A LOS COMPAÑEROS DE CORMEC Y DE CÓRDOBA, NUESTRA POSICIÓN
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/49481-
La conciliación obligatoria dictada en el conflicto de Cormec dejó establecida una situación contradictoria. Tener en claro en qué consiste esta contradicción es el punto de partida, en nuestra opinión, para fijar una política que permita una victoria de los trabajadores contra la patronal de Fiat.
El propósito fundamental de la patronal es imponer el convenio Fiat-Smata en Cormec, que ha pasado a manos del pulpo italiano luego de la disolución de la ‘sociedad’ con Macri. El convenio Fiat-Smata modifica totalmente la relación laboral en Cormec, no sólo en lo que se refiere a la ‘polifuncionalidad’, sino también con respecto a los salarios, que se ven reducidos en un 40%-50%; a las vacaciones, que pueden ser fraccionadas; a la jornada laboral, que pasa a ser calculada sobre una base anual y que permite, por lo tanto, su alargamiento hasta doce horas diarias sin pagos de extras y que establece ‘modalidades’ laborales, como el “contrato de aprendizaje” por menos de 400 pesos, la mitad de los cuales paga el Estado.
El recule del gobierno
La conciliación obligatoria que dictó la secretaria de Trabajo de Mestre, que retrotrae el conflicto a su punto de partida, suspende la vigencia del convenio Fiat y restituye, por lo tanto, los salarios y las normas laborales fijadas en el convenio vigente hasta el momento, que corresponde a la UOM. Este resultado representa una victoria tan descomunal de los trabajadores de Cormec que habían ocupado la fábrica, que un columnista de la patronal de La Voz del Interior no vaciló en escribir que “Trabajo se equivocó…(al) deshacer los contratos que se han firmado”(con Fiat). En otra información del mismo diario se dice “que algunos artículos de esta disposición dejaron ‘fríos’ a los empresarios”.
Pero la secretaría de Trabajo no habría podido hacer otra cosa, porque estaba apremiada en desalojar la fábrica antes del inicio de la huelga general de 36 horas. Los hechos posteriores le dieron la razón a los funcionarios, no a sus ‘críticos’, porque en ningún lugar como en Córdoba la huelga fue tan masiva y combativa. Si Cormec hubiera permanecido ocupada durante la huelga general, Fiat habría tenido que desistir de aplicar su ‘convenio’ por bastante tiempo, en lugar de conformarse con una ‘conciliación obligatoria’. La cuestión de la ‘flexibilización laboral’, en ese caso, habría cobrado tanta agudeza en Córdoba, que muchas patronales habrían tenido que abandonar sus políticas superexplotadoras.
La patronal de Fiat habla rechazado la última contraoferta obrera, de llevar los salarios al 92% del nivel actual y discutir las condiciones laborales, precisamente porque no quiso abandonar el marco del convenio firmado con la burocracia de Smata a principios de año. Pero este ‘convenio’ se fraguó antes de que la patronal contratara a los obreros que deberían regirse por este nuevo régimen y a espaldas por completo de los obreros de Cormec, a los que se quiere arrear ahora a un hecho consumado. Los trabajadores han defendido en estas circunstancias el derecho elemental de cualquier parte en un contrato —a fijar sus propias reivindicaciones.
Lo que preocupa ahora a la patronal y a sus ‘abogados’ es el ‘precedente’ jurídico que ha dejado establecido la conciliación obligatoria, ya que está admitiendo que una parte de la firma Fiat-Auto pueda regirse por un convenio diferente al firmado con el Smata. Los compañeros de Cormec deben aprovechar, naturalmente, todas estas ventajas, que no se las regaló nadie sino que conquistaron a viva lucha.
La trampa
Lo que es necesario comprender ahora, en nuestra opinión, es que el recule del gobierno y la aceptación de ese recule por parte de la patronal, está condicionado a la evolución de la situación política general y, especialmente, de lo que pase con el movimiento obrero. Recularon para dejar pasar la huelga de 36 horas; volverán al ataque y reclamarán la vigencia completa del ‘convenio’ Fiat apenas sientan que el empuje de los trabajadores se ha detenido. Examinadas desde este ángulo fundamental, las concesiones del gobierno son pura espuma, son ficticias. Luego de la huelga general, Menem ha repetido sin cansarse que pretende imponer la ‘flexibilización laboral’ en todo el país y, especialmente, desconocer la vigencia de los convenios colectivos por industria. Mestre, ni qué decir, quiere ‘flexibilizar’ hasta la educación de los nenes de pecho. Los objetivos de los capitalistas y del gobierno no podrían ser más comunes. La propia burocracia sindical ya ha firmado convenios de ‘flexibilización’, como Smata, Alimentación, Plásticos, Textiles, y el propio Daer ha ratificado que acepta la ‘flexibilización’ si se establece en acuerdo con la burocracia sindical.
La situación contradictoria a la que hicimos referencia al comienzo, es muy clara. De un lado, los trabajadores de Cormec lograron desconocer el convenio Fiat e imponer una negociación que parte, no de ese ‘convenio’, sino del que rige en la actualidad. Del otro lado, los capitalistas recularon, pero solamente para ‘zafar’ de una situación peligrosa para ellos —que la fábrica siguiera ocupada durante la huelga general de 36 horas. Para la patronal y para el gobierno, el ‘convenio’ Fiat sigue existiendo, aunque hayan tenido que ignorarlo frente a la huelga general. Para los trabajadores, este ‘convenio’ es inaceptable y no es el cuadro de la negociación actual, pero esto lo podrán conservar al final de la conciliación obligatoria solamente si se preparan para una lucha más profunda aún que la que ya libraron, y si fortalecen los lazos con el conjunto de la clase obrera en los mismos términos de movilización y lucha que se manifestó en la huelga general de la semana pasada.
Una vez clarificados los términos de esta situación contradictoria, es necesario destacar un hecho fundamental, excepcional, de gran valor estratégico, que es incuestionablemente la carta de triunfo de los trabajadores de Cormec. Nos referimos a que la huelga general de 36 horas fue fundamentalmente una huelga general contra la ‘flexibilización laboral’. Fue de lo único que se habló durante y después de la huelga. Es decir que fue una huelga general contra el ‘convenio’ Fiat-Smata; fue una huelga general por los mismos objetivos reivindicativos de los compañeros de Cormec. La conclusión de esto se desprende sola: es necesario que se forme en Córdoba un Comando Obrero contra el ‘convenio’ Fiat —poniéndole su apellido a la ‘flexibilización laboral’. Que los sindicatos, las internas, el Moas, el Cta, el Mta y todos los agrupamientos sindicales firmen un compromiso de que el ‘convenio’ Fiat-Smata no va a pasar, de que defenderemos el derecho a los convenios por industria con paritarios libremente elegidos por la base, y que para conseguir todo esto van a lanzar de inmediato un plan de lucha en toda la provincia y reclamar a la CGT un plan de lucha nacional de inmediato.
Nuestra opinión sobre lo que hay que nacer
En las condiciones concretas creadas por la victoria de la ocupación y la huelga general de 36 horas, los compañeros de Cormec deben y pueden defender a muerte su salario y condiciones de trabajo y no aceptar el ‘convenio’ Fiat. Que dentro de Fiat-Auto lleguen a coexistir dos convenios nos debe tener sin cuidado, jurídicamente ha sido aceptado incluso en la conciliación obligatoria. Desde el punto de vista del derecho, le asiste la razón a los trabajadores de Cormec, ya que son inaceptables los contratos que no cuentan con el acuerdo de las partes —que es lo que ocurre en el caso del ‘convenio Fiat- Smata’, en el cual Smata no representaba a ninguna parte trabajadora de la planta Fiat. Si la patronal quiere un convenio único deberán reunirse en asamblea los obreros de la actual Cormec y de la futura terminal Fiat, y juntos establecer el convenio que quieran firmar.
En concreto, entonces, opinamos que hay que rechazar el encuadramiento en el ‘convenio Fiat-Smata’ que hay que negociar un convenio propio; que en el futuro hay que unir a los compañeros de Cormec y de la terminal sindicalmente, para rechazar también en la terminal el ‘Convenio Fiat’. Insistimos, naturalmente, con el asunto de que la huelga de 36 horas ha modificado profundamente el panorama del movimiento obrero de Córdoba, y en gran medida de todo el país, y que ha convertido a la ‘flexibilidad laboral’ en un asunto práctico y político de toda la clase obrera.
Las burocracias sindicales se disputan Cormec como si fuera un botín para saquear, tanto el Smata como la Uom. Los Campellone son los autores de la peor entrega, porque ellos firmaron el ‘convenio Fiat’; la Uom no hizo nada para enfrentar esta situación, ni tampoco las suspensiones pasadas o los despidos, e incluso ahora impulsó que los compañeros de Cormec aceptaran encuadrarse en el ‘convenio’ negrero. Opinamos que los compañeros de Cornee deben rechazar también que se los quiera encuadrar con cualquiera de las dos burocracias y que deben actuar sobre la base de las resoluciones de sus asambleas. Primero hay que conquistar un convenio que contémplelos reclamos, reivindicaciones y aspiraciones de los obreros de Cormec; no al ‘convenio Fiat’, ni para empezar a discutir. Sobre la base de una victoria en este asunto, somos de la opinión de que los trabajadores de Cormec deberán decidir más tarde, por medio de una votación, cómo quieren vincularse organizativamente con el conjunto del movimiento obrero de Córdoba y de Argentina. Incluso hay que contemplar la posibilidad de que una victoria en Cormec, sumada a las luchas de los compañeros metalúrgicos, unifique sindicalmente a los mecánicos y a los metalúrgicos en una organización donde se aplique la democracia sindical y donde la dirección y la política del sindicato sean independientes de las patronales, de sus partidos y del Estado capitalista.