¿EL ‘ARREGLO’?
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/50798-
Apenas habían transcurrido un par de horas desde que el Excalibur de los servicios bonaerenses individualizara los llamados entre los teléfonos de Yabrán con los de Menem, cuando una comitiva encabezada por Corach y Pierri ya estaba negociando un ‘arreglo’ entre Menem y Duhalde. La unanimidad de los medios de prensa interpretó como natural el paso que daba Duhalde, frente a la evidencia de los perjuicios que la crisis política estaba causando a su candidatura a la sucesión, más allá del tembladeral que provocaba en el gobierno menemista.
El ‘arreglo’ puso al desnudo la precariedad política de Duhalde, o sea la extensión de la crisis del régimen menemista.
El ‘Cavallo’ Alvarez, por su lado, advirtió de inmediato que este ‘acercamiento’ amenaza el esclarecimiento del crimen de Cabezas. Ese peligro lo debe haber descubierto de la lectura de Prensa Obrera, quince días atrás, que denunciaba que cualquier ‘arreglo’ supondría un ‘punto final’ para los autores políticos del crimen de Cabezas. Pero por aquella fecha, el líder del Frepaso reclamaba que Menem y Duhalde ‘dejaran de pelearse’, por lo que este periódico lo denunció a él como promotor de ese‘punto final’. En resumen, el Frepaso no puede salir de la contradicción de caracterizar, de un lado, a la crisis Menem-Duhalde como ‘desestabilizadora de la democracia’, y de admitir, por el otro, que el ‘arreglo’ lleva al encubrimiento del crimen de Cabezas.
Para nosotros, la solución de esta contradicción es la consigna Fuera Menem-Duhalde.
Pero los comentaristas políticos se han apresurado en asegurar el porvenir de la tregua. El nombramiento de Granillo Ocampo en reemplazo de Jassan, delata que el menemismo pretende presentar batalla hasta el final y valerse del decreto de necesidad y urgencia como método de gobierno. El reaseguro que pedía Duhalde, una recomposición política del gabinete, fue simplemente ignorada. El recambio de gabinete es, sin embargo, el reclamo principal del gobierno de Clinton, para el cual sólo con esta condición las privatizaciones en curso podrían ser ‘transparentes’.
El nombramiento de Granillo Ocampo hace aparecer, por primera vez en la crisis, una tendencia autogolpista de parte del gobierno menemista. Esta es la única caracterización que corresponde a la denuncia de golpe que efectuó Menem.
La crisis política tiene, por otra parte, otro protagonista, Cavallo, que no pactó todavía ninguna tregua o ‘arreglo’ y que, todo indica, piensa seguir manteniendo ardiente la llama. Cavallo es una cifra electoral ínfima, pero detrás de él se encuentran los grandes capitales y un fuerte sector del imperialismo norteamericano.
No se puede ignorar que la crisis que ha armado el ‘grupo de los 8’, o sea el ‘lobby’ máximo de la burguesía, con relación al ‘acuerdo laboral’ del gobierno y la CGT, poco tiene que ver con este acuerdo. La gran burguesía reclama al gobierno que la saque del pozo de la deflación mediante una ‘política activa’, o sea subsidios. La semana pasada cayó en manos suizas el quinto exportador argentino de aceite comestible, apurado por deudas impagables. Los grandes bancos han iniciado una crítica furibunda al plan de obras públicas que acaba de proponer la patronal de la construcción, con el argumento precisamente de que prevé un financiamiento cuyo 50 por ciento debería bancarlo el Estado. Los banqueros reclaman que se implemente el llamado ‘plan de autopistas’, al que, por su envergadura, sólo tendrían acceso las grandes constructoras internacionales. La prensa internacional que responde a estos pulpos, mantiene viva la presión sobre el menemismo, denunciando en forma diaria los ‘peligros’ que entraña la creciente crisis social.
Una crisis en torno al ‘acuerdo laboral’ ya fue calificada por anticipación como una posibilidad que tendría consecuencias extraordinarias sobre el gobierno, lo que significa que el sabotaje a la ‘reforma laboral’ forma parte de un operativo político. Esto queda más claro cuando se tiene presente que el ‘acuerdo laboral’ entrega la totalidad de las conquistas obreras que aún siguen en pie en las grandes industrias y que gozan de validez jurídica para el 75 por ciento del personal en actividad.
“Dos puntas tiene el camino” —el desenlace de la crisis bajo una forma de golpe o auto-golpe, o el ‘arreglo’ que, crisis de gabinete mediante, asegure, entre otros tantos atropellos, el encubrimiento del crimen de Cabezas, o sea, la responsabilidad de los gobiernos nacional y provincial en este crimen, la de sus respectivos aparatos de seguridad, y la de los ‘lobbys’ capitalistas que están vinculados a ellos.
Cualquiera de estas alternativas amenaza las libertades democráticas y profundiza el desmoronamiento de las condiciones de vida del pueblo.
Por eso lanzamos la consigna Fuera Menem-Duhalde.