RE-REELECCIÓN = CONSPIRACIÓN GOLPISTA

RE-REELECCIÓN = CONSPIRACIÓN GOLPISTA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/51663-

Con la prórroga del monopolio de las telecomunica­ciones, la campaña de la re-reelección se largó con todo. Menem se aseguró el tesoro de guerra que representa el apoyo del Citibank y de la banca de inversión vinculada con las acciones telefónicas. El anuncio de que Telefónica española ha pasado a la dependencia del pulpo norteamericano WorldCom-MCI ha agregado nuevos so­cios a la banca re-reeleeeionista. Este gigantesco monopolio se larga ahora a quedarse con la también gigantesca Telebrás, lo que le dará al Citi y aliados el control de las comunicaciones del Mercosur. Ante la expectativa de que estas maniobras provoquen un aumento de la cotización de las acciones telefónicas, el gobierno ha acelerado también

las presiones para que los trabajadores de Foetra se des­prendan de sus tenencias en concepto de propiedad parti­cipada, en beneficio de los banqueros adquirentes.

Es tan obvio que la prórroga del monopolio del Citijuega en favor de Menem, que Duhalde se vio obligado a ir al choque y denunciar que la concentración de las telecomu­nicaciones “es- malo para la democracia”. Se atrevió a declarar, incluso, que “Si vamos a una interna contra Menem, está claro que todos los canales menos el 13 van a jugar en contra nuestro” (Pagina 12,17/3). Para La Nación, “El Citicorp forma parte del dispositivo que el presidente Menem desplegará…en función de la segunda reelección en 1999” (16/3).

Golpe de estado

La única vía que tiene Menem para presentarse como candidato es que lo habilite para ello la Corte Suprema, en un fallo que sería claramente inconstitu­cional, pero la Corte fue concebida precisamente para eso, para violar la Constitución cada vez que fuera necesario a los grandes intereses capitalistas. En el fallo que habilitó la privatización de los aeropuertos por decreto, la Corte derogó incluso su función consti­tucional por excelencia, que es la de controlar la constitucionalidad de las medidas de los poderes legislativo y ejecutivo. Consagró de este modo el gobierno por decreto sin restricciones.

Para que la Corte intervenga en este tema se han presentado varios recursos. Pero en uno de ellos, re­chazado por la Corte Electoral, se ha producido la novedad de que fue modificada la composición de este organismo, el que ahora tiene mayoría reeleccionista. El especialista jurídico de La Nación (17/3) asegura que con estos cambios, la Cámara Electoral dará curso a un recurso extraordinario ante la Corte Suprema para que se interprete que el actual mandato de Me­nem es el primero dentro de la nueva Constitución. Los cinco votos de la Corte para habilitar la re-reelección ya estarían seguros.

En alusión a las diversas maniobras menemistas, el radical Federico Storani dijo que “Violar la Constitu­ción equivale a un golpe de estado de hecho” (La Nación, 16/3), pero se detuvo ahí, cuando habría debido decir cómo se enfrentaría ese golpe. Storani se equivoca, sin embargo, cuando interpreta al golpismo restringidamente a la habilitación de Menem. El golpismo está presente en todas las medidas inconstitucionales de Menem que apuntan a la viabilidad política de la re­reelección. El decreto de privatización de aeropuertos, del Correo y de los DNI es golpista; la prórroga del monopolio telefónico es golpista; las reuniones sigilosas con los miembros de la Corte son golpistas; la prepara­ción de la privatización por decreto del Banco Nación es golpista; el alineamiento extra-Otan con Estados Uni­dos, sin intervención del Congreso, es golpista. No es que cada una de las acciones inconstitucionales del gobierno sean golpistas por definición; lo que ocurre en este caso es que forman parte de una conspiración política para tomar el poder. Porque sin cualquiera de las medidas señaladas, Menem no podría nunca aspirar a una nueva candidatura.

Una medida de que la Alianza también comprende el golpismo en marcha, son las afirmaciones de los miembros de su mesa de conducción de que si Menem se presenta en el 99 “convocarían a la ciudadanía a la resistencia civil que se materializaría por medio de un llamado a una abstención electoral” {La Nación, 16/3).  Alvarez anunció que organizaría una marcha a Santa Fe, además de un cacerolazo. Ambas respuestas no son adecuadas a lo que efectiva­mente está ocurriendo, o sea una conspiración pública para apoderarse del poder en el ‘99 mediante actos de subversión constitucional y alianza con poderosos in­tereses capitalistas. El golpe, incompatible con la de­mocracia formal, sólo se supera con el derrocamiento de los golpistas.

De todos los atropellos en curso, sin embargo, el más violento son las negociaciones secretas en Suiza con Gran Bretaña para acabar con el reclamo de la soberanía nacional en Malvinas. Menem se encuentra traficando la norma de la Constitución nacional que define los límites del territorio nacional. El objetivo de esta negociación es, por supuesto, abrir la oportunidad para la explotación petrolera y pesquera a los grandes pulpos, pero es de conocimiento público que apunta igualmente a conseguir- una suerte de “soberanía compartida” con los ingleses para hacerla valer en la disputa re-reeleccionista. Aunque mañana una refor­ma constitucional pudiera autorizar la entrega de Malvinas a los ingleses, negociar esta entrega bajo la vigencia de la actual Constitución es incompatible con la permanencia de Menem en la presidencia y consti­tuye una traición a la patria.

El golpe de Estado debe ser estrangulado en su nido; esperar a que crezca y se desarrolle equivale a complicidad o a descomunal cobardía política. Es claro que Menem no podrá nunca volver a ser presidente si no es por medio de la intimidación, el chantaje, la arbitrariedad y el fraude, o sea el golpismo. Está por eso planteada concretamente la destitución de Menem y la anulación de todos los actos políticos inconstitucio­nales y anti-populares de su gobierno.

A dónde va la Alianza

La imputación más fuerte contra la Alianza desde sus propias filas, la hizo Grondona en La Nación (15/ 3), al señalar el fracaso de la Alianza para ocupar el vacío político dejado por el menemismo después de la derrota de éste el 26 de octubre. El profesor, sin embargo, no consigue explicar la causa de esta impo­tencia, ni menos porqué él mismo no fue capaz de preverla. Pero la razón se anuncia sola: la Alianza es rehén de los mismos intereses capitalistas que utilizan a Menem para acrecentar su monopolio económico en el país. No existe ni podría existir una diferencia de programa entre el menemismo y la Alianza, por la simple razón de que la clase capitalista está satisfecha con el régimen actual, de modo que sus divergencias no llegan a tener un alcance programático. Al mismo tiempo, las tendencias explosivas que se acumulan y manifestan en la economía y en las masas, tampoco le permite a la ‘oposición’ esperar sentada su ingreso al gobierno en el ‘99. Pero cuanto más grave es la crisis social, mayor es la tendencia de la Alianza a la compo­nenda con los planes capitalistas en curso y mayor es, por lo tanto, su complicidad con el gobierno.

Grondona es tan consiente de esta situación que es incapaz de caracterizar, que le propone como salida a la Alianza “ofrecerle un puente de plata a Menem para que se vaya tranquilo a pastar a Anillaco”, archivando todas las diatribas de formarle un tribunal investigador. Es decir, le propone que respalde el poder de Menem hasta el ‘99; de ninguna manera que le haga un ‘vacio de poder1 y menos que trate de ocuparlo. Grondona propone, además, la ‘ética’ sugerencia de que la Alianza “se siente a conversar con la Corte”, en lugar de amenazarla con un juicio político. “La Alianza entonces reviviría”, asegura Grondona. Conociendo el ascendiente que tiene sobre la Alianza este ex franquista y falangista eterno, se puede apos­tar sobre seguro que será seguido al pie de la letra.

Es precisamente lo que está planteando también Alfonsín: “si la Alianza llega al gobierno va a hacer una convocatoria al justicialismo para conformar un gobierno entre todos…” (DyN, 13/ 3). O sea, si gana la Alianza gobiernan Menem y el Citibank.

Que se vaya ya

Echar a Menem ya no es más una consigna que sintetiza la denuncia de la furiosa política capitalista de su gobierno y la incompatibilidad entre su perma­nencia en el gobierno y los reclamos más sentidos del pueblo. La perspectiva de echar a Menem está inscrip­ta en todo el desarrollo de la crisis política.

El desarrollo de la crisis mundial está provocando una acentuación de la polarización social, que golpea incluso a la clase capitalista. La concentración del capital, por un lado, y la miseria creciente, por el otro, significa también que numerosos pulpos capitalistas son desplazados por sus competidores. Es lo que se ve en la crisis asiática. Los gobiernos montados en tal situación tienen una capacidad de arbitraje cada vez menor y se van transformando en rehenes de un grupo menor de pulpos dominantes. Es lo que se avizora claramente en Argentina en el enfrentamiento entre los pulpos que se quedaron con las privatizaciones, que respaldan a Menem, y los pulpos industriales que se ven venir fuertes golpes de la crisis internacional. No en vano Techint está encabezando una oposición a la reforma impositiva del FMI y reclama que se apliquen impuestos mayores a los “servicios”.

Es debido a esto que Terragno está apremiando a la Alianza a definirse por el bloque encabezado por Te­chint y que Fernández Meijide anuncia que llevaría de ministro de Economía a Machinea, del mismo pulpo. Pero la acentuación de estos enfrentamientos deberá socavar todavía más la base de los métodos democrá­ticos de gobierno. Menem se apresta a sacar como sea un plan de autopistas, que requerirá mayor deuda externa y la participación de la banca internacional, en oposición al plan de obras de los Macri, Techint y Roggio, que no tienen los medios para enfrentar esa- competencia.

Lo que es claro para los trabajadores es que Menem está conspirando para perpetuarse en el poder, sin importarle si para ello tiene que hambrear más a las masas, someterse más al FMI, favorecer más los nego­cios de la banca yanqui o entregar por completo la economía, la cultura, la educación y la salud.

La única respuesta contra la conspiración es: FUERA.