MARCELO CLAROS
nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/47464-
Me sorprendió desagradablemente el minúsculo espacio y el lenguaje rutinario de la nota que denuncia la agresión inmotivada del dirigente bancario del Mas, Marcelo Claros, contra el compañero Eduardo Martínez, dirigente bancario del Partido Obrero. El patoterismo dentro del movimiento obrero constituye simplemente un crimen, y la violencia física aplicada contra compañeros de clase es un síntoma inconfundible de degeneración política y, por sobre todo, social. Marca el pasaje de la clase obrera al lumpenismo.
Acentúa mi desagrado por la mezquina reacción de Prensa Obrera ante el matonaje de Claros, la evidencia de que con posterioridad a esa denuncia no hubiera habido ninguna reacción de parte de la dirección del Mas ni tampoco por parte de su ocasional socio de aventuras, el Pts. Esto los emparenta con Marcelo Claros y no debiera excluirse la posibilidad de que hayan sido sus instigadores.
Resulta especialmente revulsivo el hecho de que Marcelo Claros agrediera al compañero Martínez en circunstancias en que éste se le acercaba amistosamente. Conociendo la contextura física de los protagonistas, es indudable que la agresión de Claros respondió al hecho de que triplica o cuatriplica en tamaño al compañero Martínez y deja la duda de si Claros es capaz de enfrentarse con iguales. Las circunstancias del caso revelan que el matonaje es hermano siamés de la cobardía.
¿Qué llevó a Claros a esta inconducta? Es difícil establecerlo con fehaciencia, precisamente porque fue una agresión inmotivada. Pero no es difícil imaginar que se trató de una reacción ante el progreso que el llamado a una Conferencia de Izquierda ha tenido entre militantes y ex militantes del Mas. Después de todo, los ex militantes del Mas componen una parte sustancial de los comités de base que se formaron para organizar la Conferencia.
La violencia física como sustituto del debate o discusión políticas, caracteriza a la policía, a los punteros de Pierri y a los fascistas y stalinistas en general. Es incompatible con el socialismo y con el cuartainternacionalismo.
Soy de la firme opinión de que los compañeros bancarios y Prensa Obrera deben impulsar una campaña de repudio a Claros, exigir un pronunciamiento a las organizaciones de izquierda y al Mas y al Pts, y reclamar la formación de un tribunal que juzgue la conducta de Claros. Sólo los impostores pueden dedicarse a la ficción de criticar a las burocracias gobernantes y al stalinismo y proceder simultáneamente como lo hacían y lo hacen sus esbirros.
Para el movimiento obrero, el tema es una cuestión de vida o muerte. El camino de los Cassia, Pedraza, Curtos y Miguel está jalonado por métodos como el de Marcelo Claros.