanes, de Vivendi francesa, y del conjunto de los monopolios de las telecomunicaciones. Parte fundamental del nuevo cuadro político lo constituyen, por sobre todas las cosas, las gigantescas movilizaciones de Génova y de Barcelona, la reciente gran huelga general en Italia y, más que nada, la extraordinaria crisis política en Francia, que puso a millones de personas en las calles. Mientras se desarrollaba la Conferencia, la prensa europea denunciaba sin medias tintas que la visita de Bush a Moscú tenía como uno de sus principales objetivos controlar las fuentes vitales de abastecimientos que parten de Asia Central hacia Europa, amenazando la independencia de las potencias imperialistas del Viejo Continente.

En este punto de los debates afloró el tema estratégico por excelencia del momento actual, a saber, si la perspectiva de esta crisis mundial que abarca desde las fronteras atlánticas de Europa hasta virtualmente Japón, en el Pacífico, es un “Argentinazo”, o sea situaciones revolucionarias y rebeliones populares, o, como lo sostienen los anti-globalizadores, plantearía la posibilidad de una reorganización de la economía y política mundiales mediante la democratización de las instituciones internacionales, la regulación de los capitales especulativos y la redistribución mundial de los ingresos. Esta alternativa estratégica había sido puesta sobre la mesa por la tendencia “Projetto Comunista” en el reciente congreso del Partito della Rifondazione Comunista, realizado a principios de abril en la ciudad de Rimini, Italia, y antes de esto en los debates del Forum Social de Porto Alegre, en febrero pasado.

En la Conferencia se puso de manifiesto que la posición de los llamados Foros Sociales había hecho su debut contrarrevolucionario en la reciente crisis francesa, cuando los partidarios de la reforma de las instituciones imperialistas, y especialmente la Liga Comunista Revolucionaria, afiliada al Secretariado Unificado, llamó a votar a Chirac, desviando hacia la derecha imperialista la movilización popular que, objetivamente, es incompatible con el mantenimiento de las instituciones y el Estado seudo-bonapartista de Francia. En la edición de la misma semana del periódico de la Corriente de la Nueva Izquierda, un artículo planteaba la opción estratégica en forma por demás brutal: hacia el oportunismo, con la LCR de Francia, o al “Argentinazo”, con el Partido Obrero.

El “argentinazo” en Grecia… y Europa

Es precisamente esta disyuntiva estratégica la que se puso de manifiesto, luego de la Conferencia, en la gira de Altamira organizada en común por la Nueva Izquierda, el PRT y OCA. Primero en una reunión con la dirección política de NI, y luego en Atenas (en el Politécnico), Patras (en la Central Sindical), Salónica (en la Universidad) y Serres (en el centro obrero cultural), centenares de militantes obreros y de izquierda discutieron, en cada una de estas ciudades, las perspectivas internacionales del “Argentinazo”. Altamira recibió incluso una atención generosa por parte de la televisión, en cinco entrevistas exclusivas. El frente político que organizó la gira reveló las posibilidades de una unidad revolucionaria aún más profunda de la izquierda griega, incluso naturalmente en una proyección internacional.

Altamira fue sometido a un riguroso examen en todos los auditorios, no bien señaló que la crisis argentina se caracterizaba por una disolución de la organización capitalista del país; que era mundial en su contenido; que tendía a proyectarse a otros países; y que conformaba una cabal situación revolucionaria. El interés mayor, sin embargo, fue acaparado por el desarrollo que hizo Altamira del factor subjetivo del proceso revolucionario argentino, en especial de los piqueteros. Altamira reiteró que a través de los piqueteros y de la unidad de los ocupados y desocupados, el proletariado revelaba su condición de sujeto de la revolución en Argentina, insistiendo en que un sujeto es tal cuando acomete objetivos o transformaciones históricas, y que no reúnen esas características los protagonistas sociales que no salen de sus reivindicaciones particulares. Como expresión conciente de la clase obrera, los piqueteros deben unir a las Asambleas Populares y a las masas para transformarse en la dirección de una revolución socialista.

Altamira fue muy claro en lo siguiente: la alternativa es dictadura del proletariado o contrarrevolución burguesa, y aseguró que esta última haría caer a Argentina varios peldaños en el nivel de civilización. Insistió en que el gobierno de los trabajadores debe significar la destrucción del Estado burgués y denunció que la izquierda democratizante que habla de gobierno de trabajadores, se refiere sólo a una forma de gobierno popular en el marco del Estado capitalista.

El derrumbe capitalista de Argentina sirvió para proyectar una nueva perspectiva en los procesos de privatización en Rusia y Europa del Este, o de la privatización de la seguridad social en la misma Grecia. Quedó claro que la privatización y los procesos de endeudamiento que genera, son la antesala de una nueva quiebra capitalista, infinitamente mayor a la experimentada por las empresas estatales. En uno de los canales de televisión de Serres, Altamira advirtió que el derrumbe argentino se había iniciado con la privatización de las jubilaciones, como la que se está pergeñando en estos momentos en Grecia. En el Politécnico de Atenas, Altamira denunció las limitaciones insalvables de la lucha contra la privatización que se hace en nombre de la defensa de las estatizaciones burguesas o de las burocráticas, y llamó a plantear esa lucha en nombre de la confiscación del capital y del control y la gestión obreros.

Aunque está ubicada en un extremo sur del Este del continente, Grecia “palpita” la crisis europea. Observa con contradicciones la rebelión popular argentina; por un lado, con perplejidad, por el otro, como una nueva posibilidad histórica. Pero entre la Intifada y el Argentinazo, Grecia y Europa se confrontan a una crisis de contenido mundial, que ya ha dado enormes pasos en su propio suelo.