EL RÉGIMEN ESTÁ EN CESACIÓN DE PAGOS

EL RÉGIMEN ESTÁ EN CESACIÓN DE PAGOS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/53035-

Al diario de la gran finanza norteamericana le alcanzaron tres líneas para definir en la médula la situación argentina. “Los especuladores”, decía hace poco The Wall Street Journal, “están apostando fuerte contra el peso argentino en los mercados derivados” (23/7). La mano viene pesada.

Desde estas páginas ya habíamos denunciado que el peso se estaba cotizando a 1,10/1,20 el dólar en las negociaciones a plazo. Es decir que mientras les ordenan a sus voceros que divulguen la mentira de que la ‘estabilidad’ sigue en pie, los bancos y los fondos financieros están especulando contra el peso. El carácter de las candidaturas, tanto de Duhalde como de De la Rúa-Alvarez, tiene que ser apreciada de acuerdo con esta circunstancia. Ambas le están ocultando a la opinión pública cuál es la línea fundamental a partir de la cual piensan encarar la crisis actual —es decir devaluar—. De eso y de ninguna otra cosa han ido a conversar con el FMI, en Nueva York, Roque Fernández por el gobierno, Remes Lenicov por Duhalde y Machinea por la Alianza. Cavallo está incluso adelante de todos ellos, pues ya ha anunciado el ‘plan’ de medidas que debería completar a la devaluación. En su última edición, la revista Business Week (26/7) anuncia con relieve que “el clima económico y político volátil ha encendido temores de que el país podría devaluar el peso”.

Bancarrota…

La tendencia a la devaluación está determinada por la bancarrota creciente de la burguesía argentina e incluso de las sucursales locales de pulpos internacionales. Hace ya dos meses (31/5), Ambito Financiero había anunciado en un título el “Default (cesación de pagos) record en Latinoamérica”. En el artículo informaba que “la Argentina se convirtió en el país con mayor cantidad de incumplimientos de obligaciones asumidas por el sector privado ya que 6 empresas locales mostraron retrasos en sus pagos o directamente entraron en ‘default’…”. Ambito Financiero, sin embargo, no incorporaba en su lista a dos subsidiarias del pulpo yanqui AES Corporation que había dejado a fines de mayo un ‘muerto’ por 330 millones de dólares, que levantó un mes más tarde (Gazeta Mercantil, 23/7). Los grupos económicos que operan en el país tienen una deuda externa de 60 mil millones de dólares, cuando en 1991 ésta era sólo de tres mil millones.

Que la situación es extrema lo revela el hecho de que Comercial del Plata, de Soldati, que debe la friolera de 720 millones de dólares, y Alpargatas, que debe unos 400 millones, no han podido llegar todavía a un acuerdo con sus acreedores. De todos modos, deberán liquidar la mitad de sus activos para hacer frente a una parte de la deuda. Acindar se encuentra en la lista de candidatos al ‘default’.

El diario paulista Gazeta informa también que diez grandes bancos internacionales, que colocaron esos préstamos, están asociados a esta situación de cesación de pagos. Entre los co-garantes de la deuda se encuentran el Bank of America, el ING Baring de Holanda, el Santander de España, e incluso el Morgan, la financiera Merril Lynch, Paribas de Francia y el UBS de Suiza. Todo esto quiere decir que el ‘default’ latinoamericano encabezado por la Argentina amenaza con desatar una crisis financiera internacional. Esta posibilidad se reflejó el martes 20 cuando una gran caída de las acciones en Buenos Aires y de los títulos de la deuda argentina provocó una fuga en los mercados de capitales de Europa y Asia hacia Estados Unidos.

…internacional

Lo más interesante de todo esto es, por supuesto, que Estados Unidos, no la Argentina, encabeza el ranking internacional de los quebrados. De acuerdo con un informe de la consultora Moody’s, “las compañías norteamericanas han dominado claramente la lista del total de incumplidores” (Financial Times, 20/7). “Las compañías norteamericanas”, dice el diario, “no están logrando pagarles a los tenedores de sus bonos en un número record”. Otra consultora, Standard & Poor’s, registró un total de 61 incumplimientos de parte de pulpos yanquis, lo cual al final del año superaría el registro de 65 incumplimientos en 1995, y se convertiría en el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. “Claramente”, dice una analista de la consultora, “estamos marchando a un pozo crediticio” (Financial Times).

Luego de Estados Unidos y la Argentina, viene México, donde se ha anunciado una seguidilla de incumplimientos. El diario inglés informa que “en América Latina los analistas esperan ver un número creciente de incumplimientos en los meses que vienen”.

Duhalde y la deuda

A la luz de lo anterior, es claro que cuando Duhalde habló de la necesidad de refinanciar la deuda argentina o condonar una parte de ella, no se estaba refiriendo a un hecho eventual en el futuro sino a lo que ya viene ocurriendo desde hace varios meses con los principales pulpos nacionales o las sucursales de los extranjeros. Cuando existe la posibilidad de una refinanciación, los acreedores exigen intereses que llegan al 15% anual, o sea un 250% por arriba de la tasa de interés internacional. Duhalde se está acordando de la independencia nacional cuando los pulpos capitalistas necesitan que el Estado nacional los rescate de la bancarrota. Para usar el dinero del Estado en el salvataje de los grandes capitales amenazados de extinción, Duhalde tuvo que sugerir tímidamente una renegociación de conjunto, y para hacerlo tuvo que escudarse en el Papa.

Como lo demuestra la presencia de los bancos que se convierten en co-garantes de la deuda que se encargaron de colocar en el mercado, no es cierto que no exista con quién negociar una refinanciación. La deuda latinoamericana se encuentra nada menos que en un 50% en manos de dos grandes pulpos financieros norteamericanos, Fidelity y Vanguard, los cuales canalizan el dinero de los aportistas, sean grandes o pequeños. Junto a otros dos Fondos de Inversión, controlan el 75% de la deuda de nuestro continente. No solamente hay con quiénes negociar sino que la crisis ha llegado a un punto en el cual el negociador válido ha quedado reducido a uno: el FMI, es decir el Tesoro de los Estados Unidos.

Una crisis política

Para cuestionar la conveniencia de condonar una parte de la deuda, un sector de la prensa difundió que probablemente un 30 o 40% de la deuda externa argentina, en especial la pública, se encuentra en manos de acreedores nacionales. Si esto fuera cierto, la situación sería más grave de lo que ya era, porque estaría revelando que los grandes pulpos argentinos se están cubriendo de una devaluación del peso comprando bonos en dólares. Los grandes capitalistas están aprovechando el 1 a 1 para ‘irse al dólar’, no sólo a los depósitos en dólares sino a los bonos; lo que les dará un beneficio extraordinario en caso de devaluación. El gobierno no ha vacilado en aceptar pagar intereses del 16% anual para colocar nuevas emisiones de bonos en el mercado nacional, es decir entre los pulpos argentinos o sucursales de extranjeros.

El 85% del dinero por la venta de YPF ya se fue del país y otra suma importante deberá irse por la retracción que esa venta produjo en las decisiones de inversión. Los analistas dicen que si también se llegaran a vender las operaciones petroleras de Pérez Companc, la Bolsa argentina se vería obligada a cerrar.

La Argentina no es solamente el país más endeudado de América Latina, por una suma de 200.000 millones de dólares entre pública y privada, sino que también es el que tiene la proporción más alta de deuda en bonos. A diferencia de los préstamos directos de los bancos, los bonos se negocian diariamente y su valor está en constante variación. Por eso, el destino de la deuda argentina repercute enormemente en todo el mercado internacional.

El FMI ha anunciado por enésima vez que defendería a la Argentina contra cualquier especulación contra el peso. ¿Gratis? La lista de exigencias que tiene es enorme, como reducir en forma drástica el aporte de impuestos que reciben las provincias; eliminar por completo la prestación pública a la educación, a la salud y la PBU a jubilados; acabar con lo que queda en pie de los viejos convenios de trabajo; privatizar el Nación, el Provincia y el Ciudad. Se trata de un programa de guerra, que incluso provocaría grandes choques en la burguesía. Después de todo, los tres bancos estatales son los únicos que han aceptado renegociar deuda y aceptar pérdidas con Alpargatas, Soldati y la mayoría de los otros grupos en bancarrota. Para renegociar la deuda agraria, de unos 10 mil millones de dólares, los capitalistas del agro encuentran la resistencia de los bancos privados, que poseen un 30% de ella, en mucho menor medida de los bancos estatales.

Duhalde y Cavallo están planteando que se afecte una parte de las reservas que deben guardar los bancos al rescate de los capitalistas en crisis (la llamada ‘rebaja de efectivos mínimos’). Alemann acaba de proponer que se pague con bonos las deudas atrasadas o pendientes del Estado, y que esos bonos puedan usarse para cancelar las deudas que tuvieran esos acreedores, con lo cual funcionarían como moneda sin que sea necesario emitir pesos. Es el recurso al que apelaron las provincias en crisis —la creación de una moneda paralela que se cotiza con descuento—. Estas propuestas dan una idea de la amplitud de la bancarrota económica y, por sobre todo, de la enorme disputa política que ha generado. Es la base de toda la crisis política.

Asistimos a una crisis de gobierno y de régimen, a la que le queda aún bastante por desarrollarse y profundizarse. Frente a ella sólo valen las salidas de conjunto. El gobierno puede aprovechar los reclamos sectoriales para aislar a unas movilizaciones de otras. Duhalde y De la Rúa pueden aprovechar esta situación para proseguir con una campaña electoral diversionista mientras se preparan para dar el mazazo post electoral.

Es necesario que los trabajadores orientemos nuestras luchas hacia una acción de conjunto. Para eso tenemos que deliberar y hacer que nuestras organizaciones rompan con el Estado y los partidos patronales y sus políticas.