RUSIA: HUELGAS GENERALES Y CONSEJOS DE OBREROS Y SOLDADOS

RUSIA: HUELGAS GENERALES Y CONSEJOS DE OBREROS Y SOLDADOS

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/49768-

La situación social y laboral se agravó enormemente en Rusia, mientras la prensa occidental focalizaba su atención en la operación del corazón a Yeltsin. En la mayor parte del vasto territorio, la industria se encuentra paralizada como consecuencia de una cesación general de pagos. La industria privatizada evade la mayor parte de los impuestos; el gobierno no paga a los empleados y jubilados, ni tampoco lo hace a los obreros de las indus­trias del Estado ni a los bancos extranje­ros; el FMI dejó de desembolsar las cuotas de su crédito de 10.000 millones de dóla­res. Los ingresos reales cayeron un 40% con relación a 1991, y casi una tercera parte de la población vive por debajo de los niveles de subsistencia. La preocupa­ción de las diques que se disputan el control del gobierno gira en torno al aca­paramiento de nuevas industrias, en par­ticular en todo lo relativo a las materias primas estratégicas, como el petróleo, el gas, los diamantes, el oro.

El punto límite al que ha llegado la situación, ha provocado una activa acción huelguística de los trabajadores. El 5 de noviembre tuvo lugar una semi-huelga general, convocada por la Federación de Sindicatos Independientes, que en las úl­timas elecciones llamó a votar por Yeltsin. En Moscú se realizó una gigantesca mani­festación, de 100.000 personas, en la que se destacó la presencia masiva de obreros jóvenes, “cosa que no se veía en la capital rusa desde hace mucho” (La Nación, 6/11). Reclamaban 40 mil millo­nes de dólares en salarios impagos. Hubo manifestaciones de masas en 76 regiones de Rusia, con una participación de 15 millones de personas (Cronista, 6/11).

Las huelgas tienen lugar en todo el país, con características diferentes. En la región minera de Cheliabinsk, los obreros se encuentran en huelga de hambre por el atraso salarial. En la zona carboní­fera del este de Siberia, se realizó un paro general el*21 de octubre pasado. Los trabajadores de la planta de energía atómica de Chukotka ocuparon gran parte de las instalaciones. En las minas de carbón y en las plantas de procesamiento de Tula hay una huelga indefinida desde el 22 de octubre. En la región del Ártico, en Vorkuta, los mineros están en huelga de hambre contra la decisión de cerrar la mina.

En la región de Kaluga, hubo un paro de advertencia en la principal planta eléctrica. Los trabajadores de una planta militar bloquearon las oficinas de la em­presa en Omsk, en Siberia. Los trabaja­dores automotrices hicieron una marcha de protesta en Yarsolav, el 17 de octubre. Lb mismo hicieron los trabajadores mu­nicipales en Krasnoyarsk. Los tripulan­tes de la flota bloquearon un acto de prefectos regionales en San Petersburgo.

En varias regiones del país, los solda­dos y los obreros impagos constituyeron comités de representantes, en una evoca­ción de los soviets de 1905 y 1917. Según el diario alemán Welt am Sontag, “por primera vez desde las revueltas re­volucionarias de 1916 y 1917, en. cin­co acuartelamientos rusos en las lo­calidades de Novgorod, Woronesh Riaza, Tula y Moscú se han celebra­do reuniones conspirativas antigu­bernamentales de soldados y traba­jadores. El director del Instituto de Estudios Soviéticos de Francfort, señala al respecto que en dichas ciu­dades se han constituido consejos de trabajadores y soldados, y ha comen­zado la cooperación estrecha entre sindicatos y militares, algo inédito hasta ahora en la moderna Rusia” (La Nación, 4/11). En la manifestación en Moscú, el 5 de noviembre, se vieron carteles que tenían inscripta la consigna: “Abajo el gobierno capitalista. Todo el poder a los trabajadores”.

A “la lucha en las alturas del po­der, que continúa bajo el tapete, con­cluye el corresponsal de La Nación, se añade ahora, por primera vez, la pro­testa desde abajo”.

(La información sobre las diversas huelgas regionales fueron obtenidas de la agencia de noticias Workers World Servíce, de bs Estados Unidos)

Jorge Altamira