EL PROTAGONISMO DE LA IZQUIERDA
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/55601-
Los últimos diez días pusieron de manifiesto las contradicciones con que la izquierda encara la presente situación política y sus incuestionables limitaciones. El viernes 16, se movilizó, con la sola excepción del PCR (y la de Zamora), con la consigna Fuera De la Rúa-Cavallo. Solamente cuatro días más tarde, se dividió en torno a la convocatoria realizada por la CGT de Moyano a la Plaza de Mayo, aunque esta vez sí participó la CCC, pero al margen de la columna de la izquierda.
La movilización del 16 fue excepcional por el número de las organizaciones involucradas, en las que hay que incluir al Movimiento que encabeza Castells. Su significado político, de cara a la crisis histórica del país y a la crisis de poder, estaba expresado en la consigna de echar al gobierno, aunque dejaba sin definir la alternativa de poder correspondiente. Más allá de esta limitación, quedaba planteada la posibilidad de que la izquierda se declarara un factor independiente en la lucha por el desenlace de la crisis de poder, o sea en dirección política.
¿Por qué se dividió, entonces, apenas cuatro días después?
Ya la manifestación del viernes previo tuvo lugar con enfoques diferentes. En declaraciones a los medios de comunicación, los voceros de IU, por ejemplo, destacaban a la manifestación como una expresión de la “unidad de la izquierda” como un factor en sí mismo, independiente de los planteos políticos del momento y de la crisis de poder. Ponían al descubierto de este modo un interés subalterno de colocarse como una representación parlamentaria del conjunto de la izquierda y darle este marco a un acto que han convocado para el 8 de diciembre. En declaraciones a los mismos medios, los voceros del PO subrayaron, en cambio, la posibilidad que ofrecía la manifestación para que la izquierda se uniera en una lucha común frente a la crisis de poder, planteando la consigna de la Asamblea Popular Constituyente. En las reuniones previas a la manifestación, un sector de organizaciones encabezado por IU, había propuesto como ejes políticos la oposición al nuevo paquetazo económico y el no pago de la deuda, sin definir una posición frente al derrumbe político en su conjunto. El PO (al igual que el Frente Obrero Socialista-Fos) planteó la Constituyente en la Nación y en las provincias, es decir que incluía la disolución del Congreso y las legislaturas.
La independencia política
El sábado 17 tuvo lugar otra reunión en la que se acordó participar de la movilización convocada por la CGT de Moyano con las mismas consignas de la marcha de la izquierda el viernes 16 (solamente la LSR planteó dudas sobre la participación en la concentración del 20). De parte del PO planteamos la necesidad de un documento fuertemente polémico, porque caracterizábamos que Moyano impulsaba la salida del bloque patronal de la UIA-Confederaciones Rurales-Cámara de la Construcción.
El lunes 19 las cosas cambiaron cuando el PC informó, en una reunión por la tarde, que no participaría de la movilización para no “quedar pegado” a los aliados de la patronal devaluacionista. En la reunión que había tenido lugar por la mañana había, sin embargo, ratificado la decisión de participar adoptada el sábado 17. En Página/12 (20/11), Echegaray declara que asistir “sería perder independencia política”.
¡Pero el PC es un aliado práctico de la “patronal devaluacionista”! Lo demuestra así su integración en el Frenapo, en el cual participan dos destacados exponentes del “abandono de la convertibilidad” *el ARI y el Polo Social. Lo Vuolo, el “economista” de Carrió, y Carbonetto, el del Polo (además de hombre de la UIA), son los más reiterados exponentes de la devaluación. Al Frenapo le ha salido ahora un nuevo aliado, Aníbal Ibarra; los frepasistas de Ibarra no solamente apoyan ahora la “consulta popular” del Frenapo, también se han “acercado” al ARI y a la UIA, e incluso al sector de Storani-Moreau de la UCR, para recomponer, dicen, el “espacio progresista”, de un lado, y el “productivo” del otro. El “compre nacional” de Ibarra fue oportunamente saludado, y en forma calurosa, por el trío patronal devaluacionista más la Cámara de la Publicidad, y ahora acaba de ocurrir lo mismo con la moratoria impositiva decretada por la Legislatura de la Ciudad.
El cambio de posición del PC lo determinó el pronunciamiento de la CTA, que demoró precisamente hasta ese lunes 19 su decisión de no participar de la concentración del 20. Aquí hay que destacar que la convocatoria de Moyano se caracterizó por una suma de “deserciones”, en especial de último momento: a la anunciada de Daer, por ejemplo, se añadió luego la de Barrionuevo, con lo cual el acto acabó saboteado por sus propios animadores, en lo que fue la expresión de recomposiciones de último momento en el desarrollo de la crisis política.
Una cuestión decisiva
La “independencia política” de la izquierda está determinada por su programa y de ningún modo queda desvirtuada por participar en las diversas formas de luchas y protestas, incluso cuando, por las características de los sindicatos argentinos, están formalmente encabezadas por la burocracia anti-obrera. La independencia política, en especial en una crisis de poder, es decir en una crisis de características potencialmente revolucionarias, consiste en oponer al poder capitalista el poder de los trabajadores, en relación con el cual la consigna de la Constituyente es una consigna de transición. Si en lugar de esto, se plantea como estrategia la “redistribución de los ingresos”, lo que equivale a decir la intangibilidad del capitalismo, no hay independencia política alguna del régimen capitalista o de los explotadores.
Pero, precisamente porque hay una crisis de poder y porque es la única forma de intervenir en esta crisis como un factor político independiente, es necesario estar presente en toda movilización de explotados y en especial cuando son conducidos por fuerzas que sólo pueden llevarlos a la derrota. Porque de lo que se trata es de emancipar a esas masas; señalarles el camino de una lucha consecuente; mostrarles la necesidad de otra dirección política. Para que prevalezca una salida “obrera y popular” es necesaria la huelga general, la cual necesita la intervención de los sindicatos y organizaciones de fábrica, lo cual requiere la lucha en ellos para que esas consignas puedan prevalecer.
Lo que no debe hacerse bajo ningún pretexto es alinearse en función de “ideologías”, en este caso de las “progresistas”, que estarían representadas en el Frenapo u otros foros. La historia la forja la lucha de clases y el deber de la izquierda es acercar a su programa a la clase explotada por excelencia, la clase obrera.
Convocatoria
No fueron los “dirigentes” ni los “sectarios” los que deshicieron una unidad política de la izquierda en sólo cuatro días. Fueron expresiones de intereses de clase divergentes. Por eso reiteramos la Convocatoria a una Asamblea Popular para unificar las fuerzas de los trabajadores y sus organizaciones militantes, piqueteras y de la izquierda, en pos de expulsar a los De la Rúa-Cavallo y a toda la cohorte de gobernadores fondomonetaristas y reemplazarlos por gobiernos formados por las Asambleas Populares Constituyentes en la Nación y en las provincias.