LA PERPETUA PARA PINOCHET NO TIENE PATRIA

LA PERPETUA PARA PINOCHET NO TIENE PATRIA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/52422-

Los lores han cumplido con su ‘deber de salvar el ‘honor de la justicia inglesa; ahora el trabajo sucio de liberar a Pinochet correrá por cuenta de las negociaciones po­líticas que el ‘socialista’ a cargo de la cancillería chilena ya ha comen­zado con el ‘socialista’ inglés a cargo de los asuntos interiores bri­tánicos. El Departamento de Esta­do norteamericano dejó varias ve­ces en claro que quiere ver liberado al genocida chileno, tanto para res­guardar la ‘democracia’ chilena, dice, como para encubrir el papel de la CIA en la matanza pinochetista desde 1973, lo cual no dice. Washington le informó a Londres que su amor por la justicia es infinito, pero mucho más lo es la defensa de la estabilidad del Estado capitalista trasandino y sus propios aparatos de conspiración y represión. A par­tir de estos datos, la liberación de Pinochet por razones políticas es un hecho, aunque para ello se invo­quen luego razones de salud y hasta una insania mental del verdugo.

Desde el momento en que la de­fensa de Pinochet reclamó inmuni­dad por su condición de jefe de Esta­do en la época en que fueron come­tidos los delitos que se le imputan, los lores estaban virtualmente obli­gados a conceder la extradición pe­dida por España, pues de lo contra­rio acababan de un plumazo con toda la demagogia democrática del imperialismo de los últimos años y con sus tentativas de establecer instituciones judiciales internacio­nales. La defensa llegó a decir que incluso Hitler habría debido ser liberado de acuerdo con lo que dispo­ne la ley de inmunidad de Gran Bretaña. De cualquier manera, la concesión final de la extradición es un resorte del gobierno, de modo que los augustos magistrados britá­nicos bien podían asumir su ‘res­ponsabilidad´, de la misma mane­ra como lo hicieron los jueces argen­tinos que condenaron a las tres jun­tas militares. Importa también se­ñalar que el fallo inglés es una señal en favor de la integración europea, a lo cual se resiste una fracción del imperialismo británico, ya que sig­nifica consentir con los reclamos del más alto tribunal de un país del continente.

En Chile, mientras tanto, la campaña por la libertad del genoci­da la encabeza el gobierno de coali­ción cristiano-socialista. Deja al desnudo con esto que nunca pre­tendió una transición democrática que no fuera otra cosa que un pacto de impunidad política y social con la dictadura y los capitalistas que  la sostuvieron. “Todos los amagues” de la derecha política como militar de emplazar al gobierno o incluso de romper lanzas con él, fracasa­ron ante la evidencia de que el oficialismo es el que tiene las mejo­res condiciones para negociar la liberación de Pinochet. La izquier­da socialista de la coalición preten­dió imponer la renuncia de Pino­chet a su condición de senador vi­talicio, así como la eliminación de los otros senadores designados y hasta una reforma electoral, como condición para ir a Londres a recla­mar esa libertad. Pero no logró nada, por la simple razón de que es el imperialismo y no los ‘socialis­tas’ quien distribuye las cartas. De cualquier manera, debe poner­se en duda la voluntad de los ‘so­cialistas’ para obtener lo que reclaman, esto porque tales refor­mas liberarían a la democracia cristiana de la necesidad de mantener la alianza con el PS y le permitirían realizar su propósito de hacer un alianza con el ala ‘mo­derada’ de la derecha.

También se reclamó que Pino­chet fuera juzgado en Chile, pero esto fue rechazado por la Corte Suprema. Incluso el partido comunista admitió reclamar el retorno del dictador si se lo podía juzgar en su propio país. Parece increíble que to­davía haya quienes puedan tragarse el verso de la justicia independiente después de más de una década de desvergonzada dependencia y sometimiento judiciales.

La especie de que admitir la ex­tradición de Pinochet a España sig­nificaría establecer un antecedente de violación de las soberanías nacio­nales de los países débiles u oprimi­dos es una rematada idiotez nacio­nalista. Significa razonar en los mis­mos términos del derecho burgués que se maneja en este caso. Es que los tribunales aceptan o desechan los antecedentes o jurisprudencia según las conveniencias y las rela­ciones de fuerza del momento y no son, en modo alguno, una especie de texto sagrado. Pretender que la de­volución de Pinochet a Chile sería una victoria de la soberanía nacio­nal retrata a una enfermedad incu­rable.

Lo que sí está planteado es una huelga general de una hora en toda Europa para que Pinochet sea extra­ditado a España, que es lo que recla­man los familiares de las víctimas de la dictadura chilena que se presen­taron a los tribunales de Madrid.