RAUL CASTELLS, HUMILLÓ Y DEMOLIÓ A SUS JUECES
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/54470-
Cuando el tribunal declaró un receso para el almuerzo, la sensación en la sala era que el juicio estaba concluido. Raúl Castells había simplemente demolido las acusaciones en su contra. No actuó como acusado sino como acusador. Ignoró la exigencia de que debía dirigir su palabras hacia el presidente del tribunal; tampoco admitió sentarse en el banquillo reservado para los reos; adoptó la actitud “subversiva” de hablar de pie y no vaciló en amonestar a los fiscales y a los representantes de la parte acusadora o en arengar al público que había concurrido para apoyarlo. Levantó el brazo con el puño cerrado, se declaró marxista y socialista revolucionario, y advirtió que si las intenciones inmediatas de su movimiento de jubilados no eran tomar u ocupar las instalaciones de los supermercados, su programa político sí era la nacionalización de los monopolios de la alimentación para entregarlos a la dirección de los trabajadores.
La firmeza y la postura desafiante de Castells frente a quienes pretenden impugnarlo y ya lo han sometido a dos años de detención, la mayor parte del tiempo en una cárcel de extrema seguridad, es un ejemplo de dignidad para los luchadores de este país. Cuando al finalizar su exposición llegó el turno de las preguntas de sus acusadores, éstos no pudieron más que balbucear nimiedades y ponerse a sí mismos en ridículo por la torpeza de sus intenciones, con lo que sólo consiguieron sacar de los estribos al propio presidente del tribunal, que con gesto desairado exigió que no divagaran en el interrogatorio.
El alegato de Castells demostró, sin dejar la menor sombra de dudas, que el operativo de su detención fue armado con posterioridad a su ocurrencia. La llamada ocupación del Wal-Mart había sido en realidad un reclamo bien atendido por la patronal del supermercado que tuvo lugar en presencia de un fiscal público y derivó en la atención de un pedido de alimentos que al pulpo le costó apenas 2.260 pesos. Con ironía, Castells preguntó por qué el supermercado no reclamó el pago del seguro si se había tratado de un robo y por qué no se había concedido la presencia de los peritos contables de la empresa en calidad de testigos.
Castells afirmó ante el tribunal que el Movimiento Independiente de Jubilados es una “entidad de bien público” que atiende una veintena de comedores para ocho mil jubilados, con suministros provistos por instituciones públicas. Comparó esta asistencia con la que realiza con otras modalidades el padre Farinello. Demostró que en ningún caso tenía la finalidad de tomar supermercados y que si Wal Mart no hubiera accedido al pedido efectuado, se habrían retirado del local con las manos vacías.
Es claro que una actividad que no pretendía tener alcances revolucionarios y que incluso se realizaba con cierto apoyo oficial, acabó sembrando la inquietud del gobierno menemista debido a las condiciones generales del país después del derrumbe del ‘plan’ Cavallo, en especial la desocupación masiva. Dos o tres años más tarde, con 150.000 piqueteros movilizándose en la huelga general de 36 horas, resulta evidente que esta represión preventiva ha fracasado. El tribunal se encuentra ahora ante la ‘ingrata’ disyuntiva de tener que condenar a Castells y aumentar con ello el descontento popular que crece día a día en el país, o absolverlo y convalidar de esta manera el ascenso de luchas populares que se inició con los cortes de ruta de fines de octubre.
Castells conmovió a la audiencia cuando calificó como “la imagen viva de la pobreza” al jubilado que en el supermercado Disco continuaba con el hábito de servirse un sandwich de pan lactal con mortadela, ignorando hasta la posibilidad de hacerlo con un poco de jamón crudo. Provocó la risa generalizada cuando se mofó de la acusación de intimidación que cien mujeres mayores de setenta años habrían ejercido contra el entrenado personal de seguridad de Wal-Mart. Sus expresiones “pero hombre” o “pero mujer” cuando tuvo que responder a la inquisición de la acusación, fueron para el delirio. Dominó psicológicamente a sus verdugos. Como remate desafió a los jueces a no actuar como los tribunales hindúes que los británicos habían establecido para combatir a sus compatriotas que luchaban por la independencia de la India y a hacer valer su condición de argentinos. Castells defendió de este modo el aspecto progresivo que puede tener el patriotismo cuando se pone del lado de la nación oprimida contra la opresora.
El tribunal que deberá dictar la sentencia está desmoralizado y humillado, pero igualmente continúa al servicio de los intereses políticos patronales que hoy buscan cerrar un nuevo acuerdo con el FMI y liquidar importantísimos derechos sociales, especialmente jubilatorios. Por otro lado, tanto el tribunal como los gobiernos de De la Rúa y Ruckauf se encuentran sometidos a la presión del alzamiento popular que significó el descomunal cumplimiento de la huelga de 36 horas. Bajo el fuego cruzado de estas tendencias contrapuestas, existe el peligro de que Castells sea condenado pero con una penalidad que autorice su libertad inmediata. Con semejante decisión, el tribunal convalidaría su propia conducta de negarle a Castells la excarcelación hace dos años. Esta variante evitaría que Castells continúe preso pero al precio de una infamia.
Decimos no. Llamamos a las organizaciones populares y en especial a Moyano y a De Gennaro a movilizarse contra esta posibilidad.