LA MALA FE Y LA IGNORANCIA NO ALCANZAN COMO PROGRAMA

LA MALA FE Y LA IGNORANCIA NO ALCANZAN COMO PROGRAMA

nota publicada en: https://prensaobrera.com/politicas/46897-

¿Qué es lo que explica el artículo del Mst que afirma que el “PO apoyó al Estado de Israel y a Menem”: la mala fe o la ignorancia? Por una vez, vamos a ser concesivos: principal, aunque no exclusivamente, la ignorancia. Por eso, empecemos por la mala fe.

El 18 de mayo pasado (ver nota en esta página), el Mst publicó un artículo en el que apoya los “acuerdos de paz” entre Israel y la OLP, al caracterizarlos como un “triunfo parcial que…puede ser aprovechado por los luchadores palestinos para seguir luchando por el objetivo histórico de la destrucción del estado sionista racista de Israel”. Ahora, apenas un mes despues, dice lo contrario: “El fundador y presidente de la OLP, Arafat, finalmente abandonó la lucha histórica por la destrucción del Estado israelí…” ¿Qué es lo que ha ocurrido para llegar a tan lapidaria conclusión? Pues la firma de los “acuerdos de paz”, que treinta días antes el Mst había caracterizado como un “triunfo parcial” que podía ser “aprovechado” para alcanzar los objetivos históricos, que en ese mismo acto estaban siendo abandonados. Como se puede apreciar por los métodos que emplea, el Mst no está en condiciones de dar lecciones de moral, y como se puede apreciar por sus inconsistencias, no puede dar lecciones de política.

Pero esto no es todo, porque ahora viene la parte de la ignorancia.

Después del acuerdo de Israel con la OLP vino el acuerdo con Jordania y ya se anuncia la inminencia de otro acuerdo, esta vez con Siria. Si se tiene en cuenta que ya existe desde hace tiempo un acuerdo con Egipto y que Israel mantiene relaciones estrechas con Irán, a cuyo gobierno apoyó militarmente durante la guerra con Irak: ¿quiénes son los que pueden justificar el atentado contra la Amia en nombre de la lucha nacional del pueblo palestino? Pues nadie. Si el atentado no fue realizado por los propios servicios sionistas, entonces fue encargado por algunas de las organizaciones o estados que ya han firmado o están por firmar un “acuerdo paz”. En efecto, todos los cables de prensa que atribuyen el atentado al Hezbollah, coinciden en que si el régimen sirio quisiera poner fin a las actividades de esta organización libanesa, lo podría hacer en menos de lo que canta un gallo. Si aun no lo ha hecho, es porque la está usando como prenda de negociación o chantaje respecto a Israel. Todo esto explica, a su vez, por qué los yanquis e Israel quieren echarle la culpa del atentado a Irán, precisamente para poder seguir negociando con Siria. La operación de encubrimiento del atentado responde a la necesidad de proseguir con los “acuerdos de paz”.

Para el Mst, el atentado no responde a la política de chantaje de las fuerzas históricas interesadas en un acuerdo con el sionismo, sino que fue perpetrado por quienes deberían ser caracterizados como “luchadores”, y a quienes, dice sí el Mst, “la represión sionista y las capitulaciones crecientes de la OLP y Arafat (condujeron) a un camino monstruoso y equivocado: el terrorismo indiscriminado contra blancos civiles, provocando víctimas inocentes…”. Claro que lo mismo se puede decir del IRA, de la ETA, del FIS de Argelia, los cuales, que sepamos, no están afectados por la “represión sionista”. En todos estos casos, los marxistas, sin apoyar en lo más mínimo el terrorismo indiscriminado y denunciando sus limitaciones y consecuencias negativas, estamos sin embargo del lado de los “terroristas” contra el imperialismo inglés, contra el Estado monárquico español y contra el imperialismo francés, respectivamente, y en ningún caso “repudiamos” esos atentados; lo que repudiamos, sí, es a los opresores que han creado la situación de opresión y que se benefician de la situación de opresión que lleva a esos atentados.

Pero el Mst comete otro error inpedonable al justificar el atentado por la “represión (u opresión) sionista”: el error de poner a Argentina como un país opresor de los árabes o los palestinos, en cuyo caso el atentado podría representar un ataque contra el imperialismo. La política rastrera de Menem no ha cambiado de ningún modo la condición histórica de Argentina, lo que convierte al atentado en dos veces reaccionario, por tratarse de un ataque contra una Nación también oprimida por el imperialismo. Alegar, en estas condiciones, la desesperación o el desconocimiento por parte de los terroristas, es pretender convertir a la ignorancia en excusa y en querer tomarnos por imbéciles.

Entonces, una de dos: o el Mst “repudia” un atentado ejecutado por luchadores con desviaciones terroristas, y en este caso actúa como agente de los opresores de esos terroristas y de los pueblos a los que éstos pretenden servir (que es lo que ha hecho el Mst en el caso de la AMIA, convirtiéndose de este modo en una vulgar agencia sionista); o el atentado No fue perpetrado por luchadores de ningun tipo, sino por Estados u organizaciones para-estatales que están a la búsqueda de un acuerdo con el sionismo y los yanquis. En este caso, el atentado debe ser repudiado y sus autores combatidos, por responder a intereses reaccionarios y porque, como dice el comunicado del PO, “constituye un ataque … a la causa del movimiento obrero internacional”. Si esto es así, es un deber llamar a las organizaciones obreras a tomar la iniciativa de lucha contra este terrorismo reaccionario y denunciar el encubrimiento que practican los diferentes estados y el propio gobierno menemista. El Mst, en cambio, actúa al revés, y denuncia el llamado del PO a que “las organizaciones obreras, democráticas y de izquierda convoquen a un paro general”. Esta posición del Mst reduce a la nada su mentado “repudio” y pone de manifiesto la completa contradicción en que cae al repudiar un atentado, que si no llega a apoyar, sí defiende y justifica. Es por esto que el Mst no fue a ninguna marcha ni tampoco convocó a ninguna otra alternativa, propia o independiente.

El Mst que, recordemos, “repudió” junto al partido comunista el asalto al cuartel de La Tablada, pero no la represión que montó el ejército (basado precisamente en esa clase de “repudios”); el Mst, simplemente hace gala de una enorme ignorancia al pretender que la diferenciación política principal, en el caso de la AMIA, hay que hacerla con respecto al sionismo y no contra los que encubren con estos atentados su trabajo político de traición a la causa nacional palestina y de completo acuerdo con el Estado sionista.

El Mst nos “denuncia” por ir a la par del sionismo en la denuncia del encubrimiento del atentado por parte del gobierno menemista. Pero en su mala fe, el Mst esconde que el PO fue el unico que denunció tambien el encubrimiento de parte del sionismo y la CIA. El encubrimiento de estos atentados tiene un carácter internacional, que procura preservar el proceso de “paz” en Medio oriente. Denunciar hoy al sionismo no es nada más que demagogia o una coartada; lo que hay que denunciar es lo que el Mst apoya: los “acuerdos de paz” y a las direcciones nacionalistas que participan de ellos. El delito más grande de encubrimiento está por producirse en estos días, por exigencia de la CIA y del Mossad, que consiste en responsabilizar del atentado a Irán para sacarle las papas del fuego a los sirios. Pero para el Mst, hablar de encubrimiento sería complicidad con el sionismo. Preguntamos: si el sionismo no es, junto a la CIA, el principal encubridor, ¿cómo se explica que no haya “esclarecido” el atentado a la embajada, esto luego de más de dos largos años?

Como decimos antes, el Mst no critica solamente nuestra participación en la marcha de repudio convocada por la comunidad judía; el Mst nos critica, antes que esto, y cuando aun nadie hablaba de una marcha, por haber llamado a un paro general. El Mst actuó como una oficina de prensa: sacó un comunicado de “repudio”, repartiendo golpes por igual contra víctimas y victimarios, sin solidarizarse para nada con las primeras. El solo hecho de quedar reducida a la condición de una oficina de prensa, es una señal inconfundible de bancarrota política.

Lo que ya deja de ser una manifestación de bancarrota para convertirse en síntoma de descomposición, es adjudicarle a la marcha de la comunidad judía un carácter menemista, cuando se asistió en ella a una de las mayores expresiones de repudio a Menem y, lo decimos nosotros, a la oportunidad de un planteamiento internacional a favor de un recambio burgués, moralizante, chachista y naturalmente pro-imperialista del menemismo, reflejado en el discurso del presidente de la DAIA, Rubén Beraja.

La marcha provocó una crisis descomunal en el gobierno. Como lo señalamos en nuestra anterior edición, el embajador de Israel se opuso a su realización, al igual que el jefe de la DAIA, y su convocatoria concluyó imponiéndose como consecuencia de un conato de “rebelión popular de las bases de la comunidad judía” (informa Joaquín Morales Solá, en Noticias). En la marcha, una judía sionista hizo lo que el Mst se niega a plantear, junto al Mas y al Pts: le gritó en la cara al riojano ¡”fuera Menem”! ( ver Clarín, 22/7/94). La masa judía y no judía que asistió a la marcha de repudio, estuvo políticamente a la izquierda de los charlatanes del Mst. Toda la prensa se vio obligada a registrar el contraste entre la marcha contra el atentando a la embajada, cuando las naves argentinas estaban en el Golfo, con Menem a la cabeza, y la marcha contra el atentado a la AMIA, de marcada hostilidad anti-menemista. La marcha formó parte del mismo proceso que encadena las elecciones del 10 de abril último, la marcha federal y el paro del 2 de agosto, y en lo que hace a su componente de clase media, sus protagonistas son los mismos.

Sólo un imbécil de mala fe puede decir que la marcha impulsó la creación de la Supersecretaría, que hasta fue rechazada por el reaccionario y menemista presidente de la DAIA. Todo lo contrario: la marcha y las otras luchas y movilizaciones populares han provocado que la SS naciera sin fuerza y semi-muerta, como lo prueban las mediocres designaciones que se hicieron para dirigirla. La SS todavía está por crearse, y lo será de la mano de la reforma ministerial promovida por la Constituyente de Menem, Alfonsin, Rico y el Chacho Alvarez.

En otro artículo del mismo periódico, Luis Zamora afirma que “Menem es responsable por los hechos de la AMIA”, lo que es bastante más que denunciar un encubrimiento “como lo hace el sionismo”. Repitiendo las pavadas de los radicales anti-alfonsinistas y del Frente Grande, Zamora adjudica esa responsabilidad al hecho de “haber alineado al país con EE.UU. e Israel en la guerra del Golfo”. De acuerdo a esta “explicación”, el atentando sería poco menos que antiimperialista. Pero ocurre que la guerra del Golfo fue contra Irak, enemigo de Siria y de Irán, los dos países a los que se les imputa el atentado. El contrasentido es completo y sirve a la tarea de confusionismo y hasta de encubrimiento que realizan el sionismo, el imperialismo y los regímenes árabes enfrascados a fondo en la “paz” con Israel.

La ignorancia no es excusa; ni en el derecho, ni en la política. Pretender convertir a la ignorancia y a la demagogia en un programa político es también un atentado criminal —esta vez contra las necesidades de emancipación social del proletariado.