UN TRUCO CINEMATOGRÁFICO

UN TRUCO CINEMATOGRÁFICO

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/47027-

El lunes pasado, la Corriente Grande, de Pino Solanas, dio a conocer su programa económico, lo que bastó para que los diarios titularan que “Alvarez y Solanas discrepan por el plan del Frente Grande”, y que incluso estos dos se trenzaran en los días siguientes a repetidos cruces indirectos por las radios. Nadie reparó, por supuesto, en el carácter curioso de las divergencias, cuando el miércoles 21 se anunció la formación de un nuevo bloque parlamentario, compuesto por el Frente Grande, la Unidad Socialista y el bordonismo, y cuando Pino Solanas apareció alegremente en las fotos de la nueva criatura. ¿Qué clase de discrepancia de fondo puede tener, entonces, la Corriente Grande con sus colegas, si se integra a un bloque político cuya novedad es la presencia del principal aliado del “Cavallo” Alvarez dentro del Departamento de Estado de los Estados Unidos y dentro de los grandes círculos de la burguesía argentina? Es evidente que al director de cine le falta sentido de los tiempos y de los escenarios, si es capaz de anunciar su “discrepancia” con el “Cavallo” 24 horas antes de proclamar su integración a un bloque con Bordón. Si Pino se queja de que el “Cavallo” no consultó a nadie para formalizar una alianza con el “Pilo” y con “Freddy”, ¿a quién consultó él para consumar esta alianza mucho más concreta, cuanto que es formal y parlamentaria, y no sólo en cuanto a promesas de alianzas futuras?

Entre el “Cavallo” Alvarez y Solanas pueden haber, y seguramente las hay, profundas divergencias de intereses, pero no de ideas o de programa y mucho menos de escrúpulos. La versión que ofrecen los diarios del programa de la Corriente así lo demuestra. En lo que se refiere a las privatizaciones, la Corriente no propugna su derogación ni su reestatización; al igual que sus adversarios, propugna la “regulación y control de los sectores productivos estratégicos”, algo que revela la enorme  ignorancia de los autores del proyecto, los cuales no saben, o así lo fingen, que el Estado existe en la sociedad no ya para regular y controlar sino proteger, no solamente los servicios productivos estratégicos sino la propiedad privada en general, incluida la de la fuerza de trabajo del obrero, para permitirle una reproducción social conforme a las necesidades de explotación del capital. Si las privatizaciones van a ser “reguladas y controladas”, ello quiere decir que van a ser protegidas, algo que está muy lejos de “desencantar” a los monopolios que se apropiaron de las empresas públicas.

Ni siquiera en el caso del petróleo Solanas propone la estatización, ya que su propuesta se reduce a anular la privatización de YPF, lo cual deja sin modificar todas las áreas centrales y equipos cedidos y vendidos a las empresas privadas. Por otro lado, recuperar exclusivamente YPF significaría recomprar el 80% de su capital accionario, pagando hoy 26 dólares por acción lo que en su momento se vendió a 19. Significaría un 25% de beneficio para los accionistas en menos de dos años, con el agravante de que, mientras tanto, se ha producido una severa reducción de las reservas comprobadas de la empresa.

Ni siquiera el partido comunista discrepa con Pino o con el “Cavallo”. Tampoco las huestes radicales de Echegaray pretenden derogar las privatizaciones y reestatizar los anteriores sectores públicos. En la “propuesta del partido comunista” (Propuesta, 22/9), se propone “una propuesta (ni siquiera lo es) que ponga freno a las privatizaciones”, las cuales para la fecha del próximo gobierno serán un hecho consumado porque no quedará nada para privatizar. La “propuesta” de la “propuesta” es evitar la privatización “de las acciones remanentes aún en poder del Estado; evitar las de Yacyretá y Salto Grande; como de las empresas estatales de provincia o los institutos provinciales de previsión”. Esta enumeración taxativa habla por sí sola; pero para julio del ’95 ya no quedará ni esto, con lo que el PC no se compromete en realidad a nada. Echegaray se ha cuidado de no sacar los pies del plato.

La prensa ha hecho mucho escándalo en lo que se refiere a la “convertibilidad”, debido a que la Corriente propone salir de ella en un “proceso escalonado para evitar la crisis monetaria”. Lo mismo propuso el “Cavallo”, cuando la definió como una “restricción” que respetaría “temporalmente”. No sólo esto; el asesor del “Cavallo”, Arnaldo Bocco, aseguró “que Cavallo también querría salir y alguna vez lo insinuó”. El mismo opina que “nos parece que en el largo plazo no es muy clara la relación uno a uno” (ver Cronista Comercial, 7/9/94). Si alguna diferencia se pudiera detectar entre estos adversarios, ella sería en detrimento, si se puede decir así, de la Corriente Grande, pues para Alvarez la paridad cambiaria actual importaría un perjuicio comercial a la exportación, en tanto que a Pino le preocupa la “política monetaria”, es decir, la solvencia de las deudas contraídas dentro del sistema bancario.

Las divergencias sobre la “convertibilidad” son a tal punto artificiales, que el ex asesor del “Cavallo”, Daniel Novak, ahora convertido en asesor del senador menemo-alsogaraísta Vaca, luego de que tuviera que abandonar a pesar suyo el Frente Grande cuando se revelaron sus vínculos con la dictadura militar y con casos de desfalco; Daniel Novak, cuando aún no se había ido, dijo que con “el bajo nivel del tipo de cambio real el déficit comercial externo no tiene posibilidad de reducirse en forma significativa… (salvo) por la vía negativa de la recesión” (El Economista, 5/8/94).

En la versión que dieron a conocer los diarios, no figura el aumento salarial en el programa de Pino. Suponemos que, siguiendo los pasos del “Cavallo”, propone aumentar la jubilación mínima a 290 pesos, lo que supondría un salario mínimo de 340 pesos o 1.70 pesos la hora (jubilación del 82% del salario). Es decir que todo quedaría como está.

Ninguna de las dos tendencias propone suprimir los impuestos al consumo, pero sí coinciden en “priorizar” o en “poner énfasis” en el impuesto a las ganancias. Se colocan por detrás, en este punto, del gobierno de Clinton, el cual se ha negado hasta ahora a poner un IVA en Estados Unidos. La “delicadeza” con que tratan el impuesto a las ganancias, se debe a que los “equipos” del “Cavallo” y del “Pilo” Bordón ya han dicho que gravarían especialmente a las ganancias que se distribuyan en la forma de dividendos, pero no a las que se retengan en las empresas. Aun una medida tan mezquina tiene pocas posibilidades de concretarse, ya que afectaría al “mercado de valores”, que es el nuevo becerro de oro de los asesores centroizquierdistas.

La Corriente propone refinanciar la deuda externa, pero esta otra consigna mezquina apunta a la “gilada”, esto porque luego del plan Brady y de la conversión de la deuda externa en títulos anónimos de circulación en las principales bolsas internacionales, esa deuda es formalmente, u objetivamente, in-renegociable. Los “técnicos” del “Pino” la proponen, precisamente, en razón de su inviabilidad. El economista  del PC, Julio Gambina, dio como ejemplo de negociación soberana de la deuda externa a Brasil (Propuesta, 11/8), sin molestarse en lo más mínimo por la contradicción que significa que el PT de Brasil proponga, luego de esa supuesta “negociación soberana”, una negociación soberana de la deuda externa brasileña, lo que equivaldría a una negociación soberana al cuadrado.

Ambas tendencias coinciden en oponerse a la “apertura indiscriminada” de la economía, en lo cual coinciden con Cavallo y con el Mercosur; el primero ya subió varias veces los derechos de importación y los países del Mercosur han aceptado la posición proteccionista brasileña con relación a rubros fundamentales como la informática, los bienes de capital, la siderurgia, los automotores y la  petroquímica.

La sola mención de los diferentes puntos que abordan ambos programas, y en cuyos puntos mayoritariamente coinciden, nos está indicando que defienden intereses o posiciones y principios puramente capitalistas; no hay nada en ellos que tenga que ver con la defensa de las masas frente a la destrucción de sus condiciones de existencia por parte del capital. Claro que esta omisión no les impide llenarse el buche todo el tiempo con referencias a los “excluidos”. La prueba del nueve de estos impostores es que en ningún momento defienden la consigna de “excluidos del mundo uníos”;  o “la emancipación de los excluidos será la obra de los excluidos mismos”.

La pugna entre ambas corrientes refleja el desplazamiento del centro de gravitación del Frente Grande, de un lado hacia la Democracia Cristiana de Auyero (que cuenta como operador clandestino a Mariano Grondona), y del otro hacia Bordón, que integra los comités para América Latina que responden al Partido Demócrata de los Estados Unidos. Esta es la razón de que los enfrentamientos en el FG no tomen la forma de un choque de principios ni de rupturas políticas, sino que se manifiesten como enfrentamientos de “lobbys”.  Los medios de comunicación se esfuerzan por agrandar las divergencias para presentar más claramente al “Cavallo” Alvarez y a su entorno como definitivamente “confiables”, y en el caso del menemismo, para destacar una falta de cohesión que incapacitaría al Frente para ser gobierno. Pero los trabajadores no deben dejarse engañar por los fuegos de artificio ni por los roles escénicos. En el campo del “Cavallo” como en el del “Pino” , la hierba que crece es decididamente mala.