EN PLAZA DE MAYO ESTUVIERON LOS PROTAGONISTAS DE LA NUEVA ETAPA HISTÓRICA

EN PLAZA DE MAYO ESTUVIERON LOS PROTAGONISTAS DE LA NUEVA ETAPA HISTÓRICA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/56423-

Lo más importante no es que la prensa de más peso del país haya señalado que el acto en la Plaza de Mayo fue el eje político y social de la jornada del 1° de mayo (con la excepción de la bastarda información de Página/12). Después de todo, incluso estos medios de comunicación ignoraron que el Bloque Piquetero se había convertido en el protagonista fundamental del 1° de mayo en todas las ciudades del país. En Córdoba reunió una fuerte concurrencia obrera que contrastó con el acto que hicieron, el 30, la CGT de Moyano, el Frenapo, las Apymes y la Izquierda Unida (que además terminó en forma bochornosa). En Tucumán, agrupó a más de mil trabajadores y a la casi totalidad de las organizaciones obreras y piqueteras en lucha, incluido una treintena de afiliados a IU. En Tucumán, la excepción a la regla fue, lamentablemente, la CCC, que naturalmente tenía poderosas razones para no ser de la partida, toda vez que motoriza una Multisectorial que pretende negociar con Miranda y sustituir a las Asambleas Populares. En la pequeña pero heroica Tartagal, los piqueteros hicieron el equivalente a una pueblada, con 400 asistentes. En Resistencia, todas las organizaciones del Bloque se manifestaron como un solo puño. Hubo grandes actos piqueteros en Río Negro y en el puente Cipolletti-Neuquén. Se movilizaron también Rosario y San Lorenzo. En Río Gallegos, el bloque obrero-piquetero que encabeza la regional de la CTA, hizo una multitudinaria concentración en conjunto con las asambleas populares, ocupando todo el escenario de la oposición política al aventurero Kirchner. La movilización obrera y piquetera fue el centro en Catamarca y en la capital de Salta, y también hay que destacar a Formosa.

Todo esto es por supuesto fundamental; después de todo no es fácil ocupar masivamente nuestra dilatada geografía, y menos aún cuando no hay un aparato ni fondos fáciles para respaldar semejante acción. Fue pura pata y pulmón. Por si esto fuera poco, estuvieron en masa los desocupados, es decir que se hizo presente la organización de los desorganizados. Para que el desocupado que ha perdido la referencia organizativa del lugar de trabajo y ha sido traicionado por la burocracia de la organización sindical, se organice sobre una base propia, es necesaria una poderosa conciencia política. Los piqueteros no sólo son esto sino que han atraído a una organización de lucha común a todos los obreros en lucha. En la Plaza de Mayo se hizo presente un proletariado con conciencia de clase.

Sin embargo, esto no ha sido lo más importante, con todo lo fundamental que es. Es que lo que distingue a la Plaza del 1° pasado es todavía más que eso. En la Plaza del Bloque Piquetero y de la Verón; en la Plaza de los del Pescado de Mar del Plata, de los ceramistas de Neuquen y de los docentes del Unter; en la Plaza de TDO, Brukman y El Gráfico, y en la de la Regional cegetista de San Lorenzo y en la de la CTA de Santa Cruz; en esta Plaza estuvo presente el protagonista por excelencia de la nueva etapa histórica de Argentina y de los explotados. Tan simple como esto. Es una distinción histórica que, comprensiblemente, no podría hacer la prensa tradicional, ni tampoco la burocracia de los sindicatos. Pero que tampoco haya logrado hacerla la izquierda democratizante, que por el contrario atacó a la Plaza obrera-piquetera sin miramientos, demuestra que esta izquierda democratizante no está para alumbrar una nueva época sino para enterrarla. Se llenan la boca en las universidades hablando, en abstracto, de “lo viejo que no termina de morir y de lo nuevo que no termina de nacer”, pero sólo para describir una impasse que justifique su política de maniobras. La clase obrera piquetera ya ha nacido, necesita desarrollarse todavía más y convertirse en la vanguardia política de un movimiento de masas que acabe con la dominación de la burguesía saqueadora y hambreadora.

El protagonista social y político de la nueva etapa histórica; esto es lo que tuvo la Plaza de Mayo y nadie más podía tener. Los que pontifican sobre la unidad en abstracto y sobre todo para complacer, o peor para autoproclamar a la propia secta como el reducto de la unidad, simplemente no han entendido nada, porque cualquier unidad que no sea sobre la base del protagonista social y político de la nueva etapa histórica, sería simplemente retrógrada. La unidad para apoyar el acto internacionalista del 1° de Mayo de la clase obrera piquetera, es una obligación; la unidad para condicionarla e imponerle un terreno que no es el de ella, es un sabotaje. Se trata de una divisoria de aguas que no es nueva, porque desde el comienzo del movimiento piquetero hubo una tendencia en la izquierda que lo descalificó como un movimiento de desclasados, la misma que “hizo obelisco aparte” el 1°; incluso hoy ha aparecido una nueva especie que opone los ocupados a los desocupados con el torpe argumento de que los primeros pueden paralizar la producción, cuando han sido los segundos quienes lo han hecho con más frecuencia con sus cortes y bloqueos. Pero no se trata de esto, porque el ocupado y el desocupado no son más que la doble condición de una misma clase social: el proletariado. Lo que distingue al Bloque Piquetero es la conciencia de esta situación. La compañera que habló en nombre de Brukman definió muy bien las cosas cuando simplemente dijo en la Plaza: “Este es el acto unitario”. Roberto Martino, que no por primera vez es el que toma el toro por las astas, denunció el propósito de que un “documento único” suplantara la tribuna de los oradores obreros y defendió el espacio para “debatir la revolución”. Después de todo, ¿la peor opinión no es el silencio?

Un acto de la clase obrera piquetera en el día internacional de los trabajadores, la convierte en una clase conciente, con un programa; la convierte en un factor político, o sea con referencia a la política nacional en su conjunto, al Estado. Y no en un factor político cualquiera, sino potencialmente revolucionario. En una crisis revolucionaria como la actual, esto da cuenta de la enorme conciencia que los obreros piqueteros tienen de la presente situación histórica.

Los oradores pusieron de manifiesto los enormes progresos del movimiento obrero piquetero en los últimos meses. No se puede pasar por alto la enorme reflexión de Pablo Llonto sobre la lucha de El Gráfico, cuando reivindicó el potencial de un pequeño núcleo de luchadores en el marco de las movilizaciones populares en desarrollo, algo que seguramente señaló en contraste con las vacilaciones que un poco más de un año atrás caracterizaron a la lucha contra los despidos en Clarín. No sólo refleja un cambio de etapas, sino también de las perspectivas que perciben los mejores cuadros de nuestra clase.

Un aporte que viene de Zanón y de Ceramistas de Neuquén (que no convocaron al acto, pero que igualmente hicieron uso de la palabra) es la propuesta de un frente de los lugares de trabajo ocupados, no sólo como una receta para defender estas luchas sino por sobre todo porque tenemos que evitar que la huída de los patrones y el abandono y vaciamiento de empresas por parte de los capitalistas, sea manipulada por la burguesía con propuestas inviables y desmovilizadoras de cooperativización o microemprendimientos, y para que sí se imponga, sobre la base de la experiencia, la expropiación del capital y el funcionamiento bajo control obrero. Una tarea que pronto se le planteará a los bancarios, que de ningún modo deben permitir el atolladero al que los pretende llevar el Frenapo, el Credicoop, Zanola e Izquierda Unida, que los están llamando a defender a los bancos contra los ahorristas que quieren retirar su dinero.

Mamerto Verón, del Pescado de Mar del Plata, planteó abiertamente la lucha por la expulsión de la burocracia de los sindicatos, como ocurrió en el suyo, una de las industrias más explotadoras del país. Con esto, llevó hasta el final la consigna de “que se vayan todos”, es decir por una nueva direcció n de las organizaciones sindicales y reivindicativas.

En el acto se hicieron presentes numerosas asambleas populares, que también hicieron uso de la palabra, lo que puso de manifiesto la gran conciencia que ya existe en las capas sociales intermedias de que el destino de la presente etapa histórica depende de un movimiento popular bajo la dirección de la clase obrera. No por nada se expresaron a favor de un gobierno de trabajadores. En su programa plantearon la disolución de los órganos estatales de la Ciudad de Buenos Aires y su sustitución por las asambleas populares. Se ha abierto una nueva etapa que se caracterizará por la colaboración creciente y estrecha de las organizaciones piqueteras y las asambleas, es decir un desarrollo con proyección de poder.

Todos los planteamientos que se formularon están relacionados con la situación política en su conjunto, porque definen el contenido de clase de una salida. La mayoría de los oradores vinculó las propuestas a la huelga general, superando con esto el planteo formalista de la huelga general y haciéndola surgir del movimiento práctico de la lucha por las reivindicaciones planteadas por el hundimiento social y político del capitalismo.

El orador que fijó posición frente al eventual adelantamiento de las elecciones, fue Néstor Pitrola, que lo denunció y reclamó que los gobiernos de turno fueran sustituidos por una Asamblea Constituyente soberana, convocada por las organizaciones en lucha. Pero la posibilidad de elecciones fue abundantemente tenida en cuenta por los compañeros que hablaron por la Aníbal Verón. Estos también hicieron, al igual que Pitrola, un planteamiento fuertemente antielectoralista, pero más como una posición ideológica que como una respuesta a la situación política. Dentro de ese marco ideológico, el antielectoralismo aparece como progresivo y hasta revolucionario, porque denuncia las tramoyas del capital para sobrevivir al presente derrumbe, pero no plantea una salida a la crisis de poder, es decir que no hace un planteo de poder. En definitiva, este es el punto clave, toda vez que los métodos de lucha no valen por sí mismos sino por su capacidad para enfrentar situaciones concretas, o sea que dependen de la situación política, de la conciencia de las masas y de la estrategia de poder. El 1° de Mayo dejó planteada la discusión sobre cómo enfrentar el electoralismo contrarrevolucionario del imperialismo y sus sirvientes, y también de los límites del anti-electoralismo genérico como política revolucionaria.

Los oradores fueron sólo una parte del acto. La multitud de 15.000 luchadores presentes fue una parte fundamental. Los asistentes escucharon con atención, algo que revela la presencia de una nueva clase de sujeto político en la clase obrera. Las aprobaciones más destacadas fueron para apoyar a las fábricas ocupadas; para reivindicar que la clase obrera puede dirigir la producción; para defender a Cuba contra el imperialismo; para señalar la simpatía y el apoyo a los ahorristas; y para saludar el planteo de gobierno de los trabajadores.

El Polo Obrero tuvo una participación destacada, la más numerosa desde su surgimiento. Fue artífice del acto. Puso de manifiesto la calidad de su método político al haber asegurado, contra todas las maniobras democratizantes, que toda la clase obrera en lucha estuviera en el palco y que los obreros en lucha tuvieran una tribuna.

En nombre del Polo Obrero cerró el acto Néstor Pitrola.